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Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

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CAPÍTULO 12<br />

LA APARICIÓN DE NUEVOS PROBLEMAS<br />

DE SEGURIDAD<br />

Lo cierto es que hacia el año 2006 se abre de nuevo la caja de<br />

Pandora. Las cifras disponibles son preocupantes. No sólo por el<br />

número de víctimas de esta novedosa pero nada inverosímil amalgama<br />

de narcoterrorismo recubierto de religiosidad. Porque en el seno de un<br />

Estado fallido al que le cuesta pasar de la fase de mero proyecto de<br />

Estado, como es y casi siempre ha sido Afganistán en su tortuosa<br />

historia, lo normal es que crezca también la delincuencia común,<br />

desideologizada. El sueño de los anarquistas se convierte en pesadilla.<br />

Supongo que ellos nunca pensaron en Afganistán. Pero suele ocurrir.<br />

No es el único caso. Ni siquiera en un análisis meramente sincrónico<br />

de la realidad. Ahora bien, a partir del año 2006 aparecen en escena<br />

problemas derivados de esa extraña mezcla de, en primer lugar,<br />

fanatismo religioso, en segundo lugar, odio al extranjero y, en tercer<br />

lugar, inconfesables intereses creados de carácter meramente<br />

crematístico.<br />

De manera que el primer ingrediente de entre los citados,<br />

quizá sazonado con el segundo, contribuye al incremento exponencial<br />

de la violencia en Afganistán. De hecho, de los tres ingredientes<br />

citados, estos dos combinan muy bien. Lo sabemos y lo ratifican otros<br />

expertos, para quienes este incremento se debe al respaldo que los<br />

talibán todavía reciben de Pakistán y a “una creciente reacción pastún<br />

contra la presencia de tropas extranjeras en suelo afgano que dura ya<br />

siete años” (Chellaney, 2009: 15). O a la combinación de ambos<br />

factores. En todo caso, la novedad radica en la difusión de los<br />

atentados suicida. Algo hasta entonces extraño a la cultura afgana.<br />

Extraño al código de honor pastún. Pero más característico de ciertas<br />

versiones de la yihad. De hecho, no nos engañemos, el suicidio está<br />

prohibido por el Islam, como por el resto de religiones que se precien.<br />

Sin embargo, esto último acaba siendo muy relativo. Paradójicamente.<br />

Puesto que los talibán y otros extremistas siempre pueden aducir que

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