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Las Armas y las letras.pdf - Federación Libertaria Argentina

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Trazos malditosComo cualquier otra denominación, lo maldito es una suprema arbitrariedad.Todo nombre es maldito. Pero sólo por convención, y porrespeto a Baudelaire –no a muchos más que a él– decimos malditocomo pronombre personal. Pero si lo maldito nos emociona, es por elinstante de peligro que atravesamos cuando ese concepto se nos cruzacomo una centella venida del pasado. Luego, al mirar lo que ha sidotocado por ese nombre, percibimos que era un objeto o una personaapacible, placentera. Lo maldito, así, es lo que nos toca y pasa, cualquierasea la superficie rozada. Estos artículos persiguen lo malditoen la acción de ese toque fugaz, en un Murena, un Perlongher, unPuig, una Victoria Ocampo. Los malditos siempre precisan de un nomaldito, una no maldita para mostrar que no se trata de una elecciónpermanente, sino de una promesa luctuosa que flota encima de todosy a todos alcanza sin haber hecho nada para ganarlo.Adrián Cangi dibuja los contornos de Néstor Perlongher, unabiografía que obra por oscilaciones bruscas. Mutaciones corporalestramadas de afectos y preceptos que no cesan de interrogar<strong>las</strong> posibilidades materiales de afirmar la vida. Una cuerdadeseante que vibra al ritmo del “autoexilio erótico” que practicaen su experiencia brasilera, persiguiendo el destino de construiruna “comunidad emocional”.Ariel Schettini recupera la obra de Manuel Puig a partir de suslecturas y de los trabajos más destacados que sobre él se han escrito.Desde <strong>las</strong> más diversas perspectivas concluye que siempre hay unPuig disponible para <strong>las</strong> más diversas propensiones hermenéuticas.Lectores críticos que rehacen la obra agregando interpretacionesdesde <strong>las</strong> que siempre se parte cuando se explora un autor.Ambigua y polémica, tanto por sus lecturas explícitas como por susomisiones recurrentes, la obra de Héctor Murena recibió reprobacionesfrecuentes. Su inclinación hacia un anacronismo que eludíatratar los problemas que la hora reclamaba con urgencia suscitabala desaprobación de la crítica. Así, concluye Diego Poggiese, desarrollóun pensamiento que admitía sus propias contradicciones y,sobre el<strong>las</strong>, una persistente búsqueda de absolutos.Su prolífera obra es retomada por Luciano Carniglia, quien analizael filo punzante de sus aseveraciones polémicas, a menudoapocalípticas, que luchaban por restituir un sentido sacro parauna América secularizada.María Celia Vázquez repasa la particular lectura que VictoriaOcampo desarrolló sobre la obra de Virginia Woolf. Una curiosa vinculacióna partir de la cual se pueden desentrañar los misterios querondan <strong>las</strong> biografías literarias. Afinidades electivas entre un autor yun lector que componen una geografía común desde la que pensar <strong>las</strong>atmósferas como paisajes que prolongan el sí mismo del escritor.03. Trazos malditos.indd 198-199 13/11/06 21:39:03

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