11.07.2015 Views

Las Armas y las letras.pdf - Federación Libertaria Argentina

Las Armas y las letras.pdf - Federación Libertaria Argentina

Las Armas y las letras.pdf - Federación Libertaria Argentina

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Nombres, linajes y recorridosNombres, linajes y recorridosLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006de la sociedad a la que pertenecían; almismo tiempo, estas peticiones podíanvincularse con una creencia aún arraigada–más allá de los matices e incluso de<strong>las</strong> contradicciones– en un evolucionismooptimista de base científica, a partirdel cual era posible pensar la literaturacomo una forma más o menos directade conocimiento 26 .A propósito de Misas herejes de EvaristoCarriego, Giusti decía:Nuestros poetas de América deben proponerseel apostolado de una poesía sencilla,honda y, no de enfermizos credos,flores de un día regadas con ajenjo. Locual no significa que hayan de cantareternamente la patria, la bandera, losAndes o Manco-Capac 27 .La misma situación se registraba al ocuparsede los cuentos de Atilio Chiappori,en la que además, se ponía de manifiestoel valor del humanismo que tambiénpodía funcionar como un elemento positivoa verificar en los textos 28 :Este Borderland es una flor extraña: esun libro demasiado doloroso. Sobre suspáginas se cierne una atmósfera malsana.Por eso, expresando una opiniónpuramente personal, sin pretensiones dedespacharla como receta, gustaríame queel señor Chiappori se apartara desde yade esta literatura anormal, y nos dieracon su estilo tan propio, tan inconfundible,algún otro libro –¿cómo decirlo?–más sano, más humano...” (pág. 333).Si en relación con Horacio Quiroga,Giusti elogiaba la sencillez de la historiade Historia de un amor turbio, quesu autor “desarrolla con sólida lógicay sana naturalidad” y consideraba aesta novela digna de alabanza por el“noble verismo que sinteti[za] <strong>las</strong> realidadesde la vida interior o exterior” 29 ,no sucedía lo mismo con respecto alrelato “Los perseguidos” por su “índolepatológica, sobre la cual Quirogatiene especial dominio” (pág. 316). Elpárrafo final, y aun habiendo reconocidola pericia escritural de Quiroga,reiteraba el consejo para demandar ala literatura la inclusión de personajesy el cultivo de una temática tributariosde los parámetros de normalidadde la psiquiatría, que confirmabanalgunos otros pasajes de la nota sobreBorderland (N° 5).Y si al terminar me permitiera hacerlea Quiroga una indicación (siempre esconveniente dar consejos para manteneralto el prestigio de la crítica) le diría que,ya que se ha revelado maestro en ambaspsicologías, la normal y la mórbida, resultaríansin duda más simpáticos suslibros si se inclinara con preferencia porla primera...Como es evidente, los nombres (y esostextos) de Chiappori o Quiroga, doscultores del cuento modernista, remitíanal gusto por lo raro, la alucinación,la locura, los sueños, los personajes quemezclan lo demoníaco con lo patológico30 ; el de Gálvez, y en la reseña citada,a la influencia dominante de la poesíafrancesa a la que Giusti se oponía tantoen esta mala realización como en “<strong>las</strong>estimables aplicaciones” de Lugonesen Los crepúsculos del jardín 31 . Porsu parte, Banchs y Carriego ademásde encarnar una lengua literaria delgusto de Giusti, indicaban en poesíala preferencia por <strong>las</strong> geografías y personajesurbanos contemporáneos. Lospoemas “El café”, “Rincón de patio”,“El Cristo del juzgado” y “Bajo la lluvia”,publicados en el primer númerode Nosotros, al igual que “Hombre deNOTASla plaza” del N° 12, todos de Banchs,dan cuenta de esto. La joven tísica de“Bajo la angustia”, la costurera decentey trabajadora de “Al pasar” (N° 5) yla escena de “El camino de nuestracasa” (N° 31) de Carriego se leen enel mismo sentido. Finalmente, a estasfiguras habría que agregar al menosotras dos, cuya presencia en Nosotrosfue central en los años que analizamos,tanto por razones estéticas como porel tipo de subjetividad que representaron.El<strong>las</strong> son: Florencio Sánchezpara el teatro, y, sobre todo, Roberto J.Payró, quien para Giusti personificabacon su “vida de trabajo” y con su vastaobra “inspirad(a) en la realidad” unaliteratura destinada a “exponer, criticary remediar” 32 .1. En 1994 la obra fue reeditada por la Secretaría de Cultura de la Nación junto con Ediciones Theoría, conprólogo de Alberto Perrone.2. Según Ernesto Quesada, a la prensa diaria “(n)o se le puede pedir que lleve a cabo una empresa que no entraevidentemente en sus fines, la de llevar adelante una labor crítica –la “sana crítica”- que inculque en el públicoel gusto por <strong>las</strong> <strong>letras</strong> (p. 125)”, Reseñas y críticas, Buenos Aires, Félix Lajouane editor, 1895, pp. 119-141.3. Nosotros, Año I, T. 1, julio de 1896, pp. 161-193.4. La sección en Nosotros se llamó “Revista de revistas” y su encargado fue Alfredo Costa Rubert. Si bien fueanunciada desde el primer número, su aparición tuvo un carácter errático.5. Rama, Ángel, Rubén Darío y el modernismo, Caracas-Barcelona, Alfadil ediciones, 1985, p. 36.6. Dentro de lo que llama modernización, Rama plantea la existencia de un macroperíodo al que denomina dela cultura modernizada internacionalista que se extiende desde 1870 a 1910, año en que se inicia otro macroperíodo,el de la cultura modernizada nacionalista. Dentro del primer macroperíodo 1870-1910, distinguetres momentos: el de la cultura ilustrada (1870-1890), el de la cultura democratizada (1890-1900) y el de lacultura prenacionalista (1900-1910). Rama, Ángel, <strong>Las</strong> máscaras democráticas del modernismo, Montevideo,Fundación Internacional Ángel Rama.7. Giusti había ingresado en 1904 y concluyó sus estudios ocho años después.8. En esta revisión crítica de la producción “actual” y joven se ocupa, sorprendentemente, de Carlos Guidoy Spano, Rafael Obligado, Calixto Oyuela, Martín Coronado, Leopoldo Díaz, Enrique Rivarola, JoaquínCastellanos. Como se ve, bajo el nombre de “La Vieja Guardia” aparecen escritores ya reconocidos de distintasescue<strong>las</strong>. En ese mismo capítulo y con otro criterio de agrupamiento –no solo cronológico–, hace referenciaa aquellos poetas consagrados “por el favor popular y <strong>las</strong> antologías”. En tal grupo reúne a Diego FernándezEspiro, Francisco Soto y Calvo, Pedro J. Naón, Osvaldo Magnasco, Alberto del Solar, y a los uruguayos VictorianoMontes y Víctor Arreguine. Entre los más jóvenes objeto de su interés se encuentra, en primer término,Leopoldo Lugones a quien dedica tres escritos (el segundo capítulo y los dos artículos del Apéndice). Luego, enel capítulo que da nombre al libro, “Nuestros poetas jóvenes”, Giusti realiza un catálogo crítico del conjuntode poetas, principalmente argentinos, en el que incluye a algunos hispanoamericanos. La lista es abultada ycasi todos ellos han sido publicados en la revista Nosotros: Ernesto Mario Barreda, Enrique Banchs, Eugenio194 19502. Nombres, linajes y recorrido194-195 194-195 13/11/06 21:32:35

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!