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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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El 27 de junio, por el decreto-ley 527, Pinochet fue ungido como Jefe Supremo de la<br />

Nación, segundo paso hacia su ansiado reconocimiento como presidente de la República,<br />

que tuvo lugar en diciembre, con la promulgación del decreto-ley 806 381 . En su discurso<br />

reiteró que ejercería con “energía y justicia el principio de autoridad” y para ello qué mejor<br />

instrumento que su DINA, responsable de la detención, tortura, muerte y desaparición de<br />

centenares de hombres y mujeres. 382<br />

La represión se hizo aún más cruel y selectiva y su máxima expresión fue la desaparición<br />

forzada, según las pautas del terror nazi, porque con la creación de la DINA la dictadura<br />

de Pinochet recuperó la Orden Noche y Niebla que al principio de la Segunda Guerra<br />

Mundial dictó el mariscal de campo alemán Wilhelm Keitel, jefe del Estado Mayor de la<br />

Wehrmacht. Aquella Orden nació a instancias de la Gestapo, que llegó a la conclusión de<br />

que el terror sólo podía conseguirse “mediante castigos capitales o a través de medidas por<br />

las cuales los parientes de los prisioneros o la población no puedan saber de la suerte de los<br />

criminales”. Desde entonces el ejército alemán practicó detenciones de miembros de la<br />

Resistencia francesa en medio de la noche y los hizo desaparecer; o, como le gustaba decir<br />

a Hitler, se desvanecían en “la noche y en la niebla”. 383<br />

En 1993, en una entrevista concedida a la revista Cosas, Manuel Contreras recordó la<br />

“labor” de la DINA: “Fuimos el ejército de las sombras y bajo el lema ‘combatiremos en las<br />

sombras para que nuestros hijos puedan ver el sol’, llevamos a cabo durante cuatro años una<br />

lucha permanente contra la guerra clandestina que el marxismo hipócrita desencadenó”.<br />

La noche y la niebla<br />

“Alfonso me dijo que me quería y yo le dije que también le quería. Pensaba que nos<br />

encontraríamos de nuevo y dijimos que quien saliera primero para Francia esperaría al otro<br />

para aprender francés. Me dio muchos besos para nuestra hija, Natalia, porque creía que yo<br />

la vería primero. También me dijo que si le dejaban en libertad y le obligaban a exiliarse,<br />

regresaría a Chile” 384 . Erika Hennings regresa al invierno, a aquel martes 13 de agosto de<br />

1974 en que tuvo que despedirse en Londres 38 de su esposo, Alfonso Chanfreau (23 años,<br />

381 En los días posteriores al golpe de estado Pinochet dijo a La Segunda que “hubo un trato que fue en<br />

realidad de caballeros. Yo no pretendo estar dirigiendo la junta durante lo que dure ésta. Lo que haremos<br />

es rotar. Ahora soy yo. Mañana será el almirante Montero, luego el general Leigh y después el general<br />

Mendoza. No tengo interés de aparecer como una persona irremplazable. Yo no tengo ninguna aspiración<br />

y eso lo he manifestado siempre”. Apostúa, Luis: Crónicas de Chile. El Espejo. Madrid, 1974. p. 153.<br />

382 La República de Chile: 1974. Primer año de la reconstrucción nacional. Editora Nacional Gabriela Mistral.<br />

Santiago de Chile, 1974. p. 249.<br />

383 El Tribunal de Núremberg condenó a Keitel a muerte por la Orden Noche y Niebla. Ensalaco, Mark:<br />

Chile bajo Pinochet. La recuperación de la verdad. Alianza Editorial. Madrid, 2002. p. 143.<br />

384 Entrevista a Erika Hennings. Abril de 2002.<br />

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