Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado
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62 ¿QUO VADIS AFGANISTÁN?<br />
menos a primera vista, pues los pastún tenían una bien ganada<br />
reputación de ser especialmente cuidadosos con la conservación de las<br />
viejas tradiciones. Y en ese papel el Islam jugaba un importante rol de<br />
guía y cohesión. Por otra parte, sabemos que hasta entonces los<br />
tayikos se habían mantenido al margen de las grandes decisiones “de<br />
Estado”. Aunque no sería muy errado añadir que se habían mantenido<br />
al margen del Estado mismo. Entonces, ¿qué motivó este golpe de<br />
efecto?<br />
Una de las explicaciones más plausibles arranca de la<br />
constatación que a lo largo de los años 20 del siglo XX los tayikos<br />
más creyentes -o menos dados a renunciar a sus creencias- habían<br />
tenido que huir precipitadamente de sus tierras ubicadas al norte del<br />
río Amu Daria, en territorio ahora soviético, para dirigirse al interior<br />
de Afganistán, precisamente debido a la política marxista-leninista al<br />
respecto (Marsden, 2002: 46). Por lo tanto, entiendo que se trataba de<br />
un colectivo crecientemente sensibilizado con respecto a la cuestión<br />
religiosa. Esto ayuda a entender, por lo demás que allí donde los<br />
tayikos han tenido protagonismo, sus posturas no hayan sido mucho<br />
más moderadas que las de los pastún más conservadores en lo que<br />
concierne a cuestiones de moralidad, por ejemplo. De nuevo, enfatizo<br />
el dato porque puede ser útil para entender situaciones que se<br />
trasladan a nuestros días.<br />
La guerra civil de 1928-1929 culminó con la derrota de<br />
Amanollah (que, paradojas de la vida, terminó sus días en el exilio<br />
europeo, como también lo hizo Tarzi). Asimismo, culminó con el<br />
primer paso por el poder, en Kabul, de la minoría tayika, a través de<br />
Baccheh Saqow (que traducido significa “hijo del<br />
aguador/transportador de agua”) quien rápidamente adoptó el más<br />
egregio nombre de emir Habibollah II. Se trataba de un hombre de<br />
origen humilde que, todavía hoy, es aludido por muchos pastún como<br />
el “bandido”. Pero otro hecho que no deberíamos perder de vista de<br />
ahora en adelante es que esa privilegiada posición fue fugaz. No duró<br />
ni un año. Así que esos atrevidos tayikos ni siquiera llegaron a<br />
exiliarse (fueron ejecutados) mientras la vieja dinastía durrani se<br />
apresuraba a recoger las riendas de un Estado al que, desde un<br />
comienzo, habían patrimonializado. Por eso, los tayikos tomaron<br />
buena nota de que los pastún no iban a tolerar ingerencias de un<br />
pueblo al que, en el fondo, consideraban como extraño a su proyecto.