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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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Angela se dirigía al garaje del edificio con los hijos de Michelle, cuando Moren Brito<br />

entró al ascensor, le saludó con cortesía y acarició la cabeza de su nieto menor. Al llegar a la<br />

planta baja este militar retirado le ayudó a salir y al acceder al aparcamiento ella le espetó:<br />

“Tengo que hablar con usted algún día”. “¿Ah sí? ¿Por qué sería?”, le respondió. “Es que<br />

nosotros nos conocimos hace muchos años”. “¿Y dónde?”. “En Villa Grimaldi”. Cuando<br />

este criminal supo con quien estaba hablando, huyó. 498<br />

Otro día volvieron a coincidir en el ascensor y Angela Jeria le interpeló. “Me siento<br />

muy contenta de haber hablado con él para decirle que no siento odio y que le compadezco<br />

por lo que hizo ya que va a vivir siempre con eso. Nunca pensé que en Chile pudieran<br />

ocurrir aquellas aberraciones. Me sentí liberada porque nunca seré como ellos”.<br />

“Siente incluso vergüenza de estar vivo”<br />

“Hicimos lo posible por encontrar a Manuel, pero todo eran negativas. Al menos<br />

pudimos sacar a mi nuera de Chile. La desaparición de un hijo, de un ser querido, es un<br />

dolor permanente, uno vive con eso, con la esperanza de encontrarle, pero nunca aparece,<br />

no se sabe de él. A mi marido le dio parálisis, ahora está en el hospital. Hemos sufrido<br />

mucho psicológicamente, es toda una vida...”. Desde la detención de Manuel, Luisa Joo<br />

realizó innumerables gestiones para obtener información sobre su paradero y dirigió cartas<br />

a los miembros de la junta militar, presentó el caso a los ministerios del Interior, Defensa,<br />

Relaciones Exteriores y Justicia, a la Secretaría Ejecutiva Nacional de Detenidos, a la Comisión<br />

de Derechos Humanos de Naciones Unidas, a la Corte Interamericana de Derechos<br />

Humanos, a la Comisión Internacional de Juristas... Inclusó llegó a escribir a la esposa del<br />

dictador. “Lucía Hiriart me respondió que lamentaba mucho no poder ayudarme porque<br />

esto competía a la DINA”.<br />

Después de que a principios de 1976 el presidente de la Corte Suprema, José María<br />

Eyzaguirre, y el ministro de Justicia visitaran Villa Grimaldi, solicitó a Eyzaguirre que se<br />

interesara por el caso de su hijo ante la junta, pero éste adujo que entre sus facultades no<br />

estaba la de interpelar al “Poder Ejecutivo” pues “ambos poderes son independientes y<br />

ninguno puede intervenir en las facultades del otro” 499 . Ninguna de sus gestiones para<br />

salvar la vida de Manuel, cuya detención la dictadura jamás reconoció, surtió efecto. También<br />

fue rechazado el recurso de amparo que presentó a favor de su hijo, su nuera y el nieto<br />

que iba a nacer.<br />

498 Villagrán, Fernando: Disparen a la bandada. Planeta. Santiago de Chile, 2002. Consultado en la edición<br />

digital del periódico La Firme en noviembre de 2002: http://www.lafirme.cl<br />

499 Después de su visita Eyzaguirre hizo pública una carta donde aseguró que en Villa Grimaldi “sólo se<br />

interroga al detenido tan pronto es privado de libertad. No existían elementos destinados a producir<br />

malos tratos”. Apsi, 27 de agosto de 1984. p. 25.<br />

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