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Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

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86 ¿QUO VADIS AFGANISTÁN?<br />

relaciones internacionales 8 . Aunque a su manera, esto es, jugando<br />

al juego –muy afgano- de los equilibrios entre las grandes potencias.<br />

De él se decía, sin ir más lejos, que “era feliz cuando podía<br />

encender sus cigarrillos estadounidenses con cerillas soviéticas”<br />

(Jawad, 1992: 17-18). Pero a ojos de Moscú también dio señales<br />

que podían interpretarse como un giro todavía más drástico en<br />

relación con el patronazgo soviético. La verdad es que pidió ayuda<br />

a Henry Kissinger para empezar a reconstruir las deterioradas<br />

relaciones con el Irán del Sha Reza Palevi y con los propios<br />

Estados Unidos (Zorgbibe, 1997: 605 y ss.). Esto último podía ser<br />

interpretado más bien como un gesto de desaire hacia Moscú, que a<br />

la postre le resultaría caro. Aunque no deberíamos olvidar que en<br />

aquellos tiempos los Estados Unidos todavía estaban bastante bien<br />

vistos en aquella parte del mundo musulmán que no llegó a cortejar<br />

con el socialismo Ba´az. Al menos en esos casos, gozaba de mejor<br />

consideración que los ateos soviéticos.<br />

De todos modos, lo más probable es que Daud, como buen<br />

afgano, sintiera que los lazos con la URSS ya eran demasiado<br />

estrechos. Lo cierto es que cuando Bréznev lo llamó al orden en<br />

1977, Daud le respondió diciendo que los afganos toman sus<br />

propias decisiones. Pero el problema para Daud, desde entonces, ya<br />

no estaba sólo en Moscú. En realidad, debido a la peculiar relación<br />

entre el régimen soviético y el PDPA, Daud se había metido en un<br />

buen lío.<br />

Así que, rearmado de razones y no exento de ciertos apoyos<br />

(o eso creía) trató de proseguir su lucha contra el analfabetismo y<br />

de avanzar en la igualdad entre sexos durante otros cinco años.<br />

Quizá quiso emular al déspota benévolo del que hablara, como tipo<br />

ideal, el mismísimo John Stuart Mill (v. gr. Mill, 1994: 7 y 25) 9 . O<br />

8<br />

9<br />

No debemos olvidar que Afganistán fue miembro fundador del movimiento de los<br />

países no alineados, en 1955.<br />

En esas páginas John Stuart Mill alude a diversos casos en los que un pueblo requiere<br />

de las virtudes que sólo puede desplegar un gobierno despótico a fin de generar las<br />

condiciones de posibilidad para un establecimiento ulterior de las reglas del juego<br />

democrático-representativas que, como es bien sabido, son las preferidas por este autor.<br />

Esto último es importante para comprender hasta qué punto este pensador es capaz de

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