LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Nombres, linajes y recorridosNombres, linajes y recorridosLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Al hacerlo, Libertella se precave conun ajuste de términos y de conceptosque resulta fundamental. No es el éxitolo que introduce el mercado, no son<strong>las</strong> ventas cuantiosas, ni la figuración,ni la masividad: es la supervivencia. Elartista del hambre es aquí una referenciano dicha pero perceptible. Lo quehace el escritor en el mercado no es nitriunfar ni renunciar, sino sobrevivir.Y lo que Libertella considera entoncesson “<strong>las</strong> posibles estrategias literariaspara sobrevivir en el mercado”(EPRH, pág. 14) (un poco en él, unpoco contra él, un poco gracias a él),la astucia para hacer el propio negocioen un campo de posibles negocios, laperspicacia para detectar qué vías deescape ofrece el mercado para sus escritoresdesviados.En El árbol de Saussure, donde se hablade “los días de mercado” (EAS, pág.19) en una acepción eminentementebarrial, Libertella distingue con absolutaprecisión cuál es el aspecto delque es preciso recelar: la exigencia, o laambición, de masividad; la imposiciónintrusiva del criterio de lo cuantioso.Como antídoto, y no como plan defuga, Libertella luminosamente estipulaque, allí donde hay un interlocutor,hay un mercado. Recurso al menudeo,microfísica de la distribución literaria,es la admisión –también barrial– deldiminutivo: el mercadito, el negocito.No se vive ni se muere en el mercado,se sobrevive, y la manera es más ajenaal modelo de la difusión masiva que ala clásica tutela de un Mecenas (“Talvez sólo Mecenas podría ser todo elmercado” (LLA, pág. 111).Los artistas, dice Libertella, son “pobresposicionales” (EAS, págs. 85y 86). Su arte, incluso si rentado, essiempre gratuito.Lo que hace Libertella con los espaciosde la literatura no es menos significativoque lo que hace con los tiempos. Suimaginación, de hecho, y por lo tantosu repertorio metafórico, es predominantementeespacial. Libertella concibelugares, y sólo así alcanza a plantearcuáles son sus ideas de lo que sucedecon la literatura. No se trata de espacialidadesteóricas (como el espacioliterario de Blanchot o el campo literariode Bourdieu), sino de lugares concretosque le permiten figurar una manerade existir de la literatura. Cuandose plantea la definición de la literaturalatinoamericana como objeto, por lopronto, la plantea como espacialidad:como la fundación de un Continentemediante la fabricación de un ciertoespacio. La geografía es una suma deinscripciones y el estilo es un signo físicoen el mapa. Cuando, en otro momento,toma como referencia al SalónLiterario de 1837, lo hace subrayandolo que ese sitio define como ámbito: laliteratura fundada en un salón, anidadaen un salón.La imaginación topográfica de HéctorLibertella multiplica sus variantes apartir de esos orígenes así localizados.Habla entonces, con insistencia, de ungueto literario; concibe la geografía argentinacomo una isla lejana; a la literaturaestablecida la ve estancada en unfoso; para pensar la sedimentación deuna tradición habla de la acumulaciónsubterránea de “napas críticas” (NEL,pág. 17). En El árbol de Saussure disciernelugares diversos: la barra del bar,la plaza y su árbol, el gueto otra vez,la aldea global. Por fin habla tambiénde un barco, de la Librería <strong>Argentina</strong>y de los cuchicheos de palacio, y paraexpresar como topología la determinaciónde no ser transparente, piensa enuna “jaula hermética” (¡C!, pág. 192.La piensa para Jorge Bonino). Tambiénsobre este imaginario espacial searroja una pregunta sin respuesta, y sela deja colgando. Dice así: “Una escrituraque se desplaza, ¿hacia dónde?”(NEL, pág. 110).Esta pasión planométrica de Libertellareitera, si se la sigue con cuidado,siempre un mismo gesto de insistentecreación espacial: la definición variadade distintos interiores. Su mirada críticaprocede de ese modo, concibiendointerioridades, y son esos espacios interioreslos que irradian sobre sus lecturasese aire de furtividad conspirativaque tantas veces introduce para darcuenta de lo que cierta literatura hace.¿Qué otra cosa es una jaula hermética,sino un puro adentro? ¿Qué otracosa está marcando Libertella cuandodice que la vanguardia no es lo queestá más adelante, sino lo que es másíntimo? ¿Qué c<strong>las</strong>e de noción corporalestá activando cuando imagina aun Miguel de Cervantes con un LewisCarroll dentro? Libertella habla de ungueto, y después habla del baño de esegueto (para ver si tiene inscripciones ono). Habla de una librería, y despuéshabla de la trastienda de esa librería.Habla de un barco, y después habla dela bodega de ese barco, que es el lugardonde se lee y es su “cueva de resonancia”(LLA, pág.17). Libertella se valeantes que nada de una cartografía, conla que consigue espacializar a la literatura,pero en cada ocasión encuentrael modo de suscitar, en cada espacio,la interioridad correspondiente: baño,jaula, bodega, cueva, caverna, trastienda,sótano. En <strong>Las</strong> sagradas escrituras loexplicita: “una escritura de los interiores(adentro)” (LSA, pág. 187). Esosinteriores proporcionan por lo menosdos cosas: la posibilidad del sigilo, y elefecto de resonancia. Para entregar unavisión definitiva de la desproteccióndel escritor en la literatura rioplatense,Libertella propone un cuadro donde lainterioridad es muy lábil o es nula deltodo: una toldería a la intemperie. Enese espacio y en esa difícil interioridad,resume la situación del escritor aislado,desprotegido por el estado, libradoa una extraterritorialidad que es ya suhábitat. La intemperie es así la cifra delabandono. No hay resistencia, segúnparece, si no existe algún interior.Sobre la imaginación espacial así tramadaen la escritura crítica, Libertella despliegasu propia versión de la improntaagonística de la literatura. Porque quedaclaro que su enfoque recupera, en estesentido, la tradición vanguardista delarte como campo de luchas. Hereda esavisión y hereda sus palabras: combate,estrategia, táctica, ataque y resistencia,atentado, enemigo, aliado, y por supuestola noción misma de vanguardia,con su consabida inspiración militar.Claro que, signadanotoriamentepor la imaginaciónespacial deLibertella, esta dimensiónagonísticade conflictoo de guerra asumecaracterísticasparticulares. Elcombate se definemenos como uncierto suceder quecomo un ciertoposicionarse. Eltítulo de una de sus nove<strong>las</strong> lo resumebien: Personas en pose de combate. Todaguerra es para Libertella una guerra deposiciones y para resolverse o decidirsele basta con la pose. Así es que imperael espacio. Para la escritura se puntualizaque toda táctica es sintáctica, yla sintaxis no es otra cosa –lo dice laHéctor Libertella hace de laliteratura un arte del sigiloy de la lucha silenciosa. Unaconsecuencia, tal vez impensadapero nada menor, deltrastrocamiento crítico de <strong>las</strong>cronologías y del desafío a lanoción de progreso, es queeste combate carece de desenlace.Al igual que el puroposicionamiento, que le da sutono, su destino es cambiar yes también permanecer.142 14302. Nombres, linajes y recorrido142-143 142-143 13/11/06 21:31:45
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Nombres, linajes y recorridosNombres, linajes y recorridosLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006etimología– que “el arte de disponer”(por ejemplo en LSE, pág. 46). Estabelicosidad aquietada, esta belicosidadsuspendida en la paciencia, deja a Libertellamás cerca de Sun Tzu que deMaquiavelo o de Von Clausewitz. Lafijación territorial habilita un modelode hostigamiento inmóvil. Esta guerrase libra en estado de detención; con lapose de combate es suficiente, porquese trata de un combate en pose o de uncombate de poses. Así concibe entoncesLibertella al escritor: “inmóvil o fijo ensu sitio, pero todo el tiempo fuera de sí”(EPRH, pág. 36). Y entonces piensa asía esa cárcel del lenguaje que desplegaraFredric Jameson (o a su propia jaulahermética): como la posibilidad de “decirlotodo sin moverse de los límites desu propia materia” (LSE, pág. 75).Para entender del todo la escena bélicaque despliega Libertella (hasta donde“entender del todo” es posible, o inclusopertinente, cuando se trata de él),es preciso recuperar esa cualidad determinantede su dispositivo espacial: sucapacidad de producir interioridades.Porque así se activa un aspecto definitoriode este combate posicional. “Internalizarla voz del enemigo” (EPRH,pág. 89), para el caso, es un recursociertamente destacado. Y lo es tambiéneste otro: el que pergeña Libertella alpostular que hay una vanguardia evolutivay detectada, pero hay otra quesimula y disimula escondida en uncaballo de Troya. La pose de combateobtiene así, del nutrido sistema de interioridadesespaciales, su estratagemay su chance, su sigiloso crédito parauna victoria secreta. No hay guerra sinla cavidad de este caballo y no la haysin <strong>las</strong> cuevas subterráneas: la perspectivacrítica de Libertella va desde Homerohasta Los pichiciegos de Fogwill(cuya versión de la guerra de Malvinasprivilegia igualmente lo que es la purasupervivencia). Guerra de astucia, demáscara y de disfraz, una clave de sutranscurso radica en la multiplicacióninestable de <strong>las</strong> tácticas a emplear. Poreso especula Libertella con la plurideterminacióndel que escribe. El objetivono es único ni es siempre el mismo.No tiene por qué serlo siempre el sentidoclásico, pero tampoco tiene porqué serlo siempre la ruptura. La vanguardia,por ejemplo, también puedeejercer cínicamente la prosa transparentey comunicativa. La eficacia puedemedirse en el uso de lo transparenteo en el uso de lo opaco, puede ser operativooscurecer pero también puedeserlo explicitar. Lo evidente es que sepuede prescindir de propuestas y estrategiasfijas y simplemente funcionar,y que no hay que hacer siempre lomismo (como se afirma en Personas enpose de combate: “Pronto se acabaránlos esteticismos y habrá que cambiar<strong>las</strong> tácticas” (PPC, pág. 87).Combate de camuflaje, pura táctica yno estrategia, destreza para la variacióncoyuntural, para la adaptacióna cada circunstancia y a cada momento.Significativamente, la posede combate se desliza entonces haciala guerra de guerril<strong>las</strong> (y de Sun Tzual Che Guevara). Héctor Libertellahace de la literatura un arte del sigiloABREVIATURAS Y REFERENCIAS DE LOS TEXTOS CITADOSy de la lucha silenciosa. Una consecuencia,tal vez impensada pero nadamenor, del trastrocamiento críticode <strong>las</strong> cronologías y del desafío a lanoción de progreso, es que este combatecarece de desenlace. Al igualque el puro posicionamiento, que leda su tono, su destino es cambiar yes también permanecer.ECH: El camino de los hiperbóreos, Paidós, Buenos Aires, 1968.PPC: Personas en pose de combate, Corregidor, Buenos Aires, 1975.NEL: Nueva escritura en Latinoamérica, Monte Ávila, Buenos Aires, 1977.¡C!: ¡Caverníco<strong>las</strong>!, Per Abbat, Buenos Aires, 1985.EPRH: Ensayos o pruebas sobre una red hermética, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1990.LSE: <strong>Las</strong> sagradas escrituras, Sudamericana, Buenos Aires, 1993.NRA: “Prólogo. ¿Hay fantasmas en la Biblioteca de Babel?”, en El nuevo relato argentino, Monte Ávila, Caracas, 1996.MS: Memorias de un semidiós, Perfil, Buenos Aires, 1998.EAS: El árbol de Saussure. Una utopía, Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2000.L: “Prólogo. La propuesta y sus extremos”, en Literal 1973-1977, Santiago Arcos, Buenos Aires, 2002.LLA: La Librería <strong>Argentina</strong>, Alción, Córdoba, 2003.144 14502. Nombres, linajes y recorrido144-145 144-145 13/11/06 21:31:47
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