LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Ficciones críticasFicciones críticasLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006La crítica cultural de raíz realistay dialéctica, decimos, tieneun sesgo meduloso en Agosti.Ayudado por lo que serían <strong>las</strong>primeras lecturas argentinas deGramsci, que también en susdiscípulos –como Juan CarlosPortantiero, autor temprano deRealismo y realidad en la narrativaargentina, publicado alrededorde 1960– darían algunasevidencias de que ése podía serun camino fructífero –antes quela sociología cultural sin más–para justipreciar la novela realistaargentina en el clima vitalde los compromisos sociales demediados del siglo XX.ras. En esta polémica, todos han idoy venido con afirmaciones de condenaa los mídia, luego ultramatizadas alpunto de aceptarlos en pars o toto.Hay que reconocer que los medioscomunicativos circundan desde siemprela actividad intelectual como concienciasegunda, o segunda naturaleza,si se puede decir así. Por eso, una críticacultural asentada firmemente, notiene otro tema que ése, y no sólo seabre polémica a diario respecto a quéporción de la conciencia intelectualestá inducida por los medios, sino quéparte se le “regala” y cuál debe oponérselecomo última pizca de autenticidadde la palabra viva remanente.Se notan estas oscilaciones en la autoraantes mencionada, simultáneas oextensivas en el tiempo, lo que lejos dequitarle agudeza,la convierte enuno de los terrenosmás relevantes–en su textualidady en susintervencionespúblicas– paraobservar la construcciónde unaescritura ascéticay enjuta. La realidadepigramáticade Sarlo, la breveextensión de sufraseo, sucintaen la definiciónpunzante de unproblema, a lamanera de unaabreviatura o una cifra brevementerevelada, son artificios álgidos conlos que se lanza a un polemismo queelige cuidadosamente sus blancos –nosin una llamativa dureza en la expresiónde sus aversiones personales oteóricas–, sea para llamar a un oublierBenjamin o para afirmar <strong>las</strong> diversasmaneras por <strong>las</strong> cuales se debe relativizarel testimonio personal en la elaboracióndel sentido de una época y suverdad profunda.La influencia de Sarlo, notoria en elactual common sense intelectual, seexpresa en el giro a veces apresuradoque adquieren ciertos trabajos de estemomento académico argentino, quese decidían en primera instancia aentonar un cántico hacia la memoriacomo sujeto sin más, en virtud delrehacimiento de la verdad social,para pasar ahora a relativizarla comoun orden testimonial o experiencialfundado frágil y meramente en la“primera persona o en el recuerdo delo vivido”. Con estas acepciones, seentiende que finalmente –es lo quequeríamos decir– aquella polémicacon Landi no fuera enteramente algoreferido al papel que éste hacía cumplira ciertos comediantes de la televisiónen la elaboración del momentoincierto del vivir, sino que era unaconfrontación en ciernes sobre laconsideración de lo “vivido” –Landiapreciaba ese concepto y su raíz filosófica–,en el armazón entero de lavida humana, colectiva o social.Otros rumbos de la crítica cultural nose presentan tan hurgados por el afánpolemista. Investigativa, erudita y atildadaes la obra de Adolfo Prieto, consus indagaciones cuidadosas y meditadas–lindantes con la sociología cultural,pero menos gárrula y más rigurosaque ésta–, entre <strong>las</strong> que encontramossu trabajo pionero sobre el públicode arte, en 1955; sobre el criollismo–realizado mediante lecturas de <strong>las</strong>colecciones de Lehman-Nitsche existentesen el Instituto Iberoamericanode Berlín– y sobre los viajeros inglesesdel siglo XIX. Estas investigacionesrecordables y permanentemente consultadashoy, establecen un horizonteque no es fácil de superar en materiadel uso y la interrogación de los“documentos de cultura”.A su vez, Jaime Rest consigue dar unBorges notable con su ensayo sobre elnominalismo, que de un modo inicialliga a Borges con <strong>las</strong> tendencias filósofícasque lo acompañan y lo sostienen,aunque sea a fuer de una interpretaciónirónica por parte del propio Borges.Que Jaime Rest hubiera llamado laatención sobre la potencialidad delconcepto de nominalismo –tan arcaicoy tan moderno en Borges– es unapedrería perdurable de la reflexiónintelectual en los dominios de lacultura crítica argentina. Murena, elgran antagonista de Contorno, por lamisma época, o quizás un poco antesque Rest, no hacía más que demostrarque <strong>las</strong> observaciones de cuñoensayístico respecto a lo sagrado, elnombre secreto, el pecado originalrigiendo la historia de los pueblos oel peligro de <strong>las</strong> tecnologías sin raícesculturales, eran el complementoremoto –pero que una generacióndespués se apreciaría– entre la críticahistórico-política que Viñas, Jitrik,Masotta o Rozitchner invocarían –con mayor o menos adscripción a loslenguajes filosóficos, o en su defecto,con una fuerte readaptación argentinadel lenguaje existencialista–, y la críticaal mundo de dominación inhumanaimplicado en la razón vacía ymeramente planificadora, que con elpretexto de apaciguar la temporalidadinquieta, intentaría cuadricularla confórmu<strong>las</strong> econométricas como “corto,largo y mediano plazo”, etc.En este mismo camino, alumbrado por<strong>las</strong> críticas “materialistas” a Murenay Martínez Estrada (éste, el implícitomaestro del primero), surgen obrascomo <strong>las</strong> de Héctor Agosti, que ensu defensa del realismo logra dar unaversión más amena de <strong>las</strong> doctrinas oficialesdel arte enlos ámbitos de laizquierda, y consiguecon Nacióny cultura unapieza mayor queno pasaría inadvertidaal propioHernándezArregui, siemprereacio a brindarreconocimientos y elogios, sobre todoa escritores provenientes de trincheraspolíticas que cuestionaba. Pero de esteúltimo, es obligación caballeresca –sino fuera reclamo del verdadero abanicode la crítica argentina–, no dejar caer lareflexión sobre sus grandes escritos, Laformación de la conciencia nacional oImperialismo y cultura.La crítica cultural de raíz realista y dialéctica,decimos, tiene un sesgo medulosoen Agosti. Ayudado por lo queserían <strong>las</strong> primeras lecturas argentinasde Gramsci, que también en sus discípulos–como Juan Carlos Portantiero,autor temprano de Realismo y realidaden la narrativa argentina, publicadoalrededor de 1960– darían algunasevidencias de que ése podía ser uncamino fructífero –antes que la sociologíacultural sin más– para justipreciarla novela realista argentina en elclima vital de los compromisos socialesde mediados del siglo XX.Por otro lado, la vía de una críticaadusta de la obra de Martínez Estrada–cierto que no implacable ni arbitraria–,como la de Bernardo CanalFeijóo, demostraría que también conla antropología profesional era posibleBeatríz Sarlo,por Paola Rizzi266 26704. Ficciones críticas.indd 266-267 13/11/06 21:41:03
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Ficciones críticasFicciones críticasLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Noé Jitrikobtener obras más atractivas y conmovedoras–como el ya clásico Burla,culpa y credo en la creación anónima–,explorando el camino siempre abiertode la coalición entre ensayismo penetrantee investigación académica. Esque Martínez Estrada es el confín,y no tiene claros herederos –quizáno debería tenerlos–, salvo el breveintento de Murena y los destellos de lapluma cincelada por silenciosas orfebreríasde Christian Ferrer, repleta dehallazgos de un alegorismo que ponea los objetos del mundo en un museoimaginario, en un devocionario hipnótico.Canal Feijóo mantendría hastahoy su legibilidad –aun entre el brevepuñado de curiosos activos que nuncadecaen– es cierto que por su estiloabierto y libre, atento al psicoanálisistanto como en Martínez Estrada, yal igual que ése, su criticado, lleno dealternativas de escritura y de impacienciapor comprender la vida en uncosmos social festivo y doliente.Murena ha dejado temas y abonadocaminos para la escritura basada en lacrisis de la conciencia moral, y en esterumbo vemos la obra, fruto de décadasde labor, de Héctor Schmucler,que vinculada formalmente a unainterpretación auspiciosa de <strong>las</strong> cienciasde la comunicación (que no severificó necesariamente en <strong>las</strong> fundadascarreras que con ese nombrecrecieron luego de los años 80), desplegófinas consideraciones sobre <strong>las</strong>escenas de dominación cultural, interrogándosepor <strong>las</strong> secretas y oscuraspotencialidades de la memoriareconstructiva del vivir común.Para Schmucler el sujeto se funda enuna iluminación radical de su propiaprecariedad (y por tanto, el ejerciciode la violencia es retráctil, puede agravarla interinidad del vivir sin presentaranuncios del mundo nuevo). Latarea intelectual es cargar con el pesode este dilema. La crítica cultural quede aquí emerge, entonces deberá verel conjunto de la urdimbre mundialcomo si fuera ésta la encarnaciónde un sujeto individual en peligro.Sujeto ampliado ante un abismo,tentando en penumbras por un modode recuperación de la raíz humanadel existir, que pendula en Schmuclerentre un cauto salvacionismo lúcidoy la refundación realista de los estiloscomunicacionales de la humanidad.En el terreno abierto por la reflexión enlos medios de comunicación –sus posibilidadespara la expansión del sentidode lo popular y también sus fórmu<strong>las</strong>inhibitorias para que lo popular desplieguesu capacidad autorreflexiva–,se sitúan <strong>las</strong> obras de Jorge B. Rivera,Eduardo Romano y Aníbal Ford, quede alguna manera retoman experienciasnotables de la revista Crisis y delCentro Editor de América Latina, interrogandocon agudeza el patrimoniocultural argentino surgido de <strong>las</strong> vetasmasivas y populares, siempre aledañasa los modos finalmente eruditos dela cultura popular. Tal parece ser elfino hilo paradojal –erudición y culturalismodel pueblo– que conduceexploraciones decisivas hechas por estosinvestigadores, que recopilaron sus trabajosen un recordable libro en común–Cultura popular y comunicación demasas, editorial Legasa, a mediados delos años 80–, y en sus obras personalesprosiguieron indagando los distintosramales de esta veta. Un verdaderoprograma de acción, investigación ycrítica cultural.Jorge Rivera, recientemente fallecido,se destacó como conocedor profundode todo el ciclo de <strong>las</strong> culturas popularesdel siglo XX en el Río de la Plata,dueño de una inalcanzable erudición,de la que obtenía resultados de valiosaoriginalidad, al exponer <strong>las</strong> infinitasramificaciones del periodismo con lacrítica, de la crítica con el ensayo social,del ensayo de denuncia con sutilesautores olvidados, de los autores secretosy poetas menores con la historiaeditorial del país, de la historia editorialcon los suplementos culturales y de <strong>las</strong>biografías marginales con los grandespanoramas de <strong>las</strong> ideologías de época(y sus autores canónicos). Rivera fueun investigador del inagotable folletínpopular en su relación con todas <strong>las</strong>formas de cultura, y su tarea logró sermás elocuente gracias a la fina ironíaque desplegaba al comentar los modosen que la cultura se modifica a sí mismarecorriendo tanto máscaras sublimescomo grotescas, en un sinfín que –como gran promesa teórica– Rivera selanzó a detectar.Eduardo Romano, por su parte, seha especializado en investigacionesculturales de <strong>las</strong> poéticas argentinasque subyacen en el mundo revisteril–sobre todo de principios del sigloXX–, en el cine, en el cancioneropopular, en <strong>las</strong> literaturas nativistas,en el efecto de la televisión sobre elhabla popular, en <strong>las</strong> <strong>letras</strong> de tango,en fin, en la obra de narradores comoArlt o Borges. Sus trabajos constantesy eruditos combinan detalladas descripcionesde su objeto de estudio yconclusiones que surgen armoniosamentedel material consultado.Aníbal Ford, a su vez, se destaca enla investigación del poder oclusivo delos medios de comunicación, <strong>las</strong> redestelemáticas y <strong>las</strong> manifestaciones de<strong>las</strong> tecnologías de información en lacreación de nuevos sujetos lacradospor cartil<strong>las</strong> virtuales de consumocultural. Ford ha escrito varias nove<strong>las</strong>en <strong>las</strong> que reivindica una voz narrativaque sostiene un viaje mágico por elterritorio para extraer significacionesculturales nostálgicas, que a su vezreapropian adecuadamente <strong>las</strong> tecnologías.Semejantes experiencias etnográficasy etnometodológicas le sirvenpara estudiar la vinculación entre latrama comunicacional y los sujetosque ven atomizados sus relatos vitales.El modo crítico de Ford parte de ladescripción de los elementos de estasnuevas culturas (“la marca de la bestia”),pero deja que el lector obtengaconclusiones que no se hallan especialmenteinducidas por un proyectocrítico específico.En un sentido semejante, los trabajosde Jorge Lafforgue aceptan la veta delinterés por los géneros populares, alque le dedicó decisivos estudios, peropasados por los anteriores signos dela preocupación de este autor, asentadosen discusiones filosóficas que ensu momento tuvieron expresión enrevistas como Cuestiones de filosofía,268 26904. Ficciones críticas.indd 268-269 13/11/06 21:41:06
- Page 2 and 3:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006
- Page 4 and 5:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 6:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 11 and 12:
La imaginación críticaLA BIBLIOTE
- Page 13:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 16 and 17:
La imaginación críticaLA BIBLIOTE
- Page 18 and 19:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 20 and 21:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 22 and 23:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 24 and 25:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 26 and 27:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 28 and 29:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 30 and 31:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 32 and 33:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 34 and 35:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 36 and 37:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 38 and 39:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 40 and 41:
La imaginación críticaLA BIBLIOTE
- Page 42 and 43:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 44 and 45:
Un crítico se mide frente asu moti
- Page 46 and 47:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 48 and 49:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 50 and 51:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 52 and 53:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 54 and 55:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 56 and 57:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 58 and 59:
Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 60 and 61:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 62 and 63:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 64 and 65:
Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 66 and 67:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 68 and 69:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 70 and 71:
Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 72 and 73:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 74 and 75:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 76 and 77:
Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 78 and 79:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 80 and 81:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 82 and 83:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 84 and 85:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 86 and 87: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 88 and 89: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 90 and 91: Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 92 and 93: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 94 and 95: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 96 and 97: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 98 and 99: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 100 and 101: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 102 and 103: Trazos malditosComo cualquier otra
- Page 104 and 105: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 106 and 107: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 108 and 109: Trazos malditosLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 110 and 111: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 112 and 113: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 114 and 115: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 116 and 117: Trazos malditosLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 119 and 120: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 121 and 122: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 123 and 124: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 125 and 126: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 127 and 128: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 129 and 130: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 131 and 132: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 133 and 134: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 135: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 139 and 140: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 141 and 142: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 143 and 144: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 145 and 146: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 147 and 148: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 149 and 150: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 151 and 152: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 153 and 154: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 155 and 156: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 157 and 158: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 159 and 160: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 161 and 162: Reflexiones sobre lacondición inte
- Page 163 and 164: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 165 and 166: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 167 and 168: Reflexiones sobre la condición int
- Page 169 and 170: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 171 and 172: Reflexiones sobre la condición int
- Page 173 and 174: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 175 and 176: Reflexiones sobre la condición int
- Page 177 and 178: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 179 and 180: GroussaquianasLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 181 and 182: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 183 and 184: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 185 and 186: GroussaquianasLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 187 and 188:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 189 and 190:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 191 and 192:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 193 and 194:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 195 and 196:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 197 and 198:
Cada voz que emergió de lacrítica
- Page 199 and 200:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 201 and 202:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 203 and 204:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 205 and 206:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 207 and 208:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 209 and 210:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 211 and 212:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 213 and 214:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 215 and 216:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 217 and 218:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 219 and 220:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 221 and 222:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 223 and 224:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 225 and 226:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 227 and 228:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 229 and 230:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 231 and 232:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 233 and 234:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 235 and 236:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 237 and 238:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 239 and 240:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 241 and 242:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 243 and 244:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 245 and 246:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 247 and 248:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 249 and 250:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 251 and 252:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 253 and 254:
LaborbibliotecológicaDesde sus or
- Page 255 and 256:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 257 and 258:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 259 and 260:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 261 and 262:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 263 and 264:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 265 and 266:
Labor bibliotecológicaLA BIBLIOTEC
- Page 267 and 268:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 269 and 270:
Labor bibliotecológicaLA BIBLIOTEC
- Page 271 and 272:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 273 and 274:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 275 and 276:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 277 and 278:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 279:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006S