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Las Armas y las letras.pdf - Federación Libertaria Argentina

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LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006La imaginación críticaLa imaginación críticaLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006reconocerse, Aira podría haber reconocidocomo genuinamente interesantemi sostenido esfuerzo por desarrollar,a través de conceptos y estrategias críticas,la ambigüedad y la clarividenciaque transmiten <strong>las</strong> intuiciones de susdos ensayos sobre Puig. Como sea, loque impactó con más fuerza sobre miconciencia, después de rebotar contralo que imagino es un anudamientoíntimo de anhelos y temores, fue la ideafascinante, pero difícil de sostener paraalguien que se define como un profesorque escribe, de que La conversación infinitatransmite un deseo de abandonarla crítica y pasar a otra cosa en la queel encuentro de escritura y vida pudieradarse con tanta intensidad como en losúltimos ensayos de Barthes, los másextraordinarios de una obra extraordinaria.Enseguida entendí y acepté elmensaje (el que me llegaba desde ellibro a través de la recensión privadade Aira): si quería volverme como mi“querido” Barthes, tendría que olvidarmetambién de él, de la identificacióncon la figura del crítico-ensayista queresponde activamente a la afirmaciónde lo intratable de la literatura; tendríaque olvidarme hasta de la idea de lacrítica como conversación con la literaturaaunque todavía fuese mi nortey nunca la hubiese encarnado. ¿A quéotra cosa podía invitarme el “monstruo”de Flores si no a una fuga haciaadelante? Hasta el fondo de lo desconocidopara alcanzar por fin lo novelesco, yano de la crítica, sino del crítico.Desde un principio traté de acordar con<strong>las</strong> impresiones de Aira sobre La conversacióninfinita sin tener que hacermecargo de lo que me parecía y todavía meparece una exigencia excesiva. Me gustapensar que, como los buenos libros decrítica, el mío sobre Puig manifiestasus deseos de volverse literatura porquearticula el saber con ciertas experienciassubjetivas que desbordan lo conceptual,pero algo se resiste a que puedaidentificar como propio ese deseo deuna existencia radicalmente distinta ylo devuelve convertido en un mandatopesado. Debes volverte escritor, porqueparece que así lo quieres, desprendiéndotede la “ortopedia” literaria. No es que creaimposible, ni siquiera extremadamentedifícil, pasar de la crítica a la narrativao la poesía, si sólo se tratase de sustituiruna retórica por otra. (Todos conocemospoetas que se volvieron tales frentea la recurrente imposibilidad de redactaruna ponencia para algún congreso.)El problema es que supongo que cualquierade esos cambios de registro mellevaría más lejos de la literatura que loque estoy en este momento, mientrasreflexiono sobre, y acaso en, los límitesde mi condición de crítico. A lo que serefiere el mensaje de Aira es a la posibilidadde dar un salto desde la crítica,que no importa con cuanta ironía sela practique siempre queda pegada aimposturas metalingüísticas, hacia lainvención de una forma ensayística quepueda desenvolverse según impulsosinmanentes, que prescinda incluso delos usos más interesantes de la teoría,de su tendencia a la generalización.Para dar ese salto no hacen falta competenciani talento, sólo convicción. Side veras creyese que lo que me salió alpaso como la afirmación de un valortambién es un llamado desde lo desconocidoque habla de la posibilidad deuna vida más fuerte, le respondería condecisión. Pero como sigo creyendo queliteratura es lo que escriben otros, aunqueno sé si esa creencia se sostiene enlo que quiero o en su negación, todavíaprefiero <strong>las</strong> imposturas menores de lacrítica a la más pretenciosa de actuarcomo si fuese un escritor.NOTASAlentado por el tono de sus comentariosal libro sobre Puig, alguna vezle volví a mandar a Aira lo que estabaescribiendo para que me contase quéle parecía. Actué con esa peligrosanecedad infantil que hace que todavíanos ilusione lo que ya sabemos quees imposible que pueda ocurrir. Paraque viese cuánto había progresadoen el estudio de <strong>las</strong> sutilezas y losrepliegues del alma humana (la identificacióncon los moralistas franceses,aunque excesiva, me parecióapropiada), le recomendé sobre todola lectura de “Unos días en la vidade Ángel Rama”. Demoró muchola respuesta y cuando finalmentenos reunimos me dijo que sí, que elensayo estaba bien escrito, pero queno me había podido encontrar en él,y pasó rápidamente a otra cosa parano abrumarme con su decepción.¿Estoy o no en lo que escribí sobre laintimidad del otro crítico? Sé que sí,pero temo que no. Y el temor haceevidente que la pregunta apunta a laposibilidad de aparecer, no sólo indirectamente,sino bajo <strong>las</strong> condicionesde una transformación radical: en elolvido de mi identidad como crítico.Aunque se trata de un problema queno podría resolverse desde dentro delejercicio de la crítica, ni siquiera desplazándosehacia sus bordes exteriores,me inquieta porque lo reconozcocomo propio en la medida en que nopuedo atribuir <strong>las</strong> expectativas de Airanada más que a un capricho de suextravagancia generosa y destructiva.¿De dónde sale si no el proyecto, queseguramente no voy a realizar, peroquién sabe, de narrar los últimos díasque pasamos juntos con papá, entreGeneral Villegas y Rosario, antes desu accidente? No tengo escrita ni unapalabra, pero varias veces comencé arecorrer imaginariamente los caminosde la rememoración y si en todos laliteratura de un modo u otro estuvopresente –porque estuvimos juntosen unas jornadas sobre Puig, porqueconversamos con Aira en un bar deVillegas, porque en el viaje de vueltaleí La experiencia sensible–, nunca lanecesité como soporte “ortopédico”para poder moverme.Hasta aquí llego. No sé si para salir delvacío de escritura en el que voy a caerdespués de terminar esta profesión defe, tendré que encontrarle otra vueltaa la retórica del ensayo crítico (parecetan agotada), o si finalmente me voy aprobar como narrador y autobiógrafo.No lo sé. No lo puedo saber.(*) CONICET1. Alejandra Pizarnik, Diarios, Barcelona, Lumen, 2003, p. 123.2. Charles Du Bos, Extractos de un diario 1908-1928, Buenos Aires, Emecé, 1947, pp. 246-247.3. ¿Es necesario volver a recordar que lo que en contextos como éste llamamos “lo desconocido” no se confundecon lo que no se conoce o falta conocer en general, sino que remite a la puntual desaparición de <strong>las</strong> condicionesque hacen posible el conocimiento en una ocasión irrepetible?4. Cfr. “Un novelista de otro siglo”, en Con toda intención, Buenos Aires, Sudamericana, 2006, p. 182.5. Michel Foucault: “Polémica, política y problematizaciones”, en Estética, ética y hermenéutica, Obras esenciales,Volumen III, Barcelona, Paidós, 1999, p. 354.6. Leonor Arfuch: “Cronotopías de la intimidad”, en Leonor Arfuch (compiladora): Pensar este tiempo. Espacios,afectos, pertenencias, Buenos Aires, Paidós, 2005, p. 239.7. José Luis Pardo: La intimidad, Valencia, Pre-Textos, 1996, p. 55.72 7301. La imaginación crítica .in72-73 72-73 13/11/06 21:29:49

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