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Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

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CAPÍTULO 2 59<br />

UNA NACIÓN CON UN PARTO COMPLICADO<br />

En realidad, Afganistán se dedicaría en los años sucesivos a<br />

jugar a un juego peligroso, casi de funambulista, consistente en no<br />

estar demasiado mal con esa etérea entidad llamada Occidente<br />

(entonces todavía liderada por el Reino Unido, pero después por los<br />

Estados Unidos) pese a acercarse decidida y abiertamente a Rusia,<br />

recién transformada en URSS. Claro que, a su vez, este acercamiento<br />

difícilmente podía ser completamente sincero, ya que esta nueva<br />

versión del gigante euro-asiático había apostado fuerte por el<br />

materialismo marxista que, en clave religiosa, equivalía al ateísmo.<br />

Nada que pudiese interesar, al menos a primera vista, a la dinastía<br />

durrani que estaba en el poder desde la fundación de ese eterno<br />

proyecto estato-nacional afgano anclado en el sunnismo. Pero las<br />

cosas no suceden por casualidad. Este acercamiento tampoco. Lo que<br />

se había producido en el ínterin es la irrupción en la corte de Kabul de<br />

intelectuales y políticos capacitados para articular, por vez primera, un<br />

discurso auténticamente nacionalista para Afganistán. Un discurso que<br />

podríamos calificar como moderno, frente a la retahíla de conflictos<br />

tribales que hunden sus raíces en la noche de los tiempos. Un discurso<br />

que pretendía ser integrador –lo cual no significa que no mantuviera<br />

ciertos sesgos proto-pastunes- y, a la vez, aportar a Afganistán una<br />

personalidad propia frente a sus vecinos.<br />

El más sobresaliente de estos personajes fue, con diferencia,<br />

Mahmoud Beg Tarzi. Un pastún durrani de buena familia, cuyos<br />

ancestros eran de Kandahar. En realidad, su padre sufrió el exilio en<br />

Turquía, pero el nuevo emir Habibullah reclamó a Tarzi para que le<br />

auxiliara en las tareas de gobierno. Una de las principales credenciales<br />

de Tarzi era su oposición al Reino Unido y, por extensión, a cualquier<br />

forma de imperialismo europeo. Nada nuevo bajo el sol, de momento.<br />

Lo relevante del caso es que al mismo tiempo se oponía a los sectores<br />

más conservadores del islamismo afgano. El era creyente,<br />

sinceramente creyente, pero deseaba buscar una suerte de vía media<br />

entre el predominio occidental del último siglo y el inmovilismo<br />

religioso que todavía era más antiguo, sin por ello tener que abjurar<br />

del Islam. En este sentido, estamos ante alguien que, cuanto menos,<br />

merece mayor atención de la que hasta la fecha se le ha deparado. Y la<br />

merece porque se trata, sobre todo, de un personaje cuyo enfoque de la<br />

realidad afgana es muy capaz de rendir buenos dividendos en<br />

beneficio de Afganistán, todavía al día de hoy. En mi opinión, Tarzi<br />

forma parte del futuro de Afganistán.

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