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Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

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CAPÍTULO 9 149<br />

AFGANISTÁN, LOS TALIBÁN, AL QAIDA Y BIN LADEN<br />

Lo que estaba muy claro es que por aquel entonces los talibán<br />

ni siquiera habían aparecido en escena como tales. Cuestión diferente<br />

es que ya estuvieran haciendo méritos personajes que con el tiempo<br />

acabarían ligados a este nuevo proyecto. También es evidente que Al<br />

Qaida, en cuanto tal, no tenía apenas predicación entre los milicianos<br />

afganos que entraron en Kabul en 1992, destituyendo a Najibullah. La<br />

verdad es que Al Qaida era un collage. Reunía a musulmanes de todas<br />

las etnias, bajo liderazgo árabe. Mientras que ahí los tayikos, los<br />

hazaras, los uzbekos o los nuristanos brillaban por su ausencia.<br />

Tampoco había muchos pastún. Así que en esos tiempos Al Qaida<br />

estaba más interesada en proseguir su peculiar cruzada islámica en<br />

otros países que en entrometerse en un Afganistán ya recuperado para<br />

la causa islámica. Por otro lado, el carácter tan abiertamente<br />

internacionalista de Al Qaida no era necesariamente bien visto por<br />

muchos afganos, deseosos de reforzar un proyecto de índole nacional,<br />

en el que los árabes eran vistos –no sin razón- como forasteros.<br />

Además, las relaciones entre Osama Bin Laden y Arabia<br />

Saudita se deterioraban por momentos. Sobre todo a raíz de la crítica<br />

del primero contra el gobierno de Riad por causa del apoyo que éste<br />

mostró a la campaña que los Estados Unidos lideraron en 1991 para<br />

liberar Kuwait. Le molestaba todo: que Arabia Saudita se convirtiera<br />

en un lacayo de Washington, que se enfrentara a un país hermano por<br />

motivo de religión, y que las tropas norteamericanas se aposentaran en<br />

el país que custodia los lugares más santos del Islam. Ahora bien, esta<br />

crítica fue muy mal digerida por los dirigentes alauitas. La mala<br />

relación se complicó más, si cabe, cuando Bin Laden llamó traidor al<br />

Islam a un alto dignatario saudí, en 1992, tras comprobar que meses<br />

después de la liberación de Kuwait las tropas del Tío Sam continuaban,<br />

por tiempo indefinido, en suelo saudí.<br />

Así que Bin Laden fue declarado persona non grata e hizo las<br />

maletas hacia Sudán. Ahí participó en la revolución islámica de<br />

Hassan Turabi que gozaba del apoyo de Irán, enemigo de Arabia<br />

Saudita. Lo cual parecía confirmar los temores de Riad acerca de la<br />

radicalización de quien tiempo atrás había sido uno de sus hijos<br />

predilectos. De hecho, en esas fechas se llegó a hablar de una

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