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Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

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CAPÍTULO 10 159<br />

2001: LA ODISEA DE AFGANISTÁN<br />

incluso de que pueda comenzar su andadura. Mientras tanto, los<br />

Estados Unidos otorgan su beneplácito a los señores de la guerra<br />

dispersos por el territorio. Lejos de terminar con ellos, más bien<br />

parece que juegan esta carta. Al fin y al cabo, en Washington se<br />

comenta que esos señores de la guerra también habían contribuido a<br />

ponerles las cosas difíciles a los talibán. Se habían ganado a pulso su<br />

premio. Pero, sobre todo, habían demostrado ser eficaces.<br />

Efectivamente, sabemos que los Ismail Khan y los Rashid Dostum de<br />

turno funcionaron aceptablemente bien, en sus respectivos feudos,<br />

manteniendo la paz y el orden. E incluso desarrollando unos servicios<br />

mínimos para-estatales. Así que a ojos de los asesores de la Casa<br />

Blanca no tiene mucho sentido planificar una reconstrucción del<br />

Estado a gran escala cuando se puede ir tirando de esta manera. O eso<br />

es lo que entonces creen.<br />

Quizá ocurre que en la práctica el objetivo no ya principal sino<br />

único de la operación Libertad Duradera liderada directamente por<br />

los Estados Unidos era destruir la red de Al Qaida. Nada más. Y para<br />

lograr eso Washington confía en la ayuda que sobre el terreno pueden<br />

reportar los señores de la guerra (Fuente, 2007: 70) 3 , delegando en<br />

ellos la consecución de buena parte de sus propios objetivos. Aunque<br />

sin demasiado éxito, por lo demás. La verdad es que la situación que<br />

muy pronto empieza a generarse no tiene visos de ser muy diferente a<br />

la vivida entre 1992 y 1996. Pero eso no constituye una buena señal,<br />

porque en su día ya dio pie al nacimiento del movimiento talibán. Sin<br />

embargo, en esos momentos nadie parece advertir nada de lo que se<br />

podía estar larvando como consecuencia de esa inconciencia.<br />

Porque en realidad esta política de apoyo a los excombatientes<br />

condena a Karzai a terminar convertido en el “señor (de la guerra) de<br />

Kabul”… y poco más. Otro señor feudal, pues, aunque esta vez<br />

instituido como tal por la coalición victoriosa. Pero mermado de<br />

fuerzas propias, teniendo que soportar las de los demás y sin apenas<br />

autoridad sobre el resto de señores. En este sentido, algunos expertos<br />

opinan que Karzai ha sido la principal víctima de sus propios<br />

3<br />

No en vano, en un primer momento se opta por formalizar esa relación hasta el punto<br />

de que los diversos ejércitos privados de los señores de la guerra que derrotaron a los<br />

talibán pasan a engrosar las filas del AMF (Afghan Military Force). Eso sí, con carácter<br />

provisional, hasta que se encontrara una solución mejor.

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