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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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ocho o diez tazas de té al día, tenía muy buen tiro con la escopeta a la liebre. Era una<br />

persona bien introvertida, muy querendón de sus hijos y de sus padres. Y quería mucho a su<br />

compañera. Le recuerdo en los momentos muy bonitos cuando estábamos juntos, estábamos<br />

debajo de la araucaria de la casa, nos enseñaba a lanzar con el rifle o salíamos a montar<br />

a caballo”. Se siente muy orgulloso de ellos, de su compromiso con la libertad y el socialismo,<br />

del ejemplo de su madre como referente del más sólido proyecto de cambio democrático<br />

en Chile. “Siento hacia ellos respeto, orgullo, admiración y reconocimiento, pero esto<br />

es una cosa muy íntima mía, nunca me presento como su hijo”.<br />

Probablemente los restos de los dirigentes comunistas detenidos en Conferencia 1.587<br />

no aparecerán jamás porque hace tres años el juez Juan Guzmán intuyó que fueron sepultados<br />

con las terribles siglas “NN” en el Patio 28 del Cementerio General. “En noviembre de<br />

2000 el juez Guzmán tuvo la deferencia de invitarme a la exhumación de unos restos en el<br />

Cementerio General. Fue una de las cosas más terribles que he vivido. Fui muy temprano<br />

con Alvaro. Todo parecía indicar que allí estaban los restos de los compañeros, pero la<br />

sorpresa para el juez fue cuando le informaron de que los restos habían sido removidos y<br />

quemados a finales de los años 70. Estuvimos allí toda una mañana. El director del Cementerio<br />

tuvo que traer los expedientes de la época y los revisamos página por página”. Juan<br />

Guzmán y Gladys Marín pudieron comprobar que al menos a 16 de esos cuerpos les realizaron<br />

entonces una autopsia en el Instituto Médico Legal, pero, señala la presidenta de<br />

Partido Comunista, “han pasado ya dos años y aún no me han entregado los informes de<br />

estas autopsias, como ordenó el juez”.<br />

Aquellas 16 autopsias les dejaron helados. Los cuerpos ingresaron al Cementerio General<br />

entre el 24 de marzo y el 13 de diciembre de 1976 y correspondían a personas de entre<br />

40 y 50 años; once de ellos fueron sepultados en el Patio 28, dos en el 26, uno en el 25 y<br />

otro en el 30. Sufrieron la amputación de sus manos, aún en vida, con sierras o serruchos,<br />

les arrancaron las falanges o los dedos completos para evitar su identificación, padecieron<br />

terribles torturas, les quebraron las extremidades, les ahogaron en excrementos o les amarraron<br />

para arrojarles con pesos al cauce de algún río o directamente al mar... En 1981<br />

agentes de la dictadura exhumaron los restos y los incineraron 641 . En cambio, el informe de<br />

las Fuerzas Armadas asegura que todos aquellos dirigentes comunistas fueron lanzados al<br />

mar en mayo de 1976.<br />

Para Gladys y Alvaro la tarea fundamental no ha sido la búsqueda de los huesos de<br />

Jorge ya que creen que los gobiernos de la Concertación han presentado esta necesaria labor<br />

como la última estación del movimiento de derechos humanos. “Para mí lo más importante<br />

es la verdad –asevera Gladys–, saber por fin qué pasó, quiénes fueron los responsables,<br />

dónde estuvieron Jorge y los compañeros y después que los tribunales juzguen y condenen<br />

641 El Siglo, 10 de noviembre de 2000. Edición digital: http://www.elsiglo.cl<br />

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