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Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

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CAPÍTULO 13 203<br />

EL DILEMA NACIONAL. AFGANISTÁN, UNA NACIÓN… PERO ¿QUÉ NACIÓN?<br />

pastún cultos, que teniendo esta lengua como materna, se<br />

desenvuelven bien en dari). Mientras que tradicionalmente los tayikos<br />

y los hazaras apenas tenían acceso real a la enseñanza de la lengua<br />

pastún y por ese motivo quedaban fuera de concurso (Newell, 1986:<br />

113). Por no hablar del colectivo uzbeko cuyos miembros, ante la<br />

carencia de una adecuada red de escuelas públicas se ven<br />

sistemáticamente expulsados de la competencia por acceder a ese tipo<br />

de puestos. Esos son los flecos a resolver. Todo dependerá del sistema<br />

educativo afgano. De sus planes de estudio, no menos que de la paz y<br />

la seguridad indispensables para que las escuelas, simplemente,<br />

funcionen. Pero lo más importante es des-dramatizar la cuestión<br />

lingüística. Y creo que, en los términos vistos, Afganistán está<br />

bastante bien posicionado para lograrlo.<br />

Claro que el reto sigue vigente, porque las cifras que se<br />

manejan lo son de gente que hablan pastún o dari. Que lo hablan.<br />

Porque Afganistán sigue siendo un país con un elevado grado de<br />

analfabetismo. La conflictividad permanente y la pobreza no están<br />

ayudando a resolver esta cuestión. Ahora bien, lo importante será que<br />

cuando se esté en condiciones de hacerlo, el Estado sea capaz de<br />

llamar a los pastún de las zonas rurales al aprendizaje del dari. Ese es<br />

el reto fundamental. Incluso en clave política, me refiero. Porque la<br />

oposición de algunos pastún del sureste de Afganistán al gobierno de<br />

Kabul suele manifestarse en términos, sobre todo, de detectar una<br />

excesiva influencia persa en la capital… aunque gobierne un durrani,<br />

claro. Pero ese Estado también debe orientar sus políticas a obrar del<br />

mismo modo con los tayikos y con los hazaras que todavía viven<br />

alejados de las escuelas. Está por ver si esto puede ser operativo. Pero<br />

depende de que se logre hacerlo que Afganistán, con toda su<br />

complejidad a cuestas, se termine convirtiendo en una nación que<br />

merezca tal nombre 1 .<br />

1<br />

Ni que decir tiene que aquí se han contemplado las posibilidades de reconstruir un<br />

entramado nacional afgano. Siempre quedaría la opción de optar por la reafirmación de<br />

las diferentes identidades étnicas como substrato de otras tantas naciones volkgeist. Lo<br />

que, en términos de policy making difícilmente podría concluir en otra cosa que no<br />

fuera una escisión del actual territorio afgano en otros tantos Estados-nación<br />

culturalmente identificables. No faltarán voces autorizadas, en los próximos años,<br />

dispuestas a reclamar una salida de este tipo. Una solución, digámoslo así, “a la<br />

Yugoeslava”. No se me escapa que ese tipo de solución ofrece algunas ventajas. Ahora

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