LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Trazos malditosTrazos malditosLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006indiscutible verdad. Y, como autor, estápersuadido de que la misión de los autores,más que la de tiranos que dentro delespacio impreso que ocupan procuranhipnotizar y maniatar al lector, debeconsistir en provocar a éste a costa dedisensiones. Por lo menos, lectores capacesde disentir son los únicos que busca elautor de este libro (pág. 12).Éste es el punto de mayor continuidaden la obra de Murena: un pensamientoque se construye a fuerza de torsionarsesobre sí mismo, una interlocuciónque contempla como inicio el desencuentro.Escribir para ser discutidoy que en esa discusión aparezca unaverdad, en lugarde pretender sostenera cualquiercosto una verdadindiscutible.La crítica sobre laobra de Murenaencuentra aquí laposibilidad de unpunto ciego. Esdecir, si Murenaproclama quela misión de unintelectual esla de subvertirun conjunto devalores vigentes,sean éstos los quesean, por el hechode que allí generaráese disensonecesario paraque una cultura se mantenga viva, lapregunta es cómo leerlo. Mejor dicho,cómo leerlo sin aplanarlo sobre sabereslegitimados (con lo que podría ser unmero importador de discursos, algotorpe, algo ecléctico) y cómo leerlosin domesticarlo (imaginando que alfin de los tiempos una forma de comprensiónconsensuada sería un horizontedeseado para esa obra), cómolegitimarlo sin congelarlo (si eso fueranecesario, a riesgo de que se transformeen una excéntrica pieza de museo).Es cierto que <strong>las</strong> discusiones en <strong>las</strong> queintervenía Murena eran anacrónicas ensu momento y deben ser reconstruidaspara que esas intervenciones cobrensentido. Y también es cierto que conel paso del tiempo y los cambios en<strong>las</strong> condiciones de recepción, la obrade este escritor moderadamente maldito,puede ser mejor comprendida,explicada, justificada en sus puntosmás difíciles de sostener. Y entonces,ahora que su obra parece entrar definitivamenteen el campo de lecturas quese le había negado ostensiblemente 20en los sesenta, ahora que el paso deltiempo parece haber propiciado larecepción, parece que esas capacidadesde irritación corren riesgo.La provocación en Murena puedetener diferentes planos en el orden de<strong>las</strong> preocupaciones, tópicos o apuestasestéticas: algunos de ellos son irrepetiblesfuera del contexto histórico depublicación, otros son directamenteirrecuperables. La apuesta por remontarel ejercicio de la contradicciónentraña el riesgo de la incompatibilidadcon un ejercicio de discursocrítico que sostiene sobre una lógicademostrativa. Sin embargo hay, almenos, un plano retórico en el que laobra de Murena parece configurar sucrítica y dispararla en el mismo sentidoen que ella podría haberse proyectado.La comprensión de un pensamiento aveces supone la voluntad de captar surespiración, el horizonte incierto haciael que se dirige, el sonido desacompasadode una marcha que no tiene porqué ser lineal y progresiva. Si no hayque hacer de Murena un criminal niun santo, tampoco es necesario forzarloa ser más justo ni certero de loque se propone y puede ser. Murenainscribe su actividad intelectual en elterreno de la búsqueda de absolutossabiendo el riesgo del fracaso queentraña y con la vacilación propia dequien es consciente de ese riesgo. Yconsecuentemente con esa decisión,los ensayos críticos más lúcidos sobreMurena, que lo mantuvieron más omenos dentro del campo de lectura(un lugar marginal, pero al menos unlugar) encontraron que más allá de laposibilidad de rescatar sus sutilezas oaciertos debían ahondarse en el riesgode reposicionarlo con enunciados condensadosy provocadores. Así podemosleer tres diferentes, de distintosperíodos 21 , que tienen la capacidad deabrir discusiones a partir de su obra:Tampoco se fascinó con el chuf-chuf deSaadi-Carnot. Ni con <strong>las</strong> conversacionesde escritores. Ni con <strong>las</strong> incursionesen el género chico. Ninguna ambiciónpor fundar la esperanza. Nada deandar por los escenarios. (...) Todosvan y vienen y nadie se olvida de él.Es lógico. Uno que logró escapar en “elcrisol de la metáfora”. Uno que no sehizo escritor para gozar sino pormandato, por interés. Y no pareceque entre sus intereses estuviera elde rendir cuentas al género humano(Savino, pág. 166).[Murena] en más de un sentido, repitióa Benjamin en América Latina (...)no eludió la pobreza ni la soledad. Fueun hombre de coraje: se obstinó enatravesar los cantos de sirena sinatarse a ningún mástil, como Ulisespara evitar los peligros de su encanto(Schmucler, pág. 8).Describe allí un nexo lógico entre elmarxismo clásico, la política leninista yla forma histórica del socialismo soviético:esa articulación fue naturalmenteofensiva para la cultura de izquierdade los años sesenta y setenta. A su vez, elénfasis con que incriminó <strong>las</strong> creacionesdel liberalismo democrático, <strong>las</strong> formasculturales del capitalismo central, <strong>las</strong>derivaciones nacionalistas y totalitariasde la política moderna, tenían naturalmenteque afectar el gusto de laruda derecha argentina e incomodarla.No decimos esto a favor de esa débilcomodidad intermedia con que tresdécadas más tarde se redefinen losrevolucionarios de entonces y, losotros, tullidos doctores, juristas cómplices.Murena no escribió para ningunaiglesia (Cristófalo, pág. 101).Los resaltados son nuestros, y pretendenseñalar, no más, aquellos puntosen que el tono de la afirmación continúaaquella persecución del enunciadocondensado y provocador. Enla escritura de sus críticos más lúcidosse prolonga esa voluntad de jugar conlos absolutos, ese ejercicio de riesgoque pone la escritura al borde de laarbitrariedad, la desmesura y el error,pero que también ataca la ausencia dediscusiones, busca la ebullición en <strong>las</strong>aparentemente tranqui<strong>las</strong> aguas de laconversación académica, revuelve convoluntad de polémica. Seguramenteno son justas <strong>las</strong> diatribas de Savinocontra el campo de los escritores, probablementees desmesurada la posibilidadde repetir nada menos quea Benjamin, y es irritante el juiciogeneralizado que descerraja Cristófalo.Pero no hay por qué ser ecuánime,desapasionado ni bienintencionado enla lectura de una obra que no pretendeconcesiones y pone en duda <strong>las</strong> certezasde un pensamiento sin fisuras.222 22303. Trazos malditos.indd 222-223 13/11/06 21:39:27
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Trazos malditosTrazos malditosLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006(...) he tratado de mostrar momentosdistintos de su pensamiento, diverso yuno. Intolerable para un tiempo dondetodo parece ser comprendido para sertolerado, consensuado; donde todo esnegociable. He intentado mostrar loque podrían ser <strong>las</strong> llaves de entradapara leer su obra. Tal vez sea nuestratarea más relevante: leer a Murena(Schmucler, pág. 9).Como una descarga eléctrica residual quevulnera el apaciguamiento de los años,también en la escritura de algunos desus críticos, la obra se prolonga para queel “por qué ahora”, “por qué esto”, quesostiene cada nueva lectura, mantengala capacidad de dar sentido resistiendo lacorrosión adormilante del tiempo que aveces canoniza y ordena <strong>las</strong> voces, comomariposas pinchadas en un telgopor.NOTASOBRAS DEL AUTORCUENTO• Primer testamento, Buenos Aires, Sudamericana, 1946.• El centro del infierno, Buenos Aires, Sur, 1956.• El coronel de caballería y otros cuentos, Buenos Aires, Tiempo Nuevo, 1971.NOVELA(Serie “Historia de un día”)• La fatalidad de los cuerpos, Buenos Aires, Sur, 1955.• <strong>Las</strong> leyes de la noche, Buenos Aires, Sur, 1958.• Los herederos de la promesa, Buenos Aires, Sur, 1965.(Serie “El sueño de la razón”)• Epitalámica, Buenos Aires, Sudamericana, 1969.• Polispuercón, Buenos Aires, Sudamericana, 1970.• Caína muerte, Buenos Aires, Sudamericana, 1971.• Folisofía, Caracas, Monte Ávila, 1976 (reed, Buenos Aires, EUDEBA, 1998).POESÍA• La vida nueva, Buenos Aires, Sudamericana, 1951.• El círculo de los paraísos, Buenos Aires, Sudamericana, 1958.• El escándalo y el fuego, Buenos Aires, Sudamericana, 1959.• Relámpago de la duración, Buenos Aires, Losada, 1962.• El demonio de la armonía, Buenos Aires, Sur, 1964.• F. G.: un bárbaro entre la belleza, Buenos Aires, Tiempo Nuevo, 1972.• El águila que desaparece, Buenos Aires, Alfa <strong>Argentina</strong>, 1975. (reed, Revista Nombres, N° 7, abril-junio, 1996).ENSAYO• El pecado original de América Latina, Buenos Aires, Sur, 1954 (reed. Buenos Aires, Sudamericana, 1965).• Homo Atomicus, Buenos Aires, Sur, 1961.• Ensayos sobre subversión, Buenos Aires, Sur, 1962.• El nombre secreto, Caracas, Monte Ávila, 1969.• La cárcel de la mente, Buenos Aires, Emecé, 1971.• La metáfora y lo sagrado, Buenos Aires, Tiempo Nuevo, 1973.TEATRO• El juez, Buenos Aires, Sudamericana, 1953.DIÁLOGOS• El secreto claro (diálogos con V. J. Vogelmann), Buenos Aires, Fraterna, 1979.1. Recién en los últimos años se reeditó más de la mitad de su obra, a saber:El águila que desaparece. Revista Nombres, N° 7, abril-junio, 1996;Folisofía, EUDEBA, Buenos Aires, 1998;Ensayos sobre subversión (seguido de “El nombre secreto”), Octaedro, Barcelona, 2002;El pecado original de América Latina, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2006;Visiones de Babel, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2002 (compilación al cuidado de GuillermoPiro, que incluye la novela Caína muerte, el relato Primer testamento, una serie de cuentos, los libros de ensayosLa cárcel de la mente y La metáfora y lo sagrado y una selección poética).2. Savino, Hugo, “Murena. La palabra injusta”, Innombrable, N° 1, 1985. Publicado en la edición de EUDEBAde la novela Folisofía. <strong>Las</strong> referencias pertenecen a esta última edición.3. Para la obra de Murena agregamos una lista de sus libros publicados al final del artículo.4. “Reflexiones sobre el pecado original de América”, Verbum, N° 90, 1948.5. Único número en 1953.6. Cristófalo, Américo, “Murena, un crítico en soledad” en Jitrik, Noé (dir.), Historia crítica de la literaturaargentina. vol. X. La irrupción de la crítica, Buenos Aires, Emecé, 1999.7. En ese sentido, cf. Schmucler, Héctor, “H. A. Murena”, La Caja. Revista de ensayo negro. N° 10 noviembrediciembre,1994.8. A. A. V. V. Suicidas. Antología / Prólogo de Benjamín Prado. Madrid. Ópera prima. 2003.9. El secreto claro (diálogos con V. J. Vogelmann), Buenos Aires, Fraterna, 1979.10. “Notas sobre la crisis argentina”, Sur, N° 248, septiembre-octubre de 1957.11. Y con eso, cómplice: Afrontarse explícitamente con los adversarios me parece mucho mejor que confrontarme secretamenteconmigo mismo. Al fin de cuentas ‘el argentino silencioso’ de Mallea o el ‘teatro del silencio’ de Murena respondena la misma coartada que los ‘silencios decretados’ por los Mitre. Viñas, David, El grillo de papel, N° 2, 1960.12. Nos referimos a lo que llama “la parábola del soldado” en “El estridor del conformismo”, Ensayos sobresubversión, Buenos Aires, Sur, 1962.13. “Ensayos sobre subversión”, “Los penúltimos días” Sur N° 175, mayo de 1949; N° 176, junio de 1949; N°177, julio de 1949; N° 178, agosto de 1949; N° 179, septiembre de 1949; N° 181, noviembre de 1949; N°183, enero de 1950 y N° 186, abril de 1950.14. Prólogo a El pecado original de América.15. “El espíritu hacia <strong>las</strong> catacumbas”, Cuadernos N° 76, septiembre 1963.16. “Sobre la naturaleza del verbo”.17. En este sentido es interesante el dossier dedicado a Murena en la revista Artefacto. Pensamientos sobre latécnica, N° 4, octubre 2001, pp. 97-129.18. La cárcel de la mente es una recopilación que hace Murena de sus propios ensayos en la década en que nopublica nuevos de ensayos, sólo reedita ensayos ya publicados (El pecado original de América, El nombre secreto,La cárcel de la mente). El período va de 1962 a 1973. Este volumen en particular se caracteriza por poner laescritura en una serie de pequeños prólogos a cada ensayo, que van formando una escritura paralela que trazauna especie de autobiografía intelectual del escritor.19. Op. cit., pp. 14-48.20. Cristófalo, p. 105.21. Hasta el artículo de Cristófalo los ensayos y artículos acerca de la obra de Murena son espaciados, relativamentepocos y, en general, parecen dialogar entre sí, formando un corpus bastante particular.224 22503. Trazos malditos.indd 224-225 13/11/06 21:39:28
- Page 2 and 3:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006
- Page 4 and 5:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 6:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 11 and 12:
La imaginación críticaLA BIBLIOTE
- Page 13:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 16 and 17:
La imaginación críticaLA BIBLIOTE
- Page 18 and 19:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 20 and 21:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 22 and 23:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 24 and 25:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 26 and 27:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 28 and 29:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 30 and 31:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 32 and 33:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 34 and 35:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 36 and 37:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 38 and 39:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 40 and 41:
La imaginación críticaLA BIBLIOTE
- Page 42 and 43:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 44 and 45:
Un crítico se mide frente asu moti
- Page 46 and 47:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 48 and 49:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 50 and 51:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 52 and 53:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 54 and 55:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 56 and 57:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 58 and 59:
Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 60 and 61:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 62 and 63:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 64 and 65: Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 66 and 67: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 68 and 69: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 70 and 71: Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 72 and 73: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 74 and 75: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 76 and 77: Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 78 and 79: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 80 and 81: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 82 and 83: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 84 and 85: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 86 and 87: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 88 and 89: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 90 and 91: Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 92 and 93: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 94 and 95: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 96 and 97: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 98 and 99: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 100 and 101: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 102 and 103: Trazos malditosComo cualquier otra
- Page 104 and 105: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 106 and 107: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 108 and 109: Trazos malditosLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 110 and 111: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 112 and 113: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 116 and 117: Trazos malditosLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 119 and 120: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 121 and 122: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 123 and 124: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 125 and 126: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 127 and 128: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 129 and 130: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 131 and 132: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 133 and 134: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 135 and 136: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 137 and 138: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 139 and 140: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 141 and 142: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 143 and 144: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 145 and 146: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 147 and 148: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 149 and 150: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 151 and 152: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 153 and 154: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 155 and 156: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 157 and 158: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 159 and 160: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 161 and 162: Reflexiones sobre lacondición inte
- Page 163 and 164: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 165 and 166:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 167 and 168:
Reflexiones sobre la condición int
- Page 169 and 170:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 171 and 172:
Reflexiones sobre la condición int
- Page 173 and 174:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 175 and 176:
Reflexiones sobre la condición int
- Page 177 and 178:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 179 and 180:
GroussaquianasLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 181 and 182:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 183 and 184:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 185 and 186:
GroussaquianasLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 187 and 188:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 189 and 190:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 191 and 192:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 193 and 194:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 195 and 196:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 197 and 198:
Cada voz que emergió de lacrítica
- Page 199 and 200:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 201 and 202:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 203 and 204:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 205 and 206:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 207 and 208:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 209 and 210:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 211 and 212:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 213 and 214:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 215 and 216:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 217 and 218:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 219 and 220:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 221 and 222:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 223 and 224:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 225 and 226:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 227 and 228:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 229 and 230:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 231 and 232:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 233 and 234:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 235 and 236:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 237 and 238:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 239 and 240:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 241 and 242:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 243 and 244:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 245 and 246:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 247 and 248:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 249 and 250:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 251 and 252:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 253 and 254:
LaborbibliotecológicaDesde sus or
- Page 255 and 256:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 257 and 258:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 259 and 260:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 261 and 262:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 263 and 264:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 265 and 266:
Labor bibliotecológicaLA BIBLIOTEC
- Page 267 and 268:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 269 and 270:
Labor bibliotecológicaLA BIBLIOTEC
- Page 271 and 272:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 273 and 274:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 275 and 276:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 277 and 278:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 279:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006S