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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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escribió Joan en un texto lleno de hermosas metáforas e imágenes. Ante el abrupto final de<br />

tantas esperanzas, expresó su desacuerdo con la tibieza episcopal: “¿Y nuestra santa madre?<br />

No se puede improvisar. El equilibrio sólo sirve en tiempo de ‘paz”. En la parte final citó<br />

aquellas palabras de San Juan: “Si el grano de trigo no muere, no da fruto’. Es terrible una<br />

montaña quemada. Pero hay que esperar que de la ceniza mojada, negra, pegajosa, vuelva a<br />

brotar la vida. (...) Esperamos vuestra solidaridad. ¿Entendéis ahora lo que significa el cuerpo<br />

de Cristo? Si nosotros nos hundimos, es algo de vuestra esperanza lo que se hunde. Si de<br />

las cenizas alcanzamos de nuevo la vida, es algo que nace de nuevo en vosotros. Adiós. El<br />

nos acompaña siempre, dondequiera que estemos. Joan”. 169<br />

El miércoles 19 de septiembre se dirigió al San Juan de Dios a pesar de que sabía que<br />

los militares habían preguntado por él, si bien tal vez desconocía que Salomón Rex le había<br />

delatado como partidario de la Unidad Popular 170 . En los días anteriores soldados del regimiento<br />

Yungay habían registrado en varias ocasiones el centro sanitario, detuvieron a numerosos<br />

trabajadores y asesinaron a Pablo Aranda (20 años, estudiante de Medicina en la<br />

Universidad de Chile, militante de las Juventudes Comunistas), José Bagus (43 años, empleado<br />

de servicio del hospital, militante socialista), Manuel Briceño (empleado de servicio<br />

no especializado), Raúl González (31 años, funcionario del hospital), Manuel Ibáñez (25<br />

años, dirigente sindical, militante socialista) y Jorge Cáceres (28 años, funcionario del hospital).<br />

171<br />

De camino Joan se acercó al Arzobispado, donde se reunió con Paul Laurin, vicario de<br />

la zona sur, y rechazó su consejo de no regresar al hospital por el momento. “Pablo, veo la<br />

situación difícil y pido al Señor que me dé valentía. Vuelvo al trabajo porque no tengo nada<br />

que reprocharme. Sé que mis compañeros de trabajo van a sufrir mucho y quiero ser solidario<br />

estando junto a ellos. Son momentos cruciales en que uno debe ser consecuente con sus<br />

convicciones. Reza por mí”.<br />

Después visitó a Gabriela Jiménez, una compañera del MOAC, y desde su domicilio<br />

llamaron varias veces al San Juan de Dios, hacia donde partió cuando supo que los militares<br />

se habían marchado. “Le dije, poco menos que llorando, que no se fuera. Sus palabras, que<br />

jamás olvidaré, fueron: ‘El que nada hace, nada teme. Mi deber es estar en el hospital.<br />

Cuídense ustedes, que tienen hijos’. Nosotros le respondimos: ‘Juan, no te vayas, te van a<br />

matar’. ‘No importa; si me matan, me matarán. Mira Gaby, si me detienen o me pasa algo,<br />

quiero que la Iglesia no haga nada por mí, porque quiero correr la suerte de los trabajadores”.<br />

169 Sobre el último texto de este sacerdote, véase: Boero, Mario: El último escrito de Joan Alsina. Nuestra<br />

América Ediciones. Santiago de Chile, 1988.<br />

170 En un reportaje publicado en agosto del año pasado, La Nación reveló los detalles de la complicidad del<br />

doctor Rex y de otros médicos, en particular Guillermo García Nuño y Luis Augusto Schuster (amigo de<br />

Pinochet y médico de sus nietos), en el asesinato, detención o exoneración de decenas de trabajadores del<br />

hospital San Juan de Dios. La Nación, 31 de agosto de 2003. Edición digital: http://www.lanacion.cl<br />

171 Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Tomo 1. pp. 151-153.<br />

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