Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado
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CAPÍTULO 4 85<br />
LA MONARQUÍA DE ZAHIR SHAH (1933-1973)<br />
En cambio, resulta más sorprendente, precisamente, que ese<br />
enfrentamiento pueda deducirse de la clásica concepción marxista<br />
de la lucha de clases, habida cuenta de la práctica inexistencia de<br />
una clase obrera articulada como tal (y con conciencia de clase) en<br />
los años 70. Claro que siempre puede aludirse –con razón- a que el<br />
experimento comunista afgano tenía mucho de leninista, en el<br />
sentido de que algunos líderes del país podían pensar que si las<br />
condiciones objetivas para implementar el socialismo no se<br />
daban… siempre podrían recrearse. Pero lo cierto es que no se<br />
daban. Así que el incipiente sistema de partidos afgano –facciones<br />
incluidas- tiene más que ver con el cleavage campo-ciudad que con<br />
el cleavage burguesía-proletariado.<br />
Lo que parece evidente es que la apertura del Estado<br />
provocada por la Constitución de 1964 dio pie a que las tensiones<br />
más o menos solapadas de la sociedad afgana salieran a la<br />
superficie y obtuvieran carta de naturaleza. Paradójicamente, la<br />
monarquía de Zahir Shah pasaba sus peores momentos tras<br />
alcanzar su reto de liberalizar el país. Su fracaso es la consecuencia<br />
más inmediata de su aparente éxito inicial. El problema es que, en<br />
tal tesitura, la monarquía corría peligro de no satisfacer a casi nadie.<br />
Ni a los comunistas, a los que en muchos aspectos se les podía<br />
quedar corta; ni a los islamistas, que ya pensaban en la manera de<br />
pararle los pies a tan atrevido rey. Ante el cariz que iban tomando<br />
los acontecimientos y con la esperanza de salvar la situación, el<br />
viejo general Daud dio un golpe de Estado en 1973. Lo hizo con el<br />
apoyo del PDPA y de las fuerzas armadas que él mismo había<br />
contribuido a modernizar algunos años antes del golpe. A Zahir<br />
Shah le ofreció un plácido exilio que no tardó en aceptar, mientras<br />
él mismo intentó apuntalar las reformas sociales y educativas más<br />
progresistas, previa proclamación de la primera República de<br />
Afganistán. República islámica, por supuesto. Pero a su manera…<br />
A fin de no soliviantar todavía más a los islamistas, Daud<br />
dio un giro a su política exterior. Visto en perspectiva, parece que<br />
Daud deseaba recuperar el ideal afgano de neutralidad en