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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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aceptó la versión de la dictadura, explicitada por el almirante Ismael Huerta, ministro de<br />

Relaciones Exteriores, el 27 de marzo de 1974 en su respuesta a la petición de información<br />

formulada por Justino Jiménez de Aréchaga, presidente de la Comisión Interamericana de<br />

Derechos Humanos: “Charles Horman apareció muerto a bala en la vía pública en la mañana<br />

del 18 de septiembre de 1973. No ha sido posible establecer si su muerte fue provocada<br />

por alguna patrulla militar de resguardo del toque de queda y obligada a disparar en caso<br />

de que esta persona no haya obedecido a la orden de alto o si su deceso se produjo en manos<br />

de extremistas que, amparados en la impunidad de la noche, dispararon contra efectivos de<br />

las Fuerzas Armadas y de Orden como asimismo a la población civil en intentos desesperados<br />

y suicidas ”155 . Un día incluso leyeron en The New York Post las declaraciones de un<br />

miembro del Departamento de Estado que repetía los argumentos de la junta y aseguraba<br />

que Charles fue asesinado por izquierdistas. “Había tanta mentira, pero ésta fue la mayor –<br />

precisa Joyce–, publicada en los diarios de Estados Unidos”.<br />

Una vez que Ed y ella identificaron el cuerpo de Charles, regresaron a Nueva York y<br />

desde allí lo reclamaron, aunque las autoridades chilenas se negaron por “razones sanitarias”;<br />

es decir, decidieron aguardar a que las huellas de las torturas y la ejecución desaparecieran<br />

de su cuerpo. Fue el principio del otro calvario ya que a finales de marzo de 1974 Ed<br />

y Elizabeth recibieron en su casa un sorprendente telegrama de... Henry Kissinger, quien<br />

les exigió 900 dólares para la repatriación del cadáver y se atrevió a implorarles: “Acepten,<br />

por favor, nuestras más profundas condolencias por este trágico asunto”.<br />

Años más tarde Ed confesó a Thomas Hauser: “Estoy convencido de que el gobierno<br />

de Estados Unidos tuvo conocimiento previo de la ejecución de mi hijo y, posiblemente,<br />

ayudó a planificarla (...) En Chile se ha instaurado un nuevo orden y ese orden es el fascismo<br />

simple y puro. Veamos ahora cuál ha sido la actuación del gobierno estadounidense al<br />

respecto. A las dos semanas del golpe Estados Unidos reconoció a la junta militar como<br />

gobierno legítimo de Chile. Con el cuerpo de Charles todavía en el depósito de cadáveres<br />

de Santiago, el nuevo embajador chileno en Estados Unidos fue recibido por Henry Kissinger<br />

a su llegada a Washington entre abrazos y efusivas muestras de alegría. (...) Ni una sola vez<br />

se oyó en boca del gobierno de Estados Unidos una palabra de desaprobación, por suave<br />

que fuera, contra las actividades de la junta militar en 1973. Del mismo modo, tampoco se<br />

ha hecho la más mínima presión para hacer comparecer ante la justicia a las personas responsables<br />

de la muerte de Charles”. Y después de varios años de investigación sentenció:<br />

“La auténtica responsabilidad de la muerte de mi hijo fue la propia embajada de Estados<br />

Unidos. Su vida fue sacrificada para encubrir las actividades estadounidenses en Chile”.<br />

Desde 1993 Edmund Horman descansa junto a Charles en el cementerio neoyorkino de<br />

Greenwood.<br />

155 CIDH: Informe sobre la situación de los derechos humanos en Chile. 1974. Washington, 1974. Consultado<br />

en: http://www.cidh.oas.org<br />

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