Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado
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CAPÍTULO 6 115<br />
LA GUERRA CIVIL 1992-1996 Y LA APARICIÓN DE LOS TALIBÁN<br />
entonces unas vueltas por el patio y aplastó el cuerpo del reo hasta<br />
convertirlo en carne picada, ante los ojos de la guarnición y del propio<br />
Dostum” (Rashid, 2001: 94). De acuerdo con la sharia, a lo sumo<br />
habría perdido una mano. Bueno, quizá hasta un pie. Pero nada más.<br />
Rashid Dostum era así. Era su forma de mantener el orden.<br />
El caso es que bajo su mandato Mazar-e-Sharif se convirtió –<br />
quizá sin proponérselo de este modo- en un interesante experimento<br />
multicultural: uzbekos, tayikos y hazaras compartían seguridad y<br />
bienestar. Siempre y cuando no vulneraran las reglas del juego<br />
impuestas por su benefactor, claro. En este sentido, Dostum, el<br />
irascible, el cruel, el eterno confabulador, el posibilista impenitente,<br />
era también un personaje respetado y hasta venerado por los suyos.<br />
En Herat y en las tierras aledañas Ismail Khan –otro exoficial<br />
del ejército afgano de la época de Zahir Shah- va a intentar algo<br />
similar. Herat era un caso aparte en Afganistán. Ya que “los heratis se<br />
consideraban a sí mismos una comunidad sofisticada y educada que<br />
habla el lenguaje de la elite intelectual, el persa o farsi” (Raich, 2002:<br />
104). Aunque más que con la lengua -en realidad el mismo dialecto<br />
dari de otros lados- esto podía tener que ver con la dilatada tradición<br />
de ciudad cultural e intelectual que otorgaba a Herat cierta distinción<br />
desde tiempos inmemoriales.<br />
Así que Ismail Khan trató de establecer allí su propio feudo.<br />
Esta vez estamos ante un señor de la guerra tayiko, aliado del<br />
gobierno de Rabbani en Kabul. Siempre se había vinculado a Jamiate-Islami.<br />
Además, a diferencia de Dostum, Ismail Khan había<br />
fustigado a los soviéticos desde el primer día. Por lo tanto, era un<br />
hombre que merecía más confianza. De hecho él sí era un islamista<br />
convencido. Su ejército privado era más reducido que el de Dostum,<br />
pero no era problema. No se molestaban mucho. Con todo, llegó a<br />
contar con unos 20.000 hombres en sus filas. Su principal vía de<br />
ingresos provenía de las aduanas que él mismo había establecido y<br />
respecto de las cuales no rendía cuentas en Kabul. O lo hacía de forma<br />
que a la capital sólo llegara una parte insignificante de sus<br />
recaudaciones. Eso incluye el lucrativo comercio con Irán. Los pastún<br />
le caían igual de mal que a Dostum, y una de sus aficiones favoritas<br />
consistía en hacer la vida imposible a los que, como consecuencia de<br />
las políticas expansivas de Abd-al-Rahman, habían quedado