09.05.2013 Views

DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

entregarles la información que le exigían. “En el fondo me hicieron ver que querían presionar<br />

a mi marido con mi presencia”.<br />

Al cruzar el puente sobre el Mapocho le pusieron cinta adhesiva en los ojos y le forzaron<br />

a agacharse. “Hago notar que la crema que tenía en el rostro impidió que el scotch se me<br />

adhiriera totalmente y por este motivo al llegar a destino, levanté la cara y por entre medio<br />

pude observar que en este lugar había una puerta de madera grande, las baldosas eran<br />

blancas y negras y había un pasillo y en el centro una mesa, donde nos identificaban. A mí<br />

me solicitaron mis antecedentes y mis enseres personales; las personas que lo solicitaron<br />

eran mujeres y lo anotaron todo”. Después pudo ver que la llevaban a un sala donde había<br />

una gran cantidad de personas sentadas en hileras de sillas y notó que le ordenaron sentarse<br />

entre dos mujeres; una de ellas, María Inés Alvarado 387 , le explicó que estaban en Londres<br />

38, un inmueble situado en el centro de Santiago que hasta el 11 de septiembre perteneció<br />

al Partido Socialista.<br />

Conocida por la DINA como el Cuartel Yucatán y como la “casa de las campanas” por<br />

los prisioneros, que escuchaban el repiqueteo cercano de la iglesia de San Francisco, allí<br />

funcionó su primer gran recinto secreto de detención y tortura, donde entre enero y septiembre<br />

de 1974 centenares de personas sufrieron un permanente trato vejatorio. En este<br />

inmueble antiguo los detenidos se hacinaban en una misma habitacion y permanecían con<br />

los ojos vendados.<br />

“Pasábamos mucho frío –explicó Erika Hennings–. La temperatura era baja y no nos<br />

permitían cubrirnos con nada en la noche, pasamos hambre también porque sólo a veces<br />

nos dieron alimentos (...) y a veces nos daban agua. No nos dejaban dormir ya que en<br />

ocasiones podíamos haberlo hecho, rendidos por el sueño, pero los guardias nos daban<br />

palos en la cabeza; en otras oportunidades sentíamos los gritos de los torturadores y tampoco<br />

se podía dormir, aparte de la música que ponían a decibelios imposibles de soportar; con<br />

esto impedían que se sintieran los gritos fuera del recinto de torturas. Una vez al día nos<br />

ponían en filas para ir al baño, las mujeres separadas de los varones, nos llamaban por<br />

nuestro número o por los apellidos, nos hacían subir y bajar las escalas y darnos varias<br />

vueltas para despistarnos y después podíamos ingresar al baño, a las damas nos llevaban los<br />

guardias y éstos insistían en entrar con nosotras. El baño siempre estaba lleno de excrementos<br />

y orines, muy sucio y mal olor y mojado el piso con los orines; al lado de éste, se<br />

encontraba un lugar llamado el ‘hoyo’ y aquí metían a las personas castigadas por mirar<br />

entre las vendas o por conversar y también cuando había exceso de detenidos ahí los amontonaban<br />

a todos juntos. Nosotros nos conocíamos por las voces, por los números o por las<br />

ropas cuando nos mirábamos por entre las vendas, por los zapatos que era lo más fácil que<br />

387 María Inés, 21 años, militante del MIR, fue detenida el 17 de julio de 1974 por la DINA y desapareció<br />

de Londres 38. Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Tomo 2. p. 508.<br />

196

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!