04.11.2014 Views

Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CAPÍTULO 15 223<br />

EL CASO DE LOS ACTORES REGIONALES<br />

dictaba otra sentencia. Muchos pensaban que no se debía ayudar a los<br />

Estados Unidos. Los islamistas del JUI estaban dispuestos a<br />

declararles la guerra santa. La clase media pakistaní, más moderada,<br />

aparecía desconcertada y maldecía las maniobras de su gobierno en<br />

territorio de Afganistán. Mientras que el ISI y la cúpula militar, que<br />

son los poderes fácticos que realmente están al mando en Pakistán,<br />

optaron por reconducir la situación contentando a unos y otros pero,<br />

sobre todo, tratando de salvar su política afgana. Así que con este<br />

motivo como telón de fondo se larva el golpe de estado que lleva al<br />

general Musharraf al poder, en octubre de 1998.<br />

Musharraf es un estadista interesante donde los haya. Pero<br />

buena parte de ese interés emana de sus contradicciones. O quizá sea<br />

más adecuado decir que arranca del décalage existente entre su propia<br />

percepción de la realidad y los imperativos del momento en que tuvo<br />

que dirigir las riendas de su país. Según algunos expertos, se trata de<br />

alguien que frente al islamismo desbocado latente en la sociedad<br />

pakistaní, intenta demostrar que Pakistán “es un Estado-nación como<br />

cualquier otro, para el que los intereses nacionales priman sobre la<br />

solidaridad islámica” (Roy, 2003: 51-52). Entonces, puede decirse que<br />

el proyecto político de Musharraf navega en sentido opuesto al de Zia,<br />

por ejemplo. Pero su navegación enseguida adoptó tintes dramáticos.<br />

De naufragio, más bien. Porque las consecuencas de la política radical<br />

de Zia pesaron como una losa sobre el nuevo gobierno. Musharraf<br />

termina querer contentando a todos y no satisfaciendo a nadie.<br />

Desde entonces Pakistán está a la defensiva. Cada nuevo<br />

suceso ha supuesto mayores quebraderos de cabeza. Si la onda<br />

expansiva de los atentados de 1998 llegó a Islamabad, qué decir del<br />

11-S. Va a ser la gota que colma el vaso de la paciencia<br />

estadounidense. Su intervención en Afganistán, al frente de una<br />

coalición internacional lo es también a favor de las fuerzas de la<br />

Alianza del Norte y en contra del proyecto talibán. Así que lo poco<br />

que quedaba de las aspiraciones pakistaníes se cae por los suelos en<br />

poco tiempo. Existen fundadas sospechas de que miembros del ISI<br />

huyeron junto a terroristas de Al Qaida en los dos meses siguientes, en<br />

dirección a Pakistán. Los últimos estertores del año 2001 fueron<br />

ciertamente esperpénticos, como consecuencia de la osadía pakistaní.<br />

Por una parte, se trataba de no soliviantar más a Washington y, para<br />

ello, de contribuir a la causa de la lucha anti-terrorista mediante la

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!