Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado
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90 ¿QUO VADIS AFGANISTÁN?<br />
desaconsejó una invasión a gran escala, temiéndose lo peor<br />
(Vilanova, 2006: 85). En diciembre de 1979 sus tropas,<br />
mayoritariamente provenientes de las guarniciones del Asia Central,<br />
cruzaban la frontera en dirección a Kabul. Con ellos llegaba,<br />
incrustado en el mismo paquete 11 , el futuro hombre fuerte de<br />
Afganistán, Babrak Karmal, de la facción Parcham del PDPA. Un<br />
pastún durrani, una vez más. Con ello, cambiaban muchas cosas y,<br />
a la vez, no cambiaba nada. 232 años después de que el rey Ahmad<br />
Shah Durrani fundara el Estado afgano, esta elite seguía dirigiendo<br />
las riendas del país, con las componendas que sean, y bajo la<br />
bandera que sea. Con la sola excepción del gobierno tayiko de 1929,<br />
los pastún habían ostentado el poder de forma continuada.<br />
Pero una nube gris se cernía desde el primer momento sobre<br />
el gobierno de Karmal. En comparación con la elegante diplomacia<br />
británica de la era victoriana, con su protectorado nunca demasiado<br />
asfixiante, y con las reducidas guarniciones de soldados de Albión,<br />
lo que a finales de 1979 se le venía encima a la sociedad afgana era,<br />
decididamente, mucho más difícil de soportar por tan indómitas<br />
gentes. Y como quiera que los primeros partidos islamistas ya<br />
habían tenido ocasión de foguearse en los años anteriores a la<br />
invasión soviética, todo parecía presagiar que la estancia de los<br />
hombres del Kremlin en Afganistán iba a ser cualquier cosa menos<br />
agradable. Como así fue. Y que esa disputa podía arrastrar al<br />
cadalso a los hombres del PDPA que los apoyaron. Como<br />
asimismo sucedió.<br />
En efecto, la yihad había empezado. Con ella, aparecía en<br />
escena una nueva oportunidad para construir la nación afgana.<br />
Oportunidad no buscada, aunque aprovechable. Si años atrás el<br />
Reino Unido no había sido lo suficientemente perseverante ni lo<br />
suficientemente agobiante como para garantizar la continuidad de<br />
la unión de las tribus y de las etnias afganas, quizá las tropas de la<br />
URSS podrían actuar, muy a su pesar, como el federador externo<br />
que esa amalgama afgana requería para fusionarse. Quizá los<br />
11 No se trata de una metáfora. Karmal llegó a Afganistán en un Tu-134 junto a un<br />
contingente de tropas paracaidistas soviéticas.