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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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Andrés Valenzuela fue uno de los diez agentes del Comando Conjunto que secuestró<br />

a Ricardo Weibel ante su esposa e hijos aquella madrugada del 26 de octubre, tal y como él<br />

mismo reconoció en una de sus declaraciones juradas, y le condujeron, junto con su hermano<br />

Patricio, al centro de detención secreto conocido como “Remo Cero”, una cárcel destinada<br />

a los arrestos militares recién construida en el regimiento de Artillería Antiaérea de<br />

Colina.<br />

“Estuve con Ricardo cuando nos torturaron una noche en el mismo lugar –señala<br />

Patricio desde Suecia–. Al parecer los dos primeros días él estaba muy cerca por cuanto<br />

escuchaba sus quejidos y gritos de dolor. No tuvimos contacto hasta el quinto o sexto día,<br />

cuando le llevaron adonde me seguían torturando y le indicaron que me hablara. ‘Ya saben<br />

todo’, me dijo. Esto para mí fue una señal de que no sabían nada sobre mí. Ricardo estaba<br />

en una celda cerca del lugar donde me torturaban, ya que escuchaba sus quejidos y pedía<br />

que le llevaran un médico. Luego todo desaparecía y volvían los gritos y la música ensordecedora”.<br />

578<br />

Patricio fue acusado de ser el responsable militar del Partido Comunista en el norte de<br />

Santiago. “Me torturaron mucho, fue algo horrible, no hay palabras para explicar tanto<br />

odio, barbarie, sadismo y demencia. Me mantuvieron colgado hasta casi la locura, me bajaban<br />

para ponerme corriente, me volvían a colgar para ser golpeado en todo el cuerpo por<br />

un grupo de cinco o seis ‘valientes’ soldados; en otras oportunidades me aplicaban corriente<br />

colgado. A todos los torturaron criminalmente y a algunos todavía nos siguen torturando.<br />

Un día antes de que nos ‘liberaran’ me dijeron que rezara, que me arrodillase y bajara la<br />

cabeza; ‘reza’ me repitieron. Me sentí bien, no tuve pena ni miedo, ésa sería mi liberación y<br />

por fin terminarían las torturas. Sólo tuve rabia, sí, mucha rabia, por no haber sido capaz de<br />

defenderme, esa lección tenían que aprenderla las nuevas generaciones, pensé. Sentí la pistola<br />

en la nuca, un silencio enorme y luego un estampido ensordecedor. Silencio… Luego<br />

de algunos segundos, carcajadas y un montón de insultos y patadas por todas partes para<br />

celebrar la broma”.<br />

En los primeros días de noviembre un hecho estremecedor impactó a Ricardo Weibel.<br />

Entre diez y quince detenidos, entre ellos su compañero Humberto Fuentes (ex regidor de<br />

Renca), fueron subidos vivos y drogados a un helicóptero de la Fuerza Aérea, donde junto<br />

con soldados especiales del ejército iban Fuentes Morrison y otros jefes del Comando Conjunto.<br />

Antes de arrojar a estas personas al mar frente a San Antonio, empuñaron sus corvos<br />

y les destrozaron el estómago para evitar que sus cuerpos flotaran.<br />

578 Entrevista a Patricio Weibel. Septiembre de 2002.<br />

297

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