LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Ficciones críticasFicciones críticasLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006La precursoriedad de los textos,la originalidad de <strong>las</strong>ideas, han sido temas propiosde la discusión moderna (paraalgunos “posmoderna”), consus heterotopismos, teoríasde la cita, de la intertextualidad,a veces empleados comoeufemismos del plagio.que no se capta de un solo golpe, requierede la intelección imaginativa, del desentrenamientode molicies canónicas.La precursoriedad de los textos, la originalidadde <strong>las</strong> ideas, han sido temaspropios de la discusión moderna (paraalgunos “posmoderna”), con sus heterotopismos,teorías de la cita, de laintertextualidad, a veces empleadoscomo eufemismos del plagio.El plagio en sí,tomado desde unaperspectiva cínica,es consentido deuna manera alegre:Foucault instauraen 1967 unlugar legalizadopara la remisióna otro texto, ungesto de auctoritas,en este caso realizando el ademáneficaz de doble consagración, la propiay la de Borges, en <strong>las</strong> palabras y <strong>las</strong>cosas. Y así se inscribe también comoeslabón en la larga cadena de los legadosintelectuales, disciplinares de la culturaoccidental. Este libro nace de un textode Borges, se nos dice en la obra mencionada.Su inclusión allí aparece luegocomo salvoconducto del desorden, o deldesarreglo fantástico que instituye unadimensión –u orden otro– al tiempoque la figura de autor, convertida luegoen muerto carnal pero resucitado comopliegue de discurso, participa de la paradójicacondición de ser consentido yexpulsado de la escritura, por efecto dela alocada enumeración wilkinsoniana yde la enciclopedia china.La precursoriedad, sin embargo, ya nos lahabía presentado y destituido el mismoBorges cuando, en “Kafka y sus precursores”,su ensayo trajinado, colocabaen la misma (a)- posición a Kafka y aBrowning, mejor dicho a sus obras, paraque se supiera cómo una hace luz a laotra, es decir revelando cómo trabaja laliteratura: a relámpagos de iluminacionesque no hacen caso de la cronología.Eliseo Verón es quien tuvo el méritode explicar de una manera didáctica (escomo nombro a la transferencia de conocimientosen el circuito del lazo social)cómo son en determinados momentosde una cultura, <strong>las</strong> miradas y los pensamientosen torno de una obra o conjuntode obras, en lo que él llama la dialécticaentre los textos fundadores y <strong>las</strong> gramáticasde reconocimiento, esa incesante producciónde sentido en la semiosis social 4 .Cualquiera sea el instante de suspensióndel flujo discursivo que elegimos paraprestar atención a un texto, instauramosde inmediato el orden aludido, efectuamosun reconocimiento en pleno ejerciciode la gramática; de modo que haciaatrás (nachträglich), y hacia adelante sedespliega un recorrido, una lógica.Todo este prolegómeno para introducirmi comentario sobre la lectura de unrelato, una nouvelle acaso, de EzequielMartínez Estrada, Marta Riquelme 5 , queaspira a ser tratado según <strong>las</strong> inteligenciascon que años después Kristeva empezaríaa nombrar a los textos literarios o deltipo: “mosaico”, “lugar de encuentro”,“de cita”, de varios y variados textos, yque más tarde Genette organizaría comosistema teórico-metodológico.Mosaicos, injertos, repeticiones, rizomáticas,linajes, parásitos imagológicos:una vitrina para el goloso lector, modelizadoya desde <strong>las</strong> inquietantes máquinascon <strong>las</strong> que Umberto Eco empezó ahostigarnos, para sacarnos del ocio o lapereza, y hacernos entrar de un saque ala interactividad con los textos.Me autorizo, entonces, a situarme enla instancia de abrir la obra, en elcampo de posibilidad; al respecto Econos dice que se trata de una expresiónque conjunta la noción proveniente dela física, “campo” 6 , y de “posibilidad”que proviene de la filosofía; la primeraya institucionalizada en la crítica literariay sobreentiende una renovada visión de <strong>las</strong>relaciones clásicas de causa y efecto unívocay unilateralmente entendidas implicandoahora una constelación de acontecimientos;la segunda, indica el abandono de <strong>las</strong>visiones estáticas y hace lugar a <strong>las</strong> decisionesindividuales, subjetivas, ligadas a suscircunstancias históricas e historizadas delos valores que la atraviesan 7 .La tradición es, sin embargo, más vieja:hago una caótica genealogía y recuerdoque Schleiermacher, José Hernández,los epitafios de la Antigüedad clásica,interpelaban desde hace mucho a loslectores, al viator, a la audiencia. La citadel texto mesiánico, su injerto en lospasajes bíblicos de Lucas o de Hechosdel Nuevo Testamento 8 , podrían serconsiderados una forma primitiva consagratoriade la intertextualidad precursoray avant-la-lettre. Con lo cual –yvuelve, en la repetición, Borges– todolo que hay sería un aprés-la-lettre.Suscribo la hipótesis de Verón antes citada:deberíamos decir que nos hallamosen el momento gramatical de reconocimientode M. E., dada la efemérides típicamentefuneraria acaecida en su ápice enel año 2004, al cumplirse <strong>las</strong> cuatro décadasdesde su fallecimiento. Pero es unagramática fallida, en vista de la llamativaescasa voluntad de internarse en la narrativade M. E. –ni hablar de su poesía– ysu canonización en el no poco restauradohonor del género ensayo.2. Síntesis argumentalMarta Riquelme, figura ambigua, equívocae inquietante, es el título y personajecentral de la nouvelle de M. E., elnombre de la autora, doncella cautivade unas Memorias escandalosas sobre supropia familia, escritas desde su pubertady durante casi una década. Sonunas memorias cifradas, en <strong>las</strong> que semuestra y se oculta al mismo tiempola peripecia atroz y candorosa, perversae inocente de <strong>las</strong> figuras familiares. Elmanuscrito, comentado largamente enel prólogo –que es en sí mismo la nouvellede Martínez Estrada– es declaradoilegible por el enunciador (“MartínezEstrada”, narrador protagonista, quientiene el rol de editor de <strong>las</strong> Memorias,en cumplimiento de un encargo de“Orfila Reynal”). <strong>Las</strong> memorias tienencasi dos mil páginas, pero la numeraciónes caótica, arbitraria, su orden espesadillesco: faltan párrafos y páginas,otros se duplican o triplican; la caligrafíaes confusa e ilegible; todo lo cual obstaculizala laboriosa y agobiante tarea deleditor y sus compañeros de descifrado,quienes deciden cada vez la movidasignificadode <strong>las</strong> piezas-escrituras ensimultáneas partidas de ajedrez, modelode <strong>las</strong> combinatorias de los significantes.Más de tres años lleva la tarea del grupopara establecer el manuscrito, ahora perdidoen algún recoveco absurdo de laimprenta. La edición de la obra, entonces,debe hacerse a partir del registromnemotécnico perfecto que ha hecho“Martínez Estrada”, para dar cumplimientoal encargo y también hacer lugaral vaticinio que la propia autora de <strong>las</strong>Memorias ha formulado en sus páginas:“comprendo, por mi destino, que este libronunca se publicará” (M. E., 1956, 10).Así, el prólogo –anuncio permanente deuna inminencia suspendida– imbrica loscontenidos del relato y <strong>las</strong> vicisitudes dela imposible existencia de los sentidosinfinitamente probables de <strong>las</strong> páginas,y se instala en el discurso paradojal. La246 24704. Ficciones críticas.indd 246-247 13/11/06 21:40:46
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Ficciones críticasFicciones críticasLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Así, el prólogo –anuncio permanentede una inminenciasuspendida– imbrica los contenidosdel relato y <strong>las</strong> vicisitudesde la imposible existencia de lossentidos infinitamente probablesde <strong>las</strong> páginas, y se instalaen el discurso paradojal.historia de la familia transcurre en unacasa monstruosa figurada cual laberintoen el tronco central de un enorme árbol,un magnolio, que multiplica y mezclaespacios y miembros de la familia en términosde crímenes, incestos, suicidios.Pero nada ha quedado del manuscrito;sólo unas huel<strong>las</strong> que, como <strong>las</strong> huel<strong>las</strong>mnésicas de Freud, deben atravesarsucesivas barreraspara su establecimientocomorecuerdo autorizadoen la conciencia,ordenándoseen direccióna un sentido.Hago mío elenunciado deCamblong referido al prologuismode Macedonio Fernández, canjeandoel nombre de Macedonio por el deMartínez Estrada:Si se instala la máquina de leer en estosmundos prologantes, es factible relevardiversas configuraciones discursivas que vanarmando los complejos teóricos del universoestradiano. Por lo pronto cabe reiterar queel pensamiento paradojal no acata <strong>las</strong> diferenciasni la dialéctica de los contrarios; losprincipios de identidad, contradicción y terceroexcluso, no lo rigen, ni lo determinan.Dicho de otra manera, la discursividadparadojal hace juegos alternativos, no intentani refutar ni contradecir, su sentido seorienta a problematizar, poner en crisis 9 .3. Marta Riquelme, precursoraMarta Riquelme fue publicada primeroen 1949 y luego en 1956 en la editorialNova 10 . Estamos en los prolíficos años40 y 50 que cobijaron tantos proyectosejemplares de la cultura argentina,período en que se produjo la expansióndel psicoanálisis y su absorción en laliteratura 11 . Estas décadas albergan unabuena parte de lo que llamaríamos laproducción literaria de Martínez Estrada,para distinguirla mínimamente de suensayística, haciéndome perfectamentecargo de que los ensayólogos airados discutiránesta categorización. Ojalá.Es decir que Marta Riquelme es muchosaños anterior a Rayuela 12 , novela estaúltima constituida para la crítica ensigno mayor y modelo de la destitucióndel continuum narrativo y del formatoconvencional de libro. Señalo que ambasnove<strong>las</strong> no hacen sino habitar el mismohorizonte en el cual el proceso de desescriturade la herencia decimonónicade la narratividad llega a su apogeo, yque por lo que conocemos como efectosde la larga duración, es un proceso queno puede fecharse a modo de efemérides13 . La tematización metadiscursivade tiempo y espacio como dimensionessui generis de la ficción del relato con susresponsabilidades en la construcción dela historia y sus personajes, proporcionanen M. R. un testimonio de dichoproceso, según puede apreciarse en estepárrafo, anticipatorio a su vez de teorizacionesde la disciplina:Hago esta advertencia porque la sensacióndel tiempo en la novela es falaz. Un autorpoco avezado en estas cuestiones podríasuponer que abarcan medio siglo y por loque cuenta ella en muchas de sus páginas,que la autora ha llegado a la ancianidad.No es así. Pero esto tampoco quiere indicarque esos ocho años no equivalgan, noa medio siglo, sino a un siglo entero, porla intensidad con que ha vivido su vida yasaboreándola minuciosamente, ya como sicerrara los ojos en un vértigo. Si el lectorobserva cuidadosamente advertirá tambiénque por la naturaleza de los acontecimientos,por la índole de <strong>las</strong> personas y pormil detalles que se precipitan en la lectura,el tiempo no tiene ninguna importancia.Tampoco la tiene el lugar. Creo que elpueblo de Bolívar es apacible y de poblaciónno muy grande; pero si uno olvidaque esos hechos ocurrieron allí y en nuestrotiempo, podría caer en la falsa idea de quese trata de una ciudad inmensa y de tiemposmuy lejanos (M. R., 21).¿Cuál de ambas nove<strong>las</strong> sería el borrador,y cuál la versión definitiva?Tanto da, si vamos a pensar con elmaestro Borges, que no hay razón parasuponer que el borrador H es mejoro más correcto que el 9 en el infinitofluir de <strong>las</strong> versiones –que así llama éla la literatura–, según se nos aclara enel ensayo “<strong>Las</strong> versiones homéricas”.Esto atañe a críticos, teóricos, traductores,en el incesante traducirse de lostextos, unos a otros 14 . Los exégetas de<strong>las</strong> memorias de M. R., han hecho loque se hace normalmente para traducirun original lejano: el establecimiento deun texto 15 . Han procedido a su descifradopalabra por palabra incluso conla ayuda de un perito calígrafo, y grafólogopara más (el señor Limperalta),figura a través de la cual se hace hablarla doxa psicológica y psicologista ingresadaen forma masiva en la cultura porteña,en la misma década en cuestión 16 .Como se ve hay aquí una teoría de latraducción, entre <strong>las</strong> muchas metatextualidadeso metapoéticas que como undoppelgänger, desfilan por la nouvelle 17 .4. De prólogos y umbralesMacedonio, Borges, Eco y Genette sehan ocupado de prólogos y de sus teoríasmás o menos explícitas: su discurririnstaura una relación privilegiada entreel lector y el escritor, revelando y propiciandoun deseo fundamentalmentelúdico. Se habilita de este modo la complicidaddel lector para el engaño, el placer,la hospitalidad, el entretenimiento.He mencionado el término umbral puestoque es así comotitula Genette, enfrancés, su estudioteórico sobre losprólogos: Seuils. Lautilidad de conservarambos términospara mi propósitode abordarM. R., se puedever de inmediatoen la siguiente cita–primer párrafo–del libro:La obra inédita de M. R. –el nombre meera conocido, hasta familiar, no recuerdopor qué lecturas– que el lector encontraráa continuación fielmente reproducida yque por este prólogo se le presenta, ha sidoescrita por su autora con la intención deque llegara a conocimiento de muchaspersonas. Quiero decir, que se publicara,y es lo que hago yo ahora obediente a suvoluntad y al interés del relato. Pero deboadvertir que M. R. no es una escritora.Hasta diría que casi no sabe escribir.Los originales me fueron entregados porel Dr. Arnaldo Orfila Reynal, quien losobtuvo a su vez de un amigo de la autoracon recomendación de que los revisase yque, en caso de encontrarlos de interés lospublicara con un prólogo que es el queestoy escribiendo (M. R., 1956, 9).Se nos introduce en el umbral de un relato,el prólogo, que nunca será abandonadoen cuanto tal. Radicado al modode un atractor extraño, centrípeto, absorbetoda la narración, y cumple alMacedonio, Borges, Eco yGenette se han ocupado deprólogos y de sus teorías máso menos explícitas: su discurririnstaura una relación privilegiadaentre el lector y el escritor,revelando y propiciando undeseo fundamentalmente lúdico.Se habilita de este modo lacomplicidad del lector para elengaño, el placer, la hospitalidad,el entretenimiento.248 24904. Ficciones críticas.indd 248-249 13/11/06 21:40:48
- Page 2 and 3:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006
- Page 4 and 5:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 6:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 11 and 12:
La imaginación críticaLA BIBLIOTE
- Page 13:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 16 and 17:
La imaginación críticaLA BIBLIOTE
- Page 18 and 19:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 20 and 21:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 22 and 23:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 24 and 25:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 26 and 27:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 28 and 29:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 30 and 31:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 32 and 33:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 34 and 35:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 36 and 37:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 38 and 39:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 40 and 41:
La imaginación críticaLA BIBLIOTE
- Page 42 and 43:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 44 and 45:
Un crítico se mide frente asu moti
- Page 46 and 47:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 48 and 49:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 50 and 51:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 52 and 53:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 54 and 55:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 56 and 57:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 58 and 59:
Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 60 and 61:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 62 and 63:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 64 and 65:
Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 66 and 67:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 68 and 69:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 70 and 71:
Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 72 and 73:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 74 and 75:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 76 and 77: Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 78 and 79: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 80 and 81: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 82 and 83: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 84 and 85: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 86 and 87: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 88 and 89: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 90 and 91: Nombres, linajes y recorridosLA BIB
- Page 92 and 93: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 94 and 95: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 96 and 97: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 98 and 99: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 100 and 101: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006N
- Page 102 and 103: Trazos malditosComo cualquier otra
- Page 104 and 105: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 106 and 107: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 108 and 109: Trazos malditosLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 110 and 111: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 112 and 113: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 114 and 115: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 116 and 117: Trazos malditosLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 119 and 120: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 121 and 122: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 123 and 124: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 125: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 129 and 130: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 131 and 132: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 133 and 134: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 135 and 136: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 137 and 138: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 139 and 140: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 141 and 142: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 143 and 144: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 145 and 146: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 147 and 148: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 149 and 150: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 151 and 152: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 153 and 154: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 155 and 156: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 157 and 158: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006F
- Page 159 and 160: Ficciones críticasLA BIBLIOTECAN°
- Page 161 and 162: Reflexiones sobre lacondición inte
- Page 163 and 164: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 165 and 166: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 167 and 168: Reflexiones sobre la condición int
- Page 169 and 170: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 171 and 172: Reflexiones sobre la condición int
- Page 173 and 174: LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 175 and 176: Reflexiones sobre la condición int
- Page 177 and 178:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006R
- Page 179 and 180:
GroussaquianasLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 181 and 182:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 183 and 184:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 185 and 186:
GroussaquianasLA BIBLIOTECAN° 4-5
- Page 187 and 188:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 189 and 190:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 191 and 192:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 193 and 194:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 195 and 196:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006G
- Page 197 and 198:
Cada voz que emergió de lacrítica
- Page 199 and 200:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 201 and 202:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 203 and 204:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 205 and 206:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 207 and 208:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 209 and 210:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 211 and 212:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 213 and 214:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 215 and 216:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 217 and 218:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 219 and 220:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 221 and 222:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 223 and 224:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 225 and 226:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 227 and 228:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 229 and 230:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 231 and 232:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 233 and 234:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 235 and 236:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 237 and 238:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 239 and 240:
Tribunas literarias, memoria editor
- Page 241 and 242:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 243 and 244:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 245 and 246:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 247 and 248:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 249 and 250:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 251 and 252:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006T
- Page 253 and 254:
LaborbibliotecológicaDesde sus or
- Page 255 and 256:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 257 and 258:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 259 and 260:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 261 and 262:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 263 and 264:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 265 and 266:
Labor bibliotecológicaLA BIBLIOTEC
- Page 267 and 268:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 269 and 270:
Labor bibliotecológicaLA BIBLIOTEC
- Page 271 and 272:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 273 and 274:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 275 and 276:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 277 and 278:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006L
- Page 279:
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006S