Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado
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CAPÍTULO 1 33<br />
DESDE LOS ORÍGENES HASTA LA APARICIÓN DEL ESTADO<br />
(Isfahan) que se rindió a los ghilzai tras 6 meses de asedio y más de<br />
100.000 muertos, la mayoría de ellos de hambre. Corría el año 1722.<br />
Con posterioridad, los persas lograron retomar el control. Pero el<br />
genio de los ghilzai dejó una impronta indeleble en aquellas tierras<br />
(Tanner, 2009: 114-115).<br />
Mientras tanto, en aquellos tiempos el papel de muchos abdali<br />
con respecto al dominio persa era mucho más ambiguo. Bastantes de<br />
ellos sirvieron en unidades militares de elite al servicio de los persas,<br />
hasta el momento mismo de la irrupción de Ahmad Sha Abdali. De<br />
hecho, debido a esa circunstancia, combatieron a los ghilzai. Es más,<br />
el futuro primer monarca afgano también sirvió, a sueldo, en el<br />
ejército de los persas, liderando una suerte de guardia de corps<br />
formada por 400 jinetes. Sin embargo, a pesar de sus méritos, lo cierto<br />
es que históricamente los ghilzai han sido “explotados y<br />
discriminados” por los abdali/durrani (Ewans, 2002: 5). Algunos de<br />
estos recelos también llegan hasta la actualidad, como iremos viendo a<br />
lo largo de este análisis. Estas cuestiones también deberían llevarnos a<br />
la reflexión. Porque el protagonismo abdali en la aparición del Estado<br />
debería ser conveniente matizado a tenor de estos hechos. Aunque eso<br />
conlleve la revisión de cierta literatura existente. Como es el caso.<br />
Por su parte, Ahmad Sha Abdali fue, ante todo, un líder pastún,<br />
perteneciente a la tribu homónima. Así que se trata de un buen<br />
conocedor de las ventajas y los inconvenientes de liderar a sus<br />
correligionarios. Porque los pastún también son célebres por sus<br />
divisiones internas. De hecho, parece que sus constantes campañas<br />
militares y la vis expansiva mostrada a través de sus conquistas tenían<br />
una justificación de índole básicamente “interna”, a saber, mantener<br />
unidos a todos los pastún por medio de una empresa común que<br />
colmara sus aspiraciones (Ewans, 2002: 33). No por casualidad, su<br />
proyecto nace en Kandahar, zona pastún por excelencia, en la que<br />
confluyen varias tribus diferentes 4 . En esta línea, no podemos olvidar<br />
que esa va a ser la primera capital del nuevo Estado afgano (o del<br />
4<br />
A grandes trazos, puede decirse que los durrani se han extendido desde Kandahar hasta<br />
la zona de Herat, mientras que los ghilzai se ubican entre Kandahar y Ghazni. Así las<br />
cosas, Kandahar constituye una especie de zona de convergencia para ambos<br />
subgrupos. Más adelante comprobaremos que algunas políticas de los sucesivos emires<br />
afganos van a contribuir al hecho de que los pastún se fuesen distribuyendo -aunque<br />
muy desigualmente- por otras zonas del territorio afgano.