Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado
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CAPÍTULO 7 127<br />
EL IMPACTO DE LA IRRUPCIÓN DE LOS TALIBÁN EN CLAVE NACIONAL<br />
seguidores. Aunque, todo hay que decirlo, ésta fue bastante más fuerte<br />
en la fase álgida del movimiento (Griffin, 2001: 12) que en nuestros<br />
días (Friedman, 2009: 7). En todo caso, su prestigio entre la población<br />
era muy grande: “Omar había emergido como un Robin Hood que<br />
ayudaba a los pobres contra los jefes rapaces (…) no pedía ninguna<br />
recompensa ni reconocimiento por parte de aquéllos a quienes<br />
ayudaba, y sólo exigía que le siguieran para establecer un sistema<br />
islámico justo” (Rashid, 2001: 51) 6 . Muchos lo hicieron.<br />
Después de todo, en la toma de Kandahar no se vertió mucha<br />
sangre. Porque, tras esos primeros avisos, apenas hubo resistencia.<br />
Como quiera que esa zona también era la tierra natal de muchos de<br />
esos primeros estudiantes del Corán, esto les aportaba un plus de<br />
legitimidad ante sus convecinos. Ni que decir tiene que pronto<br />
surgieron algunos roces. Al fin y al cabo, la interpretación del Islam<br />
que deseaban aplicar era muy estricta con las reglas de indumentaria,<br />
de moralidad privada, o de costumbres y festejos públicos. Pero no<br />
nos engañemos, en las zonas rurales de etnia pastún los talibán nunca<br />
tuvieron graves problemas. Quizá sea oportuno preguntarnos las<br />
razones de este hecho, que a ojos de muchos puede resultar<br />
contraintuitivo.<br />
La explicación de esta circunstancia es variada. Multicausal,<br />
digamos. Por una parte, porque las provincias del sudoeste de<br />
Afganistán ni siquiera habían tenido la fortuna de gozar de la<br />
protección de señores feudales fuertes. Al revés. Todo eran rencillas,<br />
ajustes de cuentas, un ir y venir de venganzas. La situación de<br />
anarquía había llegado a tal extremo en esos territorios alejados de<br />
toda autoridad que lo que en realidad se planteaba era un marco<br />
hobbesiano. En efecto. Creo que pocos habían escuchado el nombre<br />
de ese intelectual británico en Afganistán. Pero, ¿qué más da? Lo<br />
6<br />
La metáfora de Robin Hood es más que adecuada. No en vano, aunque el Islam de por<br />
sí –genéricamente considerado- considera que la limosna a los pobres es un deber de<br />
todo buen musulmán, Omar convirtió este criterio en uno de los ejes de la política<br />
talibán. Y no sólo en lo que a impuestos se refiere, sino también en lo que afecta a la<br />
regulación de la propiedad de la tierra (Gohari, 1999: 79-80). Ni que decir tiene que,<br />
posteriormente, la realidad de un conflicto interminable no menos que sus nefastas<br />
consecuencias económicas, dificultaron sobremanera la implementación de estos<br />
planes. Pero en sus primeros días en el poder, fueron parte de la capacidad de seducción<br />
talibán entre los desposeídos.