Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado
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122 ¿QUO VADIS AFGANISTÁN?<br />
anhelo por regresar a los primeros tiempos, en los que el discurso del<br />
profeta Mahoma se seguía sin rodeos ni subterfugios, van a llegar a<br />
convertirse en la razón de ser de los talibán. Además, estos<br />
ingredientes deben ser conjugados con la típica postura musulmana (y<br />
no sólo muslmana) según la cual cada corriente se considera a sí<br />
misma como la depositaria de la única interpretación verdadera del<br />
Credo originario. Pero esta vez, al estar sazonada de wahhabismo, esto<br />
confiere a los talibán un aire más agresivo, en pos de la unificación –<br />
forzada, llegado el caso- de los territorios que sean bajo su égida<br />
(Gohari, 1999: 39).<br />
El proyecto religioso-político que han desarrollado desde<br />
entonces se caracteriza por las numerosas restricciones que impone,<br />
sobre todo si lo cotejamos con la lógica occidental. Restricciones que<br />
se justifican por el estado de degeneración con el que decían haberse<br />
encontrado, y que operan tanto en el ámbito público como en el<br />
privado. Pero que también se integran en un nivel de discurso más<br />
conceptual. Llama la atención, por ejemplo, que se diga sin ambages<br />
que la sharia es incompatible con las elecciones generales. Porque<br />
todo gobierno debería representar los designios de Alá. Y, como es<br />
notorio, el veredicto de las urnas puede que contribuya a desplegar un<br />
gobierno de ese género, o puede que obre en la dirección opuesta. Es<br />
decir, existe el temor, razonable dentro de esta lógica, de que los<br />
gobiernos electos no sean la imagen del Islam sino de las<br />
“vulnerabilidades de las criaturas” (Gohari, 1999: 62-63). Así que,<br />
desde este punto de vista, no es conveniente dejar decisiones como la<br />
que concierne a la elección de los gobernantes en manos de la masa de<br />
los gobernados. En definitiva, los líderes religiosos que sí son<br />
auténticos conocedores del Corán son los que deben asegurar un buen<br />
gobierno, aunque el precio a pagar por ello sea, precisamente, que los<br />
beneficiarios del mismo no puedan hacer oir su voz.<br />
De esta manera cierran un debate muy interesante acerca de la<br />
relación entre democracia e Islam. Así como su posible derivado<br />
acerca de la fisionomía que debería tener la “democracia posible” en<br />
tierras del Islam. Un debate todavía vigente en otras latitudes, pero al<br />
que los talibán desean dar carpetazo. En realidad, creo que la aversión<br />
que los talibán manifiestan va aún más allá. Probablemente se trate de<br />
una alergia hacia la política como tal. Pero tiene sentido. Porque en<br />
una sociedad como la que se deduce de su interpretación del Islam,