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Las Armas y las letras.pdf - Federación Libertaria Argentina

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LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Ficciones críticasFicciones críticasLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006La precursoriedad de los textos,la originalidad de <strong>las</strong>ideas, han sido temas propiosde la discusión moderna (paraalgunos “posmoderna”), consus heterotopismos, teoríasde la cita, de la intertextualidad,a veces empleados comoeufemismos del plagio.que no se capta de un solo golpe, requierede la intelección imaginativa, del desentrenamientode molicies canónicas.La precursoriedad de los textos, la originalidadde <strong>las</strong> ideas, han sido temaspropios de la discusión moderna (paraalgunos “posmoderna”), con sus heterotopismos,teorías de la cita, de laintertextualidad, a veces empleadoscomo eufemismos del plagio.El plagio en sí,tomado desde unaperspectiva cínica,es consentido deuna manera alegre:Foucault instauraen 1967 unlugar legalizadopara la remisióna otro texto, ungesto de auctoritas,en este caso realizando el ademáneficaz de doble consagración, la propiay la de Borges, en <strong>las</strong> palabras y <strong>las</strong>cosas. Y así se inscribe también comoeslabón en la larga cadena de los legadosintelectuales, disciplinares de la culturaoccidental. Este libro nace de un textode Borges, se nos dice en la obra mencionada.Su inclusión allí aparece luegocomo salvoconducto del desorden, o deldesarreglo fantástico que instituye unadimensión –u orden otro– al tiempoque la figura de autor, convertida luegoen muerto carnal pero resucitado comopliegue de discurso, participa de la paradójicacondición de ser consentido yexpulsado de la escritura, por efecto dela alocada enumeración wilkinsoniana yde la enciclopedia china.La precursoriedad, sin embargo, ya nos lahabía presentado y destituido el mismoBorges cuando, en “Kafka y sus precursores”,su ensayo trajinado, colocabaen la misma (a)- posición a Kafka y aBrowning, mejor dicho a sus obras, paraque se supiera cómo una hace luz a laotra, es decir revelando cómo trabaja laliteratura: a relámpagos de iluminacionesque no hacen caso de la cronología.Eliseo Verón es quien tuvo el méritode explicar de una manera didáctica (escomo nombro a la transferencia de conocimientosen el circuito del lazo social)cómo son en determinados momentosde una cultura, <strong>las</strong> miradas y los pensamientosen torno de una obra o conjuntode obras, en lo que él llama la dialécticaentre los textos fundadores y <strong>las</strong> gramáticasde reconocimiento, esa incesante producciónde sentido en la semiosis social 4 .Cualquiera sea el instante de suspensióndel flujo discursivo que elegimos paraprestar atención a un texto, instauramosde inmediato el orden aludido, efectuamosun reconocimiento en pleno ejerciciode la gramática; de modo que haciaatrás (nachträglich), y hacia adelante sedespliega un recorrido, una lógica.Todo este prolegómeno para introducirmi comentario sobre la lectura de unrelato, una nouvelle acaso, de EzequielMartínez Estrada, Marta Riquelme 5 , queaspira a ser tratado según <strong>las</strong> inteligenciascon que años después Kristeva empezaríaa nombrar a los textos literarios o deltipo: “mosaico”, “lugar de encuentro”,“de cita”, de varios y variados textos, yque más tarde Genette organizaría comosistema teórico-metodológico.Mosaicos, injertos, repeticiones, rizomáticas,linajes, parásitos imagológicos:una vitrina para el goloso lector, modelizadoya desde <strong>las</strong> inquietantes máquinascon <strong>las</strong> que Umberto Eco empezó ahostigarnos, para sacarnos del ocio o lapereza, y hacernos entrar de un saque ala interactividad con los textos.Me autorizo, entonces, a situarme enla instancia de abrir la obra, en elcampo de posibilidad; al respecto Econos dice que se trata de una expresiónque conjunta la noción proveniente dela física, “campo” 6 , y de “posibilidad”que proviene de la filosofía; la primeraya institucionalizada en la crítica literariay sobreentiende una renovada visión de <strong>las</strong>relaciones clásicas de causa y efecto unívocay unilateralmente entendidas implicandoahora una constelación de acontecimientos;la segunda, indica el abandono de <strong>las</strong>visiones estáticas y hace lugar a <strong>las</strong> decisionesindividuales, subjetivas, ligadas a suscircunstancias históricas e historizadas delos valores que la atraviesan 7 .La tradición es, sin embargo, más vieja:hago una caótica genealogía y recuerdoque Schleiermacher, José Hernández,los epitafios de la Antigüedad clásica,interpelaban desde hace mucho a loslectores, al viator, a la audiencia. La citadel texto mesiánico, su injerto en lospasajes bíblicos de Lucas o de Hechosdel Nuevo Testamento 8 , podrían serconsiderados una forma primitiva consagratoriade la intertextualidad precursoray avant-la-lettre. Con lo cual –yvuelve, en la repetición, Borges– todolo que hay sería un aprés-la-lettre.Suscribo la hipótesis de Verón antes citada:deberíamos decir que nos hallamosen el momento gramatical de reconocimientode M. E., dada la efemérides típicamentefuneraria acaecida en su ápice enel año 2004, al cumplirse <strong>las</strong> cuatro décadasdesde su fallecimiento. Pero es unagramática fallida, en vista de la llamativaescasa voluntad de internarse en la narrativade M. E. –ni hablar de su poesía– ysu canonización en el no poco restauradohonor del género ensayo.2. Síntesis argumentalMarta Riquelme, figura ambigua, equívocae inquietante, es el título y personajecentral de la nouvelle de M. E., elnombre de la autora, doncella cautivade unas Memorias escandalosas sobre supropia familia, escritas desde su pubertady durante casi una década. Sonunas memorias cifradas, en <strong>las</strong> que semuestra y se oculta al mismo tiempola peripecia atroz y candorosa, perversae inocente de <strong>las</strong> figuras familiares. Elmanuscrito, comentado largamente enel prólogo –que es en sí mismo la nouvellede Martínez Estrada– es declaradoilegible por el enunciador (“MartínezEstrada”, narrador protagonista, quientiene el rol de editor de <strong>las</strong> Memorias,en cumplimiento de un encargo de“Orfila Reynal”). <strong>Las</strong> memorias tienencasi dos mil páginas, pero la numeraciónes caótica, arbitraria, su orden espesadillesco: faltan párrafos y páginas,otros se duplican o triplican; la caligrafíaes confusa e ilegible; todo lo cual obstaculizala laboriosa y agobiante tarea deleditor y sus compañeros de descifrado,quienes deciden cada vez la movidasignificadode <strong>las</strong> piezas-escrituras ensimultáneas partidas de ajedrez, modelode <strong>las</strong> combinatorias de los significantes.Más de tres años lleva la tarea del grupopara establecer el manuscrito, ahora perdidoen algún recoveco absurdo de laimprenta. La edición de la obra, entonces,debe hacerse a partir del registromnemotécnico perfecto que ha hecho“Martínez Estrada”, para dar cumplimientoal encargo y también hacer lugaral vaticinio que la propia autora de <strong>las</strong>Memorias ha formulado en sus páginas:“comprendo, por mi destino, que este libronunca se publicará” (M. E., 1956, 10).Así, el prólogo –anuncio permanente deuna inminencia suspendida– imbrica loscontenidos del relato y <strong>las</strong> vicisitudes dela imposible existencia de los sentidosinfinitamente probables de <strong>las</strong> páginas,y se instala en el discurso paradojal. La246 24704. Ficciones críticas.indd 246-247 13/11/06 21:40:46

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