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Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

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CAPÍTULO 4 89<br />

LA MONARQUÍA DE ZAHIR SHAH (1933-1973)<br />

esos colectivos se salieran con la suya. Pero sí se mostró favorable<br />

a otorgar status oficial a la lengua de los uzbekos, baluches y<br />

nuristanos. Con lo cual no hizo más que soliviantar a los líderes<br />

tribales pastún del este de Afganistán, poco proclives a dicha<br />

inercia, que no tardaron en empuñar sus fusiles. Ante el intento de<br />

represión gubernamental, no faltaron los soldados que desertaron<br />

del ejército afgano, llevándose con ellos sus armas (Tanner, 2009:<br />

231). De manera que otra vez se pone de manifiesto la tendencia a<br />

la entropía propia de Afganistán. La situación es clara, dentro de su<br />

complejidad: si el gobierno Taraki se muestra firme en su carácter<br />

pastún, el resto de etnias se enfrentan a él. En caso contrario… lo<br />

harán los propios pastún. Así, pues, el laberinto afgano sigue<br />

haciendo de las suyas.<br />

Dadas las circunstancias, la URSS decidió intervenir en esa<br />

maraña. Si la situación en Afganistán era convulsa, la dinámica<br />

política del resto de la región no ayudaba. La URSS estaba cada<br />

vez más inquieta por el auge del islamismo, por la incapacidad del<br />

PDPA a la hora de controlar el país sin ayuda externa, y por el<br />

temor a que el fenómeno se extendiera a sus repúblicas socialistas<br />

musulmanas, ubicadas al norte del Amu Daria. El recientísimo<br />

éxito de la revolución islámica en Irán fue un aviso para navegantes<br />

y, en ese sentido, la gota que colmó el vaso de su paciencia. Así<br />

que debido a este cúmulo de motivos la URSS decidió poner toda<br />

la carne en el asador e intervenir militarmente en Afganistán.<br />

El argumento esgrimido es un clásico en las relaciones<br />

internacionales, la “agresión indirecta” que Afganistán estaría<br />

sufriendo por parte de otras potencias extranjeras debidamente<br />

conchabadas con los quintacolumnistas de turno (Zorgbibe, 1997:<br />

611). Era el precio que Moscú les hacía pagar por el atrevimiento<br />

de Daud en 1973. Pero sabemos que la versión soviética de este<br />

principio genérico era la doctrina de la “solidaridad fraterna” (sic) o<br />

de la “soberanía limitada” (esto es más propio), a veces conocida,<br />

simplemente, como Doctrina Bréznev. O, dicho con otras palabras,<br />

la cobertura ideológica de una injerencia que no conoce aval ni en<br />

las versiones más generosas de la teoría de la guerra justa. Así que,<br />

cargado de sus razones, el secretario general del PCUS dio la orden<br />

pertinente. Pero lo hizo a pesar de que su cúpula militar le

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