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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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Ante las extremas condiciones metereológicas del lugar, el 6 de octubre Tohá escribió<br />

a su esposa con un lenguaje muy cuidado para sortear la censura militar: “La ropa y lo que<br />

me enviaste ha sido de gran utilidad, sólo te insisto en lo que te pedí anteriormente: una<br />

parka acolchada, ojalá con capuchón (...) He estado bien de salud y he soportado perfectamente<br />

los rigores del clima y de la situación en que me encuentro”.<br />

Los prisioneros no descuidaron su formación, de hecho José Tohá les dio algunas<br />

clases magistrales de gramática y muchos aún evocan sus reprimendas por el poco cuidado<br />

uso del castellano, y Sergio Bitar intentó enseñarles francés, Orlando Letelier, inglés y Patricio<br />

Guijón, alemán. Por su parte, José Cademártori desentrañó los conceptos básicos de la<br />

economía política y Clodomiro Almeyda disertó sobre la teoría del cambio social y no le<br />

cupo más remedio que referirse a Carlos Marx como “el barbón de marras” para despistar al<br />

militar que les vigilaba 93 . El humor era otro recurso para soportar una situación tan adversa<br />

y así, si los detenidos se arropaban con cualquiera de las prendas arrojadas por encima de la<br />

alambrada por los escasos lugareños o por los puntanerenses que visitaban a sus familiares<br />

detenidos, el doctor Edgardo Enríquez mantenía un aspecto impecable. “¿No cree, don<br />

Edgardo, que en estas circunstancias se podría sacar la corbata?”, le preguntó Aníbal Palma.<br />

Pero éste le respondió: “Mire joven, de todo lo que ha ocurrido, lo que menos me molesta<br />

es la corbata”. 94<br />

A finales de octubre les permitieron recibir libros, aunque algunos fueron requisados<br />

por su evidente contenido “subversivo” a los ojos de los cultivados oficiales, que en un texto<br />

titulado Cubismo no vieron sino una apología de los guerrilleros de la Sierra Maestra; Revolución<br />

en la física seguramente se trataba, pensaron, de un tratado de propaganda marxista;<br />

y qué decir de otro título prohibido, Crimen y castigo, obra, imaginaron, de un tipo cuyo<br />

apellido le delataba como un peligroso bolchevique.<br />

Ante las insistentes denuncias internacionales, la junta organizó una caravana de periodistas<br />

y así los chilenos leyeron que “el aspecto físico de los confinados” había mejorado<br />

de manera sustancial. “Sus rostros están tostados, producto del sol y el viento magallánicos.<br />

Todos realizan trabajos al aire libre, de acuerdo a sus posibilidades (...) La vida ordenada y<br />

al aire libre que llevan les ha cambiado sus caracteres. El comandante de la base naval<br />

Dawson contó que muchos de los detenidos llegaron con serias alteraciones nerviosas, las<br />

cuales fueron desapareciendo con el paso de los días. La mayor parte –aseguró el comandante–<br />

ya se habían olvidado de lo que era levantarse a las 7 de la mañana y acostarse a las<br />

nueve de la noche (...) Si hoy los confinados se encuentran bien –buenos y calefaccionados<br />

dormitorios, una despensa bien provista, una dieta permanente a base de carne de vacuno,<br />

servicios higiénicos, agua caliente–, dentro de algunos días estarán mucho mejor”. 95<br />

93 Vuskovic, Sergio: Dawson. Michay. Madrid, 1984. p. 131.<br />

94 La Nación, 24 de agosto de 2003. Edición digital: http://www.lanación.cl<br />

95 Ercilla, 17 de octubre de 1973. p. 16.<br />

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