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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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veces alegre y al mismo tiempo tomándose las cosas tan en serio, especialmente lo que tenía<br />

relación con sus responsabilidades políticas. Siempre estaba muy preocupado de mí, de su<br />

familia, y después soñaba con el nacimiento de nuestro hijo, le hablaba y le cantaba cuando<br />

se encontraba en mi vientre. Pero no puedo sacar de mis pensamientos y de mi recuerdo el<br />

verlo engrillado y casi sin poder hablar, como fue la última vez que le vi en el centro de<br />

tortura de Villa Grimaldi”.<br />

Los testimonios de varios ex detenidos nos muestran la humanidad de Manuel Cortez.<br />

Sonia Núñez declaró que, aunque el 17 de febrero estaba herido y encadenado en una de las<br />

“cajoneras”, Manuel le hizo llegar un cojín para que estuviera más cómoda y le entregó<br />

“profundas palabras de contenido humano, de estímulo, esperanza y solidaridad” 487 . El 23<br />

de febrero otro detenido, Juan Negrón, coincidió con él en el baño y pudieron conversar<br />

durante algunos instantes. “Me contó que estaba preocupado por su señora, que también<br />

estaba detenida y esperaba un hijo; me agregó que le había visto”.<br />

“En una oportunidad afuera de mi celda –recuerda Gabriela– escuché a mi esposo y al<br />

guardia que le preguntaba ‘¿Cuál es tu nombre, chino?’ ya que mi esposo tiene rasgos orientales.<br />

Este contestó y así pude reconocer su voz. En otra ocasión en que era llevada al baño<br />

por un guardia, le pedí que por favor me dejara verle y éste accedió luego de hacerme una<br />

serie de advertencias y recomendaciones; en un momento dado se me permitió quitarme la<br />

venda por unos segundos y a una cierta distancia pude ver a mi esposo, que vestía la misma<br />

ropa que le había llevado al momento de ser detenida, esto es, una camisa escocesa, pantalones<br />

negros de tricotina y unas alpargatas beige de petate. En otra ocasión posterior fui<br />

sacada a un lugar abierto a tomar el sol, ya que me sentía mal debido a mi estado de<br />

embarazo y mientras permanecía allí sentada, pude apreciar por el ruido de grilletes que se<br />

acercaban unos detenidos. A través de la venda, al mirar hacia abajo, pude vislumbrar que<br />

pasaba mi cónyuge porque logré ver sus alpargatas y el borde de su pantalón” 488 . Fue la<br />

última vez que, sin saberlo siquiera Manuel, estuvieron juntos.<br />

A pesar de su avanzado estado de gestación, Gabriela también sufrió la crueldad de los<br />

agentes de la DINA y nada más llegar a Villa Grimaldi fue sometida a un violento interrogatorio.<br />

“Me preguntaban sobre la organización del MIR y me exigían nombres de compañeros<br />

y compañeras. Me torturaron, sí. Con nueve meses de embarazo me aislaron en una<br />

pieza oscura, cerrada con candado, sin ventanas, en la que sólo cabía un camastro. A veces<br />

llevaban allí a alguien, abrían la puerta, no me decían nada y le preguntaban ‘¿es ella?’ y<br />

luego cerraban. Me golpearon, me sentaron en la ‘parrilla’, donde aplicaban electricidad.<br />

Escuché los gritos y las torturas de otros compañeros. Se vieron obligados a interrumpir lo<br />

que estaban haciendo conmigo porque el régimen aceptó reconocerme como presa ante el<br />

487 Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad.<br />

488 Vicaría de la Solidaridad: ¿Dónde están? Tomo 1. Santiago de Chile, 1979. pp. 98-99.<br />

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