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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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estaba presente, pero en realidad estaba ausente. Crecí en las reuniones del Chile Comité 502<br />

y notaba que la gente se encontraba mal o rara, pero nunca pensé que estuviera muerto y<br />

por eso le preguntaba a mi mamá ‘dónde está mi papá’ y como no me daba una explicación<br />

entonces me hacía aún ideas más raras”.<br />

“No hay nada que pueda afectar más a un niño que la ausencia. El tiene razón, yo no<br />

estaba –reconoce Gabriela–. Necesité trabajar terapéuticamente todo este trauma para poder<br />

conseguir una vida más o menos normal y enfrentar todos estos demonios que la dictadura<br />

despertó en mí. Espero que mis hijos quieran hacerse el mejor favor a sí mismos y<br />

logren trabajar este dolor, esta ausencia, de modo que puedan vivir el resto de sus vidas en<br />

paz, con el recuerdo intacto, pero con las cuentas saldadas”.<br />

Durante años José Miguel creyó que su progenitor estaba detenido en algún lugar de<br />

Chile, pero vivo. Confió en conocerle algún día, en sentir sus caricias, su amor, anhelaba<br />

compartir con él su vida, sus proyectos, sus sinsabores, sus ilusiones. “Siempre pensé que<br />

iba tocar el timbre en cualquier momento, pasaron años hasta que comprendí que estaba<br />

muerto”. Y lo mismo le sucedió a Gabriela, quien asumió la muerte de Manuel “luego de<br />

muchos, muchos años. El se fue muriendo muy de a poco. Me negaba a aceptar esa realidad,<br />

me aferré a la idea de que tal vez los conservaran con vida para la posibilidad de algún<br />

intercambio”.<br />

Hoy José Miguel se refiere a su padre como “un gran hombre. Realmente a mi mamá<br />

la amaba por sobre todo, fue una persona que siempre se dio a los demás, a veces quizás<br />

demasiado, si lo veo desde mi lado egoísta, y miró muy poco por sí mismo”. Y llegado a este<br />

punto ahonda en una contradicción que hace reflexionar a muchos hijos de los detenidos<br />

desaparecidos: “Una parte mía le ve como una persona que lo entregó todo en las palabras<br />

y en los hechos para transformar el país y sé que lo más grande que me pudo dejar fue una<br />

sociedad mejor, pero desde mi parte egoísta quizás me hubiera gustado que hubiera sido<br />

menos grande y valiente porque así tendría a mi padre. Te voy a poner un ejemplo: cuando<br />

Fidel fue a Chile, en 1971, mi papá fue uno de sus guardaespaldas. Fidel le pasó una tarjeta,<br />

ahora la tengo aquí conmigo, que le permitía entrar a Cuba sin problemas. Después del<br />

golpe de estado mi papá se la pasó a otro compañero porque creía que la necesitaba más.<br />

Son muy pocas las personas que hacen eso. Esto ejemplifica el dilema que te cuento: él<br />

pudo haber utilizado esta tarjeta...”<br />

No obstante, José Miguel también conoce el drama de los supervivientes. “Lo he<br />

notado en mi tío, él ha sufrido por compañeros que pensaba que salieron del país y al final<br />

murieron allí... Sufre una pena tremenda y siente incluso vergüenza de estar vivo”.<br />

502 “Chile Comité –precisa Gabriela Wenger– era un amplio movimiento de solidaridad con nuestro pueblo<br />

fundado por los suecos en apoyo al Gobierno de Salvador Allende. Después del golpe de estado recibió a<br />

los refugiados chilenos y nos agrupó en un masivo movimiento de lucha contra la dictadura”.<br />

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