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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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Alrededor de las ocho y media de la mañana varios agentes de la DINA detuvieron a<br />

Vicente y Karin. “Tocaron a la puerta, imaginaba que era algún vecino, pero abrí y vi a<br />

cuatro tipos. Uno de ellos me dijo que eran de Investigaciones y que andaban buscando a<br />

Vicente. Ahí supe de lo que se trataba. Tres hombres entraron a la pieza del fondo y uno se<br />

quedó al lado mío, no me dieron tiempo ni de responder. Trajeron a Vicente, le esposaron<br />

y le pidieron que se vistiera, que nos llevarían a un lugar para ser interrogados. Uno de ellos<br />

se metió conmigo al baño y me ordenó que me vistiera y no me dejó sola. Vicente y yo sólo<br />

nos miramos”. Con las manos esposadas y los ojos vendados fueron llevados a Santiago.<br />

“Por las descripciones que me hicieron después supe que estuvimos en el Cuartel<br />

Borgoño. Había un portón metálico, nos bajaron por unas escalas a un subterráneo, escuché<br />

un ruido de campanas, de trenes... Cuando llegamos no nos pusieron juntos. A mí me<br />

tiraron al suelo de una pieza, donde había más personas, pero nos prohibieron hablar.<br />

Después me sacaron y me pusieron en un cuarto de un metro cuadrado, sentada en una<br />

silla, esposada y vendada. Moví los pies para poder poner las manos delante y correrme un<br />

poco la venda, pude ver que era un cuarto de madera, de un metro cuadrado y de unos dos<br />

metros de alto, con una abertura arriba. Las paredes estaban manchadas de sangre”. Los<br />

platos y las tazas donde les servían la comida tenían en su borde una inscripción reveladora:<br />

“Ejército de Chile”.<br />

Aquella noche su hermana escuchó los lamentos y la respiración dificultosa del prisionero<br />

de la celda contigua, que también se percató de su presencia y le preguntó quién era,<br />

al tiempo que decía: “Mamá”, “Karin”... “Se alarmó al saber que también habíamos sido<br />

detenidas y sus inmediatas preguntas fueron ‘¿qué les hicieron?’ y ‘¿cómo están?”, declaró<br />

Kathia. Su cuñado le explicó con grandes dificultades que tenía la cabeza “llena de chichones”,<br />

la cara y la boca ensangrentadas, que apenas podía tragar saliva y que había recibido<br />

golpes en todo su cuerpo, en particular en la cabeza, el vientre y los testículos. “Me dijo<br />

finalmente que creía que no nos volvería a ver” 757 . Entonces les descubrieron y la trasladaron<br />

a otra pieza.<br />

Otros agentes de la DINA llegaron hasta el domicilio de Rita Ramírez. “Me decían<br />

que andaban buscando a mi hijo, pero ya le tenían detenido. En un momento determinado<br />

un agente dejó una carpeta y mi hija pudo ver que allí estaba la libreta de matrimonio que<br />

les dieron el día anterior a Karin y a Vicente”. Se llevaron algunas pertenencias de Vicente<br />

y bajo amenazas ordenaron a Rita y a Marlin que permanecieran en la casa. “Un día nos las<br />

ingeniamos para salir con la excusa de que llevábamos a mi nieta al hospital y dejamos<br />

prendidas todas las luces. Supimos que volvieron a buscarnos, pero ya no estábamos...”. 758<br />

También Karin fue ultrajada. “Primero me preguntaron si sabía que mi documentación<br />

era falsa y les decía que no. Me insultaban constantemente. No me preguntaron por<br />

757 Vicaría de la Solidaridad: ¿Dónde están? Tomo 7. pp. 1.889-1.892.<br />

758 Entrevista a Rita Ramírez. Agosto de 2002.<br />

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