Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado
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CAPÍTULO 7 123<br />
EL IMPACTO DE LA IRRUPCIÓN DE LOS TALIBÁN EN CLAVE NACIONAL<br />
habría muy poco margen para la discusión. En ese caso, ¿para qué<br />
tener diferentes partidos políticos? ¿Qué podrían aportar al margen de<br />
interminables discusiones y rencillas? ¿Qué serían sino una fuente de<br />
división en el seno de la Umma? En realidad, esta perspectiva no es<br />
extraña a otros fundamentalismos. Ni siquiera es preciso que se trate<br />
de fundamentalismos religiosos 3 . La cuestión estriba en que esto sólo<br />
les deja una opción, que es seguir el consejo de su líder. Que será un<br />
líder religioso, por supuesto. Así lo indicaba el mulá Wakil Ahmed,<br />
uno de los portavoces del movimiento, cuando era interpelado al<br />
respecto: “nos atenemos a la opinión del Amir aunque sólo él<br />
mantenga dicha opinión… no habrá jefe de Estado” (Rashid, 2001,<br />
159; Marsden, 2002: 105) 4 .<br />
Otras restricciones afectan a la indumentaria, que queda<br />
perfectamente delimitada tanto para los hombres como para las<br />
mujeres. Los primeros deben vestir con el shalwar kameez, con<br />
turbante, y deben dejarse barba. Una barba del tamaño de un puño, por<br />
lo menos. En cambio, deben cortarse el pelo de sus cabezas con<br />
frecuencia. Los talibán lo prefieren corto. Por su parte, las mujeres<br />
sólo pueden salir de sus casas ataviadas con el burka 5 , que no deja a la<br />
3<br />
4<br />
5<br />
Algunos autores han relacionado el hipotético éxito del marxismo de Marx (no están<br />
pensando en el socialismo real) con la muerte de la política. Es el caso de Hannah<br />
Arendt, en su libro La condición humana y de David Held, en el capítulo<br />
correspondiente de su obra Modelos de democracia, por citar sólo a los más conocidos.<br />
Este guión se cumplió al pie de la letra. El mulá Omar se mantuvo en Kandahar cuando,<br />
dos años después de la aparición de los talibán, éstos tomaron Kabul. Oficialmente,<br />
Kabul seguía siendo la capital. Pero desde Kandahar él movía los hilos de la política<br />
afgana de forma que, en varias ocasiones, revocó decisiones tomadas previamente por<br />
los mulás aposentados en la capital.<br />
Aunque no voy a centrarme en el siempre polémico uso del burka y su peculiar relación<br />
con el Islam, no puedo resistirme a la tentación de aportar un apunte elemental y<br />
ampliamente consensuado entre los especialistas. Me refiero al hecho de que parece<br />
demostrado que dicha prenda no tiene nada que ver con el Islam entendido como tal.<br />
Técnicamente hablando, la shura 24 del Corán alude a que las mujeres deberán tapar<br />
ciertas partes de su cuerpo como muestra de pudor –para evitar que los hombres se fijen<br />
en ellas-. La cuestión es que, al margen del amplio ramillete de interpretaciones<br />
concretas que esto fomenta, es evidente que llevar el burka niega la mayor, esto es, al<br />
no dejar absolutamente nada al descubierto, dejan de tener sentido las indicaciones del<br />
Libro Sagrado, siempre tendentes a indicar qué es lo que se debe tapar y, por ende, qué<br />
es lo que no es preciso ocultar a ojos de los extraños. Por lo demás, la historia y la<br />
antropología también se revelan contra la conexión entre burka e Islam. En realidad, el<br />
burka es una prenda pre-islámica. De modo que su uso tiene más que ver con las<br />
costumbres del lugar que con la teología. A su vez, esto aporta otra prueba en la línea<br />
de considerar que los talibán –como grandes defensores del burka- representan algo