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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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cementerio y su identificación. La brutalidad de aquellos oficiales quedó al desnudo ya que<br />

los especialistas del Servicio Médico Legal certificaron que trece de los quince ejecutados<br />

fueron golpeados con violencia y en reiteradas ocasiones con objetos contundentes antes de<br />

morir, como demostraban las fracturas y las lesiones en muchas de sus costillas y en la<br />

pelvis. Y diez de ellos tenían al menos un impacto de bala en el cráneo y el tórax.<br />

En 1999 Pedro Rodríguez, un oficial ya retirado destinado allí en 1973, explicó al juez<br />

que Arellano ordenó a los oficiales, entre ellos el teniente Emilio Cheyre, que remataran a<br />

los prisioneros después de que sus hombres abrieran fuego contra ellos en el polígono de<br />

pistola. A principios de 2002 el presidente Lagos designó al general Cheyre, entre los cinco<br />

nombres que le propuso el ejército, como nuevo comandante en jefe por sus “méritos militares<br />

e intelectuales” durante “una larga y exitosa carrera institucional”. Fuentes gubernamentales<br />

desmintieron que hubiera participado en violaciones de los derechos humanos. 298<br />

Hilda guarda como un tesoro las bellísimas cartas que Mario le envió desde la cárcel.<br />

Particularmente hermosa es la última, escrita horas antes de su asesinato, y que pudo encontrar<br />

en un lugar insólito. “Mario me enviaba algunas cartas con un guardia y otras no<br />

podía. Cuando estaba detenido le conseguí un colchón, que era del pololo de una de mis<br />

hijas. Cuando me entregaron sus cosas después de su asesinato, ese muchacho se llevó el<br />

colchón a su casa y cuando su mamá fue a guardarlo, sintió que había algo dentro y encontró<br />

algunas cartas y un libro que estaba escribiendo sobre la experiencia de estar en la<br />

cárcel”. Por estas circunstancias podemos leer aquellas últimas letras de Mario Ramírez,<br />

unas palabras que aún conmueven a Hilda por el amor que las inspiraron:<br />

“Mamita mía: te escribo hoy domingo 16 de octubre aprovechando un pedacito de la<br />

luz que entra por la ventanita de la puerta (10 cm x 15 cm). No sabes cuanto te recuerdo y<br />

te echo de menos. Espero que el miércoles 19 podré abrazarte y besarte. Estoy bien, algo<br />

flaco y muy cansado. Espero que tú estés tranquila y resignada, lo mismo que mi querida<br />

Anitamaria. Muchos besos grandes para las dos. Papito Mario”.<br />

Horas después Arellano y sus hombres masacraron en Copiapó a otras 16 personas:<br />

los socialistas Winston Cabello 299 (28 años, jefe provincial de la Oficina de Planificación<br />

Nacional), Agapito Carvajal (32 años, funcionario), Fernando Carvajal (30 años), Alfonso<br />

Gamboa (35 años, periodista, director de Radio Atacama), Raúl Guardia (23 años, funcionario),<br />

Pedro Pérez (29 años, profesor de la Escuela de Ingeniería en Minas de la UTE),<br />

298 Primera Línea, 19 de diciembre de 2001. http://www.primeralinea.cl<br />

299 En octubre de 2003 un tribunal de Florida condenó a Armando Fernández Larios a pagar cuatro millones<br />

de dólares a la familia Cabello por su responsabilidad en la tortura y el asesinato de Winston, tras la<br />

demanda civil presentada por su madre, Elsa Bravo, y sus hermanos. “Esta no es una victoria sólo para<br />

nuestra familia, sino para todas las familias y víctimas de la caravana de la muerte. Fernández debe ser<br />

juzgado en un tribunal penal de Chile, pero nos alegra que este proceso le haya impedido vivir impune en<br />

Estados Unidos”, aseguró la familia Cabello al conocer la primera sentencia condenatoria contra uno de<br />

los miembros de la caravana de la muerte. Consultado en: http://www.memoriayjusticia.cl<br />

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