09.05.2013 Views

DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Cuando Moy logró visitarle quedó “aterrada” y por ello el 26 de diciembre envió una<br />

carta al almirante Patricio Carvajal, ministro de Defensa: “El estado físico y anímico de José<br />

me ha impactado fuertemente, ha bajado más de diez kilos sin notarse recuperación a pesar<br />

del tratamiento intensivo de que ha sido objeto. Su debilidad física se manifiesta a simple<br />

vista por la respiración jadeante, el temblor en las extremidades y su aspecto cansado pese a<br />

llevar más de treinta días de reposo”. El gobierno ignoró esta misiva y también su petición<br />

de que fuera trasladado a Santiago en régimen de arresto domiciliario tan sólo para lograr<br />

su recuperación física y regresar después a Dawson a esperar la resolución sobre su futuro.<br />

El 28 de diciembre José Tohá tuvo que volver a la isla. Durante su ausencia los detenidos<br />

había sido trasladados a Río Chico, donde entre dos cerros habían construido un verdadero<br />

campo de concentración, con cuatro alargados barracones de madera custodiados por<br />

dos filas de alambre de púas, perros y cuatro torres de vigilancia dotadas de ametralladoras.<br />

La alimentación aún fue más deficiente: sólo lentejas, sustituidas algunas veces por porotos,<br />

acompañadas por una sopa aguada. Tohá se encontró con otros compañeros de la Unidad<br />

Popular conducidos allí durante su ausencia: Luis Corvalán, secretario general del Partido<br />

Comunista, Anselmo Sule, ex senador del Partido Radical, Pedro Felipe Ramírez, ex ministro<br />

de Minería, y Camilo Salvo, ex diputado del Partido Radical.<br />

A mediados de enero, cuando fue conducido a Santiago por el gravísimo deterioro de<br />

su estado de salud, sólo pesaba 54 kilos con toda su ropa gruesa puesta y sus zapatos del<br />

número 46. Aunque Fellay le prometió que sería llevado a su domicilio, le recluyeron en el<br />

Hospital Militar, donde tuvo una mejor alimentación y recibió la visita de su familia, incluso<br />

de sus hijos en dos ocasiones, una de ellas el 6 de febrero por su cumpleaños. Como les<br />

había ocultado su grave estado de salud, aquel día Moy intentó prepararles para evitar que<br />

se derrumbaran. “Pero estaba muy contenta de verle y casi ni me fijé –dice Carolina–. Le<br />

llevé un regalito y recuerdo que en medio de su debilidad nos expresó todo su afecto y su<br />

cariño. Compartimos con él una torta y en un momento determinado entraron los soldados<br />

y la cortaron para ver si había algo dentro”. El 16 de febrero fue trasladado al hospital<br />

de la Fuerza Aérea y esa misma noche, durante un simulacro de incendio, fue trasladado<br />

encapuchado a la Academia de Guerra Aérea, una instalación adquirida para la FACh por él<br />

mismo cuando era ministro de Defensa y convertida por los golpistas en uno de los más<br />

brutales centros de torturas. Allí prosiguieron sus interrogatorios sin esperar a que se recuperara.<br />

Dos días después Moy se entrevistó por última vez con el dictador en su despacho de<br />

la planta 22 del edificio Diego Portales. “Señora ¿qué se le ofrece?”, le espetó. Tras fijarse en<br />

unas gafas oscuras que reposaban sobre la mesa, aquéllas que grabaron en la memoria de<br />

millones de personas la imagen de la cobardía y la traición, le replicó: “Perdóneme, no<br />

vengo a hablar con el presidente de la junta, vengo a hablar con Augusto Pinochet, a quien<br />

conozco desde hace tiempo. Vengo a pedirte que me devuelvas a mi marido inmediatamente.<br />

Quiero que me lo devuelvas porque está mal, porque ha habido problemas, porque ha<br />

64

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!