LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Tribunas literarias, memoria editorialTribunas literarias, memoria editorialLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006a un Sartre que derivará hacia 1960 enla Crítica de la razón dialéctica.Inconformismo con método, entonces,que continúa en publicaciones posterioresinsistiendo en la necesidad deajustes en ese terreno: en el caso delcuarteto reunido en Córdoba en Pasadoy Presente (1962) –José Aricó, Oscar delBarco, Héctor Schmucler y Juan CarlosPortantiero– se postula la introduccióndel pensamiento gramsciano en el país,prosiguiendo y exacerbando la líneaabierta por Héctor Agosti con la traducciónde los Cuadernos de la cárcel,con el riesgo certero de exoneraciónpor parte del Partido Comunista; enel caso de Los Libros (1969), la revistaconducida por Schmucler dará paso ala crítica psicoanalítica hasta el desbordepolítico a partir de 1971, cuandolos números comienzan a organizarsealrededor de un país –preferentementelatinoamericano– donde la revoluciónes posible, antes del bochornoso finalen el cual los directores Beatriz Sarlo yCarlos Altamirano defienden el gobiernode Isabel Perón y exaltan la figuradel siniestro ministro de BienestarSocial, José López Rega 3 .Acaso la segunda etapa de Los Librosesté más vinculada con la orientaciónfinal de Contorno: no es ilegítimoespecular que, después del N° 7/8dedicado al peronismo y del N° 9/10destinado al análisis del frondizismo,un eventual N° 11, ya en la décadadel 60, podría haberse ocupado de–e incluso acaso se hubiera enroladoen–la Revolución Cubana, que poresos años atraía por igual a la juventudlatinoamericana (para cuya prevenciónel presidente Kennedy creó la Alianzapara el Progreso, cuyos coletazos constituyenen la actualidad <strong>las</strong> becas y<strong>las</strong> ofertas laborales de <strong>las</strong> universidadeslatinoamericanas), al anárquico yerrante Martínez Estrada y al liberal–de arraigo radical– José Bianco, aquien su participación como juradode Casa de <strong>las</strong> Américas en 1962 lecostó la secretaría de redacción de Surque ejercía desde 1937.Totalización y dialéctica descartan <strong>las</strong>aproximaciones inmanentes a los textosy reclaman un contexto que eludela especialización. Por eso la historiade la literatura que esboza Contornoen el N° 5/6 está regida por la políticaantes que por un estado de lengua–como pretendía la filología spitzeriana–,por una cronología estrecha–que confiaba en que los siglos (o alo sumo <strong>las</strong> generaciones) y los textosse correspondían y se explicaban enforma mutua y transparente– o poruna sucesión de nombres.Intelectuales: orgánicos ycomprometidosCon la caída de ese enemigo comúnque fue para la intelectualidad argentinael gobierno peronista, Sur convocaa un frente amplio en el N° 237que expone un ambicioso programade “reconstrucción nacional” reducidoa título rimbombante y a invitaciónvictoriana. Masotta rechaza el convitey condena <strong>las</strong> prácticas de la directorade la revista y de sus seguidores.Contra la imposición de la realidad queproclama la filosofía materialista querige Contorno, Sur es vituperada comorefugio espiritualista y albergue contrala realidad; contra la adecuación delmétodo marxista al estudio de textos yautores, Sur reclama un inmanentismoecuménico y una política gandhiana.No sólo no hay punto de acuerdoentre concepciones tan diversas, sinoque tampoco existe voluntad por partede los contornistas de plegarse al lenguajealambicado desplegado por Sur,uno de cuyos íconos es precisamentela figura de Mallea. El conflicto conel peronismo que sostiene la izquierdanacional en que se empecina la revistajuvenil, arraiga en parte en la voluntadde captación de <strong>las</strong> masas para unprograma político que no se resuelvaen populismo benefactor sino enrevolución efectiva. Y aunque algunosmiembros de Contorno se entusiasmencon un efímero revanchismo –IsmaelViñas se siente aliviado por la ausenciadel jefe de manzana del régimen perono se inquieta por la presencia de losmilitares en el poder–, ninguno deellos admite acercarse al “antiperonismocolonialista” con que Masottaetiqueta a <strong>las</strong> huestes de la Ocampo 4 .Sin postular una confusa “tercera posición”sino intentando aplicar el métododialéctico a su propia “situación enel mundo”, Contorno procura definiry legitimar al intelectual de izquierda,distante –sería excesivo decir equidistante–tanto del inmanentismo deSur como del intelectual oficial que elperonismo instaló en la Universidady que exasperó sus rasgos en la figuradel ministro de Educación OscarIvanisevich. La legitimación de estenuevo tipo de intelectual debe superarla tensión entre dos alternativas, la sartreanay la gramsciana: el intelectualburgués que se desprende de su c<strong>las</strong>e yel intelectual orgánico que establece ydifunde la ideología de su c<strong>las</strong>e 5 .La historia le permitirá a la revista plantearla función de los intelectuales. Unahistoria crítica, signada por la denuncia.Así la reconocía Masotta indagando laefímera <strong>Las</strong> Ciento y Una, desaparecidatras el primer número que “con artículoscortos, nerviosos, algunos grandilocuentes,responde a una necesidad: repasar, enjuiciary, por sobre todo, romper con unaera de silencio, epidermis de una realidadinforme sobre la que no se aventura lamás mínima interpretación. ‘Quién hayque por lo menos denuncie ya que nomodifica’, se escribió sintetizando lo másimportante de la postura de la revista” 6 .La historia sometida a una revisión querechaza la indulgencia y <strong>las</strong> justificaciones,tal como se instala en el inicial“Los martinfierristas, su tiempo y elnuestro”, tiene su continuidad lógica en“La traición de los hombres honestos”de I. Viñas en la que alcanza resonanciael título de Julien Benda La trahissondes clercs cuando <strong>las</strong> secue<strong>las</strong> del casoDreyfus reclamaban una impugnaciónpor parte de la intelectualidad francesa.En el manifiesto, Sebreli ofrece los argumentossobre los cuales Emir RodríguezMonegal calificará a los contornistas de“generación parricida” 7 , justificando laempresa alrededor de grandes axiomastales como “la juventud es ante todo laedad del resentimiento”. Los jóvenes seoponen no a los hombres maduros sinoa los “hombres honestos” que estigmatizaráI. Viñas con la generación formadadurante la Década Infame, rechazadoscomo modelo por quienes condenantoda etapa militar como “renuncia”.Los contornistas, situados en la décadade 1950, no son –que no pueden ser,por sus orígenes de c<strong>las</strong>e (sumados a latradición radical en el caso de los Viñas)y por su condición histórica de estudiantesde una universidad controladapor el régimen– la generación peronista,sino la que reclama un movimientocrítico paralelo al de la Generación del37 cuyo objetivo dominante era lograren el plano cultural la misma independenciaque en el plano político. Unainsistencia performativa, hegemónicaen el artículo de I. Viñas, exige accionesque desecha a los pasivos y define la394 39507. Tribunas literarias.indd 394-395 13/11/06 21:45:32
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Tribunas literarias, memoria editorialTribunas literarias, memoria editorialLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006línea política de la revista exonerandola torre de marfil –la “especificidad” delescritor– que los “hombres honestos”reivindicaban en su aséptico retiro.Hombres honestos y mujeres distinguidasson los adversarios ideológicos, c<strong>las</strong>istas yculturales que identifica Contorno. Elcorrelato de los planteos de I. Viñas es elartículo de Adelaida Gigli sobre VictoriaOcampo, en cuyo despliegue encuentratres operaciones dominantes: la inscripciónde su propia literatura desde unmodelo prestigioso (“De Francesca aBeatrice, que esrondar a los grandes,seguir losecos de voces definitivas,y lo haráparangonándosehumildemente,orgullosamente”),la colocación desu propia vidacomo valor quela empresa culturalestá obligada aexaltar (“No haráliteratura, sinoVictoria Ocampo.Los Testimoniosserán su espejo,una manera desobrevivir, de estarpresente”) y, final y confirmatoriamente,volver admirable todo lo que ingresa en sudiscurso (“¿Cómo no hablar de América,de moral, de arquitectura, de música, decine, de buen gusto, de Mussolini, de... sitodas estas cosas son admirables?”).En el otro extremo aparecen <strong>las</strong> reivindicaciones.El N° 2 de marzo de1954 sale bajo los auspicios del nombrede Roberto Arlt, figura que en ladécada del 50 ni siquiera rozaba laatención desmedida y la proliferacióncrítica que alcanzaría a partir de los70. La contracara del homenaje a Arlt–rescatado por el lenguaje porteño, laangustia del ciudadano, la voluntadde un teatro popular– es la resistenciaal estilo tortuoso y churrigueresco delque abusa Mallea. Dos concepcionesde la literatura exponen su mutuorechazo: una de desborde estilísticoque encuentra cobijo en Sur; la otra,de énfasis comunicativo, exigida por<strong>las</strong> adhesiones fenomenológicas deContorno. Sobre la imposible confluenciade ambas tendencias se expediráRozitchner en “Comunicación yservidumbre: Mallea” (N° 5/6).La revisión contornista de MartínezEstrada, efectuada en diciembre de1954, incluye todos los textos del ensayistahasta la fecha, sin prever en la exaltaciónde la figura denunciante e indignadasu posterior inclinación hacia unaalternativa radical en el viraje hacia laRevolución Cubana. Figura polémica, <strong>las</strong>uya convoca una disputa hasta entoncesimpensable; entre Sur y Contornose verifica un tensión por la proximidadcon el profeta pampeano: mientraslos espiritualistas enfilados tras VictoriaOcampo se lo apropian desde sus ideasdeterministas –algunas de el<strong>las</strong> aprendidasen el Conde de Keyserling– y susrecaídas intemperantes, los jóvenes deContorno reclaman su actitud de inconformismointransigente.Contra una planificación que centralizabalo mayúsculo y se sostenía en elmaniqueísmo (“el reino de los Santosfrente al de los Abyectos”), Viñas formulauna historia de la literatura dondeson <strong>las</strong> prácticas individuales –insertadas,sartreanamente, en <strong>las</strong> filiacionesgrupales– <strong>las</strong> que sobresalen. En elcaso de Martínez Estrada, su rescateresponde a su pertenencia a “la líneade escritores que en nuestro país asumieronla dramática ocupación de ejercerla denuncia”. Contorno elige a unescritor vivo contra los muertos ilustresque se van alineando en los homenajesinstitucionales y en <strong>las</strong> historias de laliteratura más o menos oficializadas.Literatura argentina y juicio políticoSi la historia de la literatura que se perfiladesde la revista se va liberando delos errores de sus antecesores es poquelos parricidas acentúan su condiciónen la resistencia a todo lo que presentevisos de procerato, santidad y academiay ejercita cierto afán de presentimientodel futuro a través de la revisión delpasado, no sobre la sospecha conservadorade que la historia se repite sinosobre la convicción de que <strong>Argentina</strong>responde a ciertos modelos que pautansus posibilidades. La revista no cesa depublicar –con diversas vehemencias–esos presentimientos, sin pretensionesmánticas sino con denuncias precisasque encuentran comprobación en lostextos. La denuncia es el fundamentode Contorno: la verbalización más ajustadadel compromiso.El N° 5/6, dedicado a la novela argentina,despliega en sucesión histórica elpropósito de la revista: el nucleamientode revolución y cultura hasta entoncesinédito en <strong>Argentina</strong>, sostenidoen una comunidad de prácticas y deprogramas (“No nos oponemos absolutamentea la violencia. Algo de ánimoguerrero puede ser saludable en nuestraalta cultura”) que formula la historiadesde el presente. El cierre del texto deapertura que oscila retórica y prácticamenteentre el panfleto, la defensa y eleditorial, insiste en reclamar un interlocutorcon cuya coherencia ideológicasea posible entablar el diálogo.“Los dos ojos del romanticismo”, artículoinicial en el índice y central por suubicación fundadora es el paradigma dela nueva fase en la que ingresa Contornocon los números dobles. La fama quebarniza hoy al texto responde al menosa tres motivos: primero, porque desdela firma de Raquel Weinbaum pasaráa integrar luego –con el mínimoagregado del nombre de Mármol enel título– esa historia literaria político-críticaque David Viñas designaráLiteratura argentina y realidad política.Segundo, porque el sintagma “los dosojos” –utilizado por primera vez paraMartínez Estrada en el N° 4– es recogidopor Beatriz Sarlo a la hora de definirla revista 8 . Tercero, porque traza elsistema de referencias del que se nutreno solamente una discursividad preponderanteen Contorno sino tambiénel método dialéctico al que ajusta susenunciados más provocativos.Los “dos ojos” confirman el maniqueísmoromántico como manifestación dela dialéctica histórico-política –y en talsentido habilita la figura retórica comoesquema metodológico para una historiapolítica de la literatura– en lacual la única alternativa válida frente alenemigo es enfrentarlo constantemente.La bipartición aquí/allá que domina ladescripción en Amalia no se limita a darcuenta de los respectivos dominios de ladenotación y la connotación sino quetambién repercute en otros planos: porejemplo, en la diferencia entre adjetivo ysustantivo, entre la indagatoria abusiva yagobiante y la penetración que se resistea una saturación de la pura superficie.La retórica típica de Viñas se revela yaen este texto temprano, borrando <strong>las</strong>distinciones que hasta los números previostodavía podían sostenerse entre losartículos firmados con su propio nombrey aquellos cuya responsabilidad eraatribuida a cualquier combinación de396 39707. 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