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Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado

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CAPÍTULO 9 151<br />

AFGANISTÁN, LOS TALIBÁN, AL QAIDA Y BIN LADEN<br />

cambio de que éstos reconocieran al gobierno talibán como gobierno<br />

legítimo de Afganistán (Rashid, 2001: 216). En cambio, los lazos se<br />

estrecharon a partir de agosto de 1998. Ello se debió, paradójicamente,<br />

al impacto de los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en<br />

Kenia y Tanzania, que Washington atribuyó a Al Qaida. Osama Bin<br />

Laden no admitió una implicación directa. Pero sí que él era una<br />

suerte de autor intelectual de los mismos. Los Estados Unidos<br />

respondieron lanzando varias docenas de misiles Tomahawk contra los<br />

campos de entrenamiento que los instructores de Al Qaida venían<br />

empleando en suelo afgano, en la zona de Khost, y en Jalalabad 4 . El<br />

recuento de cadáveres provocados por este ataque resultó ser una<br />

interesante muestra del mosaico en el que se podía llegar a convertir el<br />

suelo afgano: turcos, yemeníes, egipcios…y por supuesto pakistaníes.<br />

En esa acción, tantos como afganos 5 .<br />

Con lo que el desdén que los Estados Unidos venían<br />

manifestando hacia los talibán de un tiempo a esa parte, unida a la<br />

creciente influencia de Osama Bin Laden sobre los mulás talibán se<br />

encargaron de cerrar el círculo. De hecho, en una sagaz interpretación<br />

de los acontecimientos, Ahmed Rashid considera que la estrategia de<br />

Osama Bin Laden fue desde el primer momento la de contribuir al<br />

aislamiento progresivo del movimiento talibán. Porque de esta manera<br />

dependería cada vez más del apoyo de Al Qaida (Rashid, 2009: 24 y<br />

32). Si esto es verdad, cabría decir que los talibán cayeron en la<br />

trampa de Bin Laden. Y que, en pocos años, pasaron a ser rehenes de<br />

quien fuese su invitado. Aunque creo que la predisposición existía por<br />

ambos lados. En esta línea, sería conveniente recordar que Arabia<br />

Saudita rompió sus relaciones con el régimen talibán tras los atentados<br />

de agosto de 1998, al cerciorarse de este ya definitivo acercamiento<br />

entre el mulá Omar y Osama Bin Laden 6 .<br />

4<br />

5<br />

6<br />

Parece ser que esos campos de entrenamiento tenían que ver con otro conflicto: el de<br />

Cachemira. Con todo, también se trata de un conflicto que a Afganistán, qua Estado, le<br />

debería importar relativamente poco. El interés principal era, obviamente, pakistaní.<br />

En aquellas fechas, a principios del siglo XXI, la mayoría de los yihadistas controlados<br />

por Al Qaida eran saudíes, egipcios y argelinos, según comentarios del propio Bin<br />

Laden (Roy, 2003: 193). En cambio, no todos las sociedades estaban igual de bien<br />

representadas. Por ejemplo, escasean los turcos, los marroquís y los sirios.<br />

Se dice que en 1998 se convirtieron en consuegros, al casarse una hija de Bin Laden<br />

con el hijo del mulá Omar (Griffin, 2001: 215).

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