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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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campo, en la recolección de la cosecha en el sector donde vivíamos. Carmen era muy activa,<br />

no sólo tomaba parte en esos trabajos voluntarios, sino que destacaba haciendo bien las<br />

cosas. La recuerdo alegre limpiando canaletas en la cordillera, aquél fue un bonito día...<br />

Teníamos grandes esperanzas, la gente podía estudiar, los salarios correspondían algo mejor<br />

y además uno se entregaba de lleno a la tarea fundamental de cambiar las injusticias sociales.<br />

Los jóvenes reían en las calles y eso hoy ya no se ve por acá”.<br />

El golpe de estado destruyó todas aquellas esperanzas. El 29 de septiembre de 1973<br />

efectivos de Investigaciones les detuvieron en el hospital y les llevaron al regimiento Ferrocarriles<br />

del ejército, en Puente Alto, donde Carmen fue dejada en libertad por la noche,<br />

mientras que él fue conducido al Estadio Nacional, donde permaneció tres semanas. “Recién,<br />

conversando con la mamá de Carmen, me contó que ella iba todos los días al Estadio<br />

para saber de mí. ‘Es necesario ir, puede que Max esté hasta muerto y nosotras no lo sabemos’,<br />

decía. Esa responsabilidad, su conducta coherente y en el momento necesario hacer<br />

lo que era importante... ésa era Carmencita”.<br />

Como les sucedió a decenas de miles de trabajadores, en noviembre fueron exonerados.<br />

Cuando Max fue dejado en libertad, su esposa y él conversaron acerca de la posibilidad<br />

de abandonar el país: “Oye flaco, qué hacemos, nos quedamos o nos vamos”, le preguntó,<br />

aunque le propuso permanecer en Chile. “Y así lo decidimos”. Durante tres años Carmen<br />

hizo un trabajo político clandestino, primero con los miembros de la comisión de organización<br />

de la CUT y un tiempo después empezó, al igual que Max, en el Partido.<br />

En mayo de 1976 conocieron la caída de sus compañeros en la calle Conferencia,<br />

entre ellos su gran amigo Mario Zamorano. “Carmencita trabajaba más directamente con<br />

ellos. El peligro era diario, lo vivíamos, teníamos una preocupación permanente y tomábamos<br />

las medidas de protección que podíamos, pero ahora, leyendo sobre los mecanismos<br />

de represión, me parece que fueron infinitamente mayores de lo que suponíamos”. Durante<br />

un tiempo Carmen también trabajó con Virginia González, quien la recuerda como “una<br />

persona muy entregada al trabajo político. Era una joven extraordinaria, sencilla, tenía un<br />

gran valor”.<br />

En la querella que Gregoria Peña y Max presentaron en enero de 2001 con los letrados<br />

Carmen Hertz, Eduardo Contreras e Hiram Villagra podemos leer que el 15 de diciembre<br />

de 1976 alrededor de las ocho y media de la tarde Carmen esperaba un autobús en la calle<br />

Exequiel Fernández con Rodrigo de Araya, en Ñuñoa, para regresar a su casa después de<br />

realizarse una revisión médica ya que estaba embarazada de casi seis meses. Dos hombres,<br />

entre ellos Roberto Fuentes Morrison, la secuestraron y la introdujeron en su vehículo. Por<br />

la noche Max comprendió que había sucedido “lo más grave” porque ambos cumplían de<br />

manera muy estricta todos sus horarios. “A las nueve y media Carmencita no llegó y por eso<br />

no me cupo ninguna duda de que desgraciadamente la habían detenido. La esperanza es<br />

que le hubiera pasado algo y que hubiera ido donde alguna amiga y por eso llamé a casa de<br />

unos compañeros para ver si era así. El dolor que eso significó y la expectativa de que eso no<br />

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