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Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

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156 ¿QUO VADIS AFGANISTÁN?<br />

trabajo tan solo en el sector sanitario. Pero aún esto era complicado de<br />

llevar a la práctica, pues se les exigía que no tuvieran contacto con<br />

profesionales masculinos. Las escuelas también se resintieron<br />

sobremanera en el período talibán. El Islam defiende la educación de<br />

niños y niñas, aunque sea en términos de lo que en occidente se<br />

conoce como la “educación diferenciada”. Sin embargo, los talibán<br />

cerraron las escuelas para niñas. Y las escuelas para niños se vieron<br />

indirectamente afectadas, debido a la falta de profesoras, ya que una<br />

cuota significativa de la tarea docente era desempeñada por mujeres.<br />

En honor a la verdad, hay que decir que los talibán siempre<br />

esgrimieron que estas medidas eran provisionales. Mientras<br />

gobernaron decían que estas cuestiones se iban a resolver. Pero que en<br />

esos momentos tenían cosas más urgentes en las que pensar. Ese fue<br />

su problema. Aunque más adelante volveré sobre la cuestión educativa.<br />

Porque todo parece indicar que sobre la mesa existía un debate mucho<br />

más profundo, alejado del alegato a las urgencias del momento, que<br />

muestra más crudamente las limitaciones inherentes al modelo<br />

educativo auspiciado por los talibán.<br />

La cuestión es que pese a los magníficos augurios que<br />

acompañan a las fuerzas de la coalición en sus primeros tiempos, se<br />

dejan escapar algunas oportunidades de oro. No es menor la<br />

concerniente a una hipotética captura de Osama Bin Laden para que<br />

comparezca ante los tribunales. Parece ser que huyó, en el último<br />

momento, a través de las montañas de Tora-Bora, en noviembre de<br />

2001. Algunos analistas culpan de esto a la escasa implicación de las<br />

tropas de los Estados Unidos sobre el terreno (Rashid, 2009: 123-124).<br />

Como mínimo cabría decir que no se apuraron las posibilidades. Las<br />

consecuencias de ello saltan a la vista, todavía en nuestros días.<br />

De todos modos, la gran oportunidad perdida se refiere a<br />

cuestiones más estructurales. Y se fue perdiendo poco a poco, hasta<br />

llegar al día de hoy, a través de una lenta pero interminable<br />

hemorragia de desilusión. Me refiero a la construcción de un Estado<br />

digno de tal nombre en Afganistán. Ese objetivo que nos mueve, y a<br />

veces nos conmueve, desde el inicio de este libro. En este sentido, las<br />

cabezas pensantes de Washington demuestran cierta miopía política.<br />

No está nada claro que nuestro objetivo –el de este libro- fuera el suyo.<br />

Más bien, por el contrario, su discurso y su práctica política<br />

avanzaban en otra dirección. Ni que decir tiene que la invasión de Irak,

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