Descargar PDF - Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado
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130 ¿QUO VADIS AFGANISTÁN?<br />
se podían ver ciertas películas con la connivencia talibán. Y que una<br />
de las más vistas era… ¡Rambo III!<br />
Los talibán también fueron hábiles a la hora de procurar que<br />
alguna de las mafias más importantes de esa zona de la frontera<br />
afgano-pakistaní en la que ellos actuaban les diesen un respiro en esos<br />
primeros tiempos en el poder. Pienso, sobre todo, en el sector de los<br />
camioneros que diariamente cruzaban la frontera, provenientes de<br />
Qetta, transportando indistintamente productos legales y de<br />
contrabando. La situación era la siguiente: hasta la llegada de los<br />
talibán tenían que satisfacer una pléyade de aduanas arbitrarias -y a<br />
veces impredecibles- a los diferentes señores de la guerra. En realidad<br />
se trataba de un chantaje, o poco menos, por dejarlos circular. Con lo<br />
cual se generaba una superposición de mafias. En cambio, los talibán<br />
simplificaron el proceso. Exigieron menos pagos de aduanas y a<br />
cambio les dieron a los camioneros una seguridad de la que antes<br />
adolecían. Así que pronto se los ganaron para su causa. Esos<br />
contrabandistas salían ganando con el nuevo escenario.<br />
Yo todavía añadiría otro dato que a veces pasa desapercibido.<br />
Quizá porque con el tiempo las cosas fueron empeorando. Se trata del<br />
trato deparado por los primeros talibán a los habitantes de las<br />
poblaciones que, como en un lento pero imparable goteo, iban<br />
cayendo en sus manos. Los talibán se mostraron, al principio, muy<br />
respetuosos con la integridad física de todos. Pero, sobre todo, de los<br />
más débiles. Las mujeres, por ejemplo, no eran violadas. Las escasas<br />
propiedades que quedaran en pie, no eran saqueadas. En este sentido,<br />
los talibán eran una especie de pastún-refinados. Hicieron gala de un<br />
talante capaz de impactar positivamente entre aquellas gentes. Eran<br />
una suerte de reedición de los monjes-soldado de otros tiempos y de<br />
otras religiones. Castos y justicieros. Incorruptibles y feroces. Desde<br />
luego, no era lo peor que les había pasado a los kandaharis. Ni mucho<br />
menos.<br />
Así que entre las gentes del sur de Afganistán, cerca de la<br />
frontera pakistaní, lo único que les llamaba negativamente la atención<br />
de entre todas las prácticas talibán eran las grandes restricciones que,<br />
coherentemente con el mensaje del Islam, empezaban a imponer al<br />
negocio del opio. Efectivamente, esos castos y feroces talibán eran<br />
coherentes con su discurso. Y no parecían demasiado dispuestos a