LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Nombres, linajes y recorridosNombres, linajes y recorridosLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006No hay política y economía por un ladoy arte, vida y sociedad por el otro. Sólohay un todo indiscernible: vida, política yarte a la vez; economía y vida a la vez.No obstante, <strong>las</strong> condiciones generalesde la c<strong>las</strong>e, o aun de la masa, no explicanlo particular. Lo que sucede es locontrario, lo particular habrá de explicarlo general. En cierto modo, todosujeto, al leerse en el personaje novelesco,contempla su propia excepcionalidad.Si bien el hombre, según unafrase de Marx que comenta Masotta,es el “producto” de sus condicioneseconómicas, también sobrepasa “enmucho” esas condiciones. ¿Qué seríaese exceso del producto sobre sus condiciones,que Marx indica como unpunto ciego donde los determinismosse suspenderían?Frase difícil –interpreta Masotta– enla que el hombre es pensado como absolutamentelibre y como absolutamentedeterminado a la vez.Y justamente Masotta va a leer en Arltel despliegue de esta contradicciónentre libertad y determinación, entrevoluntad y destino. Sólo que este aparenteconflicto ideal se impregnaríade realismo debido a que <strong>las</strong> voluntadesestán circunscriptas, de algunamanera encerradas por lo patológico,por un origen traumático y olvidadoque impide decidirse en el mismomomento en que fuerza la decisión,mientras que el destino está marcadopor una estructura económica, el origende c<strong>las</strong>e. El principal hallazgo dellibro de Masotta consistirá en leer launidad de ambos factores: el traumasexual y la conducta de c<strong>las</strong>e, el dineroy la traición.Pero esas determinaciones, ¿son <strong>las</strong> deArlt o son <strong>las</strong> de Masotta? ¿Cómo esque lo determinante encuentra su críticaen una conciencia que supera suorigen aunque no pueda dejar de conservarlodentro de sí? En el momentode escribir su libro, Masotta todavíacree en la posibilidad de modificaciones,en una especie de progresismo dela lucidez, de tal manera que escribe:“Para cambiar es necesario comenzarpor no ser lo que se es y llevar en síla posibilidad de convertirse en loque no se es”. Por consiguiente, paraque existiera esa posibilidad deberíahaber un momento puramente negativoen la conciencia, que se negaríaa sí misma y se volvería otra. Dichoinstante de autonomía, instante crítico,es el fundamento de la libertadque Sartre no podía dejar de salvar.Pero lo que expresan los personajes deArlt sería el carácter ilusorio de todalibertad, debido a que <strong>las</strong> causas de losactos resultan demasiado complejas ose han sustraído de la conciencia. Así,Erdosain, por ejemplo, es lo que es, nopuede cambiar, ha padecido un origenque no se revela y que nunca deja devolver. Aunque Masotta descarta rápidamenteel lado subjetivo, la infanciaescondida del personaje, y piensa lotraumático desde una óptica social, dec<strong>las</strong>es. Si Erdosain parece tener unaventaja sobre los otros miembros de sucomunidad secreta, porque pertenecea la c<strong>las</strong>e media y desde allí contemplaa esa banda de marginales, no obstantepadece la máxima humillaciónporque su conciencia está fijada por elvalor de <strong>las</strong> c<strong>las</strong>es altas. En ascenso oen descenso, esa conciencia no puededesprenderse de lo que es, y por otrolado, no tiene lugar propio, siemprese ubica un poco más abajo de lo quesupone que le corresponde y aspira aestar más arriba de lo que sabe que losotros van a suponer que le corresponde.Así la c<strong>las</strong>e se vuelve un destino, elmovimiento de un péndulo que osci<strong>las</strong>in descanso entre el resentimiento yel esnobismo.El mismo Masotta, en esa revisiónautobiográfica que se titula “RobertoArlt, yo mismo”, hablará de la angustiapor escapar de una fijación dec<strong>las</strong>e, por dejar de ser lo que un origenpodía determinar, y que acabaráretornando como síntoma, comoderrumbe cuando el padre traicionadoya no pueda seguirlo siendo. Peroantes también los personajes de Arltluchaban en vano contra lo que eran,contra lo que pareciera un dictadosocial. Entre el individuo excepcionaly el destino siempre se juega unatragedia. Aunque en este caso, el delenloquecido personaje de c<strong>las</strong>e media,del apremiado escritor de c<strong>las</strong>e media,del crítico revolucionario de c<strong>las</strong>emedia, el destino asume la forma delo banal: <strong>las</strong> condiciones, los empleosy oficios, la escasez que impulsa haciaadelante una fuerza cuya merma todoel tiempo se anuncia. Sin embargo,en el acto crucial se asoma un rayo desoberanía. “Arlt encuentra en la prácticade la maldad un hálito de soberanía”,escribe Masotta. ¿Y qué actos seincluirían en esa práctica? “Inventar,crear, robar, imaginar, soñar, mentir,delatar”, ¿puede decirse que estos verbosdesignan cierto espacio de la literatura?Se trata de detener el tiemposocial, cortarlo con el abandono dela c<strong>las</strong>e, sea con la rebeldía, la revolucióno la simple lucidez que reve<strong>las</strong>us contradicciones, pero también, ysobre todo, se trataría de interrumpirel lenguaje que instaura esa ilusión detiempo, cortar con el plan escrito yhablado de una vida, no salir del presenteen cada episodio. El derrumbede Masotta, justamente porque noera una decisión, indica esa posibilidadde dejar de ser lo que se es quesobrevuela como promesa o amenaza<strong>las</strong> condiciones materiales de un intelectual.Pero la locura, que tiene máslógica que la racionalidad cotidiana,diría que el cambio es imposible. Sehabía creído alcanzar algo, cometerun delito absurdo, cuya pura gratuidadse elevaría a la trascendencia porconsagrar la excepción del sujeto, obien realizar una obra, escribir o pensar,pero enseguida ese acto revela suescasa significación. Hay condicionesque faltaron y siempre van a faltar.No se tiene un talento absoluto, unainteligencia absoluta, una maldad sinbordes. El acto, la obra o la críticarecuperan un sentido relativo, social,terminan comunicando algo, no seaislan en tanto que siguen siendopalabras, actos como palabras. Elsueño –para usar la retórica sentimentalque aparece y desaparece en lacabeza de los personajes de Arlt– sería182 18302. 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LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Nombres, linajes y recorridosNombres, linajes y recorridosLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Esa confusión entre valor yvisibilidad impulsa a escribiry a leer, tratando de incrementarimaginariamente un valorque no podía permanecer enla intimidad del sujeto a riesgode dejar de existir. Por locual el incremento del valor,lo que excede <strong>las</strong> condiciones,lo excepcional debe dar signos,hacer señas, en suma, escribirse.Y llegamos otra vez al instantedel acto, vale decir, a laactuación. La farsa a la que seentregan los personajes de Arltsin llegar a estar nunca convencidos,esos actos que caen en eldesencanto apenas se cometen,¿no representan la ficción, perotambién la crítica, la fe y la faltade fe que les son inherentes?inventar lo absolutamente nuevo,quebrar el tiempo, salir del mundo yser un nombre que no se repetirá.Ese aura de trascendencia, por otrolado imposible y atada a <strong>las</strong> mismascondiciones que la imposibilitan yaque ha surgido de su negación, es descriptaasí por Masotta:El sentimiento de una carencia interna,de algo que le falta a su ser y que él debelograr para sí, es el móvil que lo arrancahacia esos actos malos que debieranservirle de ascesis: en medio de <strong>las</strong> callesoscuras y tristes un pequeño fogonazo,una llamarada de maldad recortaríaa la figura de su autor, un joven queun instante antespermanecía achatadopor <strong>las</strong> tinieb<strong>las</strong>de la noche.¿No es acasoeste flâneur unafigura típica delescritor? Pero almismo tiempo,¿no encierra laimposibilidadde escribir yhasta de pensar?El fogonazo, laaureola súbitamenteadquiridapor un actoo una obra nohace más queconfirmar el círculode <strong>las</strong> tinieb<strong>las</strong>,porquefinalmente habría que proyectar esallamarada hacia el resto, habría quecomunicar, de otro modo, ¿quiénreconocería la excepcionalidad delacto? Y aun podemos bajar un círculomás, ya que ese mismo reconocimiento,para ocurrir, exige quela excepcionalidad no sea absoluta.Tampoco el mal de <strong>las</strong> tentativasde Silvio Astier puede ser absolutoen tanto depende de su visibilidad,incluso de un desdoblamientodentro de sí que solidariza imaginariamenteal autor y al espectadordel acto. En el mismo sueño de laobra trascendental, se sabe, anida lapesadilla prosaica de la impotencia.Porque justamente la negación de loque se es por la vía trascendental nohace más que traducir esa superacióndel origen que lo conserva comoideal. El acto absoluto es una formade elevar al nivel de la escritura loque el resentimiento y el esnobismoexpresarían en el nivel del habla, quea su vez es el nivel de la conciencia.¿Sería ésa una manera en queel personaje, el escritor, el críticoexplican su posición a la vez interiory exterior respecto de un conjuntodado? Porque si Astier y Erdosainson de c<strong>las</strong>e media, y también Arlty Masotta, no todos los sujetos dec<strong>las</strong>e media cometen esos actos, esasobras. Así el exceso de alguien, conrespecto a sus condiciones, llegaríaa cristalizarse en un objeto o unhecho, llegaría a escribirse de algunamanera contra el flujo del hab<strong>las</strong>ocial que todo lo borra.Nuevamente la negación, la barrera,son <strong>las</strong> figuras para escribir ypensar. Pero, ¿pensar y escribir quécosa? ¿Hay algo que decir? ¿Hay unmomento afirmativo de la crítica? Talvez sea, como dice Masotta despuésde su libro, su postración y su retornoa la escena pública, “una banalidad”,pero esa banalidad lo había acompañadodesde el nacimiento, como unorigen espurio, semiconsciente y porello, aun más determinante. Masottaparece decirnos: probablemente hayaque decir otra cosa, el exceso mismoque nos haría excepcionales, pero noes posible hacerlo si se olvida estesombrío acompañamiento, eso queimpide decir tanto y que fuerza adecir tanto, eso que somos para cualquiera,para una simple mirada ajena.Es decir, cito a Masotta:la c<strong>las</strong>e cuya condición de supervivenciaparece ser la confusión del valor dela persona con lo que exteriormente seve de ella.Sólo que esta c<strong>las</strong>e tal vez sea la únicaposible, ¿o habrá acaso un valor queno pueda confundirse con lo aparente?La misma escritura puede, yacaso deba, adquirir los trazos de laimpostura. Y tal vez Masotta estabaen este punto confundiendo la sinceridadingenua, proclamada por Arlt,con su necesidad crítica de veracidadsocial, de significaciones literariascomo intuiciones de <strong>las</strong> contradiccionesde c<strong>las</strong>e. Pero también esaconfusión entre valor y visibilidadimpulsa a escribir y a leer, tratandode incrementar imaginariamente unvalor que no podía permanecer en laintimidad del sujeto a riesgo de dejarde existir. Por lo cual el incrementodel valor, lo que excede <strong>las</strong> condiciones,lo excepcional debe dar signos,hacer señas, en suma, escribirse. Yllegamos otra vez al instante del acto,vale decir, a la actuación. La farsa a laque se entregan los personajes de Arltsin llegar a estar nunca convencidos,esos actos que caen en el desencantoapenas se cometen, ¿no representan laficción, pero también la crítica, la fey la falta de fe que les son inherentes?Cuando Masotta cuenta, en aquellamirada retrospectiva, su abandonojuvenil de la ficción, su naufragio enel proyecto de novela, dice:Lo que ocurría era que mi fe en la literaturase iba deteriorando. Quiero decir:lo que se deterioraba era la aceptaciónde la mala fe necesaria para creer en lapalabra escrita.Y aquello que se deteriora debe sercomo apuntalado por el pensamiento.La reflexión crítica repite la obra enotro lugar, y en tal sentido disminuyelo inaceptable de su gratuidad.Si Masotta planteaba la alternativa“violencia o comunicación” cada vezque uno escribe o actúa, “para noconfundirse con un ángel”, segúndecía, podríamos agregar que la críticatransforma parcialmente la violenciade la literatura, su soberanía, encomunicación. Pero justamente en lacrítica de Masotta sobre Arlt lo quese comunicaba era un saber elegido,admirado, por ende siempre superficial,apariencia y representación paraun público selecto: hablar de Arlt pensandoen Genet leído por Sartre, aplicarlos conceptos de Sartre intentandoescribir a la manera fenomenológica yrefinada de Merleau-Ponty. Es lo quese “elegía” leer en aquellos años para“ser” un crítico, pero eran los dispositivosde un sujeto, no su condiciónde posibilidad. De hecho, Masottalos cambia después por Lévi-Strauss yLacan. En todo crítico se da ese círculode cambios, de saberes mudables.Lo que no se podía elegir, aquello quealguien “era” o sigue siendo, delatabaprecisamente la negación originariaescondida en todas <strong>las</strong> elecciones deobjetos y posiciones. La confesión deese vacío en el saber y en el placer dela lectura como lo único que puedesaberse, o sea que el saber siempre se184 18502. Nombres, linajes y recorrido184-185 184-185 13/11/06 21:32:27
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