Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado
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CAPÍTULO 10 157<br />
2001: LA ODISEA DE AFGANISTÁN<br />
en la primavera de 2003, complica todavía más las cosas. Porque<br />
detrae recursos escasos que hubiesen sido muy necesarios en suelo<br />
afgano. Pero, no nos engañemos. Todo parece indicar que en<br />
Afganistán nunca estuvo prevista una auténtica tarea de state building,<br />
cuando en casos como el que nos ocupa es perentorio actuar en esa<br />
dirección.<br />
Lo que se detecta en el otoño de 2001 es que hay bastante más<br />
prisa en formalizar un nuevo gobierno en Kabul. Eso sí. Pero eso no<br />
equivale necesariamente a reforzar el Estado. Puede contribuir, o no.<br />
Depende de cómo se hagan las cosas. De manera que antes de que<br />
termine ese año 2001, Hamid Karzai asume el poder. El perjudicado<br />
principal es el tayiko Burhanuddin Rabbani que teóricamente había<br />
permanecido como la cabeza visible del Estado afgano, contra viento<br />
y marea, en sus últimos tiempos de dominio talibán. Este primer<br />
gobierno de la nueva etapa es tildado de provisional a todos los<br />
efectos, por supuesto. Pero también parece claro que no se trata de una<br />
propuesta lanzada al albur. Karzai es el elegido (de Washington, entre<br />
otros) por motivos comprensibles. En primer lugar, se trata de un<br />
pastún durrani. Creo que, en ese sentido, se trata de una elección<br />
acertada. No lo planteo en términos de justicia, entiéndase bien, sino<br />
en clave más pragmática, atendiendo a eso que los expertos en<br />
realpolitik definen como prudencia política. Los motivos cabe<br />
buscarlos en la historia de Afganistán y han sido suficientemente<br />
desarrollados a lo largo del libro. En segundo lugar, pertenece a ese<br />
grupo de pastún durrani cultos, dari-hablantes, capaces de liderar un<br />
proyecto con sensibilidad hacia el resto de minorías. Al menos sobre<br />
el papel.<br />
Por lo demás, este dato corrobora que existe una brecha<br />
importante entre el colectivo pastún y los talibán. En efecto, Karzai es<br />
el reflejo de esos pastún de estirpe incuestionable que no quieren<br />
adherirse a la causa del mulá Omar y de su modelo de sociedad 1 . En<br />
realidad, son ellos los que le recriminan a Omar su mediocre árbol<br />
1<br />
En este sentido, Karzai tuvo más suerte que algunos correligionarios pastún, cuyo<br />
intento de sumarse a la aventura de la reconstrucción de Afganistán fue cortada por lo<br />
sano por los talibán. Es el caso del ex muyahidin Abdul Haq que se trasladó por vía<br />
terrestre desde su exilio en Peshawar al interior de Afganistán a mediados de octubre de<br />
2001. Pero fue detenido, torturado y asesinado por los talibán.