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Las Armas y las letras.pdf - Federación Libertaria Argentina

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LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Nombres, linajes y recorridosNombres, linajes y recorridosLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006escuela literaria decimonónica). Y paramostrar la transformación operada,desde, por ejemplo, Rastignac a MollyBloom, acude a la categoría de personaje.Esta consideración no es pocosignificativa, ya que el personaje comouno de los constituyentes narrativoses primordial, y la reaparición de unmismo personaje en distintas nove<strong>las</strong>que, según Saer, Michel Butor señalacomo rasgo fundamental en Balzac,llevaría a asociarlo con su poéticarealista. Entre <strong>las</strong> muchas diferenciasque va a observar entre la novela decimonónicay la del siglo XX, un rasgocomún sería, según Saer, la inclusiónde lo que la convención consideraría“no novelable” (Saer, 1997, 130).Aunque Saer señale al pasar que tomala categoría de personaje porque leresulta más cómodo, sin embargo, sepuede inferir algo más, y que es lapersistencia y reaparición del personajeno sólo en un autor como Faulkner,sino también en la propia novelísticade Saer, que, como bien se sabe, hagirado siempre sobre un conjuntoreconocible y bien definido. Se tratamás bien de inscribir ese componenteen otra estructura narrativa, obviamenteno preexistente sino concebidasegún cada escritor, siempre según laidea de que <strong>las</strong> nove<strong>las</strong> no serían “unreceptáculo de forma más o menosinvariable, llenas de un contenidointeligible conocido de antemano”.En el tenaz antagonismo contra loprefabricado, que iría en contra detoda posible modificación que dieracuenta de la variedad, complejidad yopacidad de cuanto lo circunda en eltiempo y el espacio, en la existencia, laoposición de Saer a los géneros comoinvariantes es, digamos, habitual. “Latiranía del género, la rutina repetitivade los géneros” (Saer, 1999, 26, 27) lolleva a considerar algunas subespeciesnarrativas –además de la novela deaventuras y la psicológica cuando examina<strong>las</strong> posiciones de Borges al respecto–tal vez por la difusión de talesgéneros. Ya en El concepto de ficción(225) habló de los límites de lo fantásticoy su ejemplo fue Lovecraft, a quienmenos como valor literario considerócomo muestra perfecta de los alcancesde la literatura fantástica, género consideradoen otro lugar, estrictamenteacotado, para mostrar que lo fantásticoopera en par indiscernible con larealidad: “que sin la contraparte de loreal el mundo de la literatura fantásticase borra, no sólo como literatura,sino también como creación imaginaria”.Pero fue el género policial elque ocupó más su atención, y no sóloporque el fantástico goce actualmentede mucha menos presencia que elotro, sino porque intenta ver qué particularinflexión se produce respectode la cuestión en autores que valora,como Dashiell Hammet o RicardoPiglia, hasta el punto de que encaróen su propia narrativa –La pesquisa– elgénero (como problema, desde luego,no como premoldeado). Por más queconsidere que “la novela negra estádefinitivamente muerta” (Saer, 1999,159), ve la posibilidad, y en esto nodiverge de otras modalidades narrativas–así la utilización por parte deFaulkner de procedimientos tomadosdel Quijote– de que esa suerte deestructura se incorpore, es decir, seaasimilada y por tanto transformada enun “sistema narrativo personal”. Delmismo modo que respecto de los otrossubgéneros acomete contra la novelahistórica –y esto particularmente apropósito de tal atribución a Zamade Antonio Di Benedetto– es contrala idea de una reconstrucción de unaépoca, con la pretensión de fidelidad,que Saer se pronuncia, y habría quedecir que, de algún modo, esta ideano deja de entrar en sintonía, o por lomenos de rozarse en algún punto, conla del “anacronismo necesario” de quehablaba, precisamente, el inventor detal categoría, el propio Lukács.En el último libro, Trabajos, hay unensayo donde retoma el tema del cantode <strong>las</strong> sirenas, ya no para mencionar aKafka y el silencio, sino para contraponerdos posibles finales junto con <strong>las</strong>varias interpretaciones que ha tenidoel texto homérico. Lo que interesa aquíson esos finales: Ulises logró llegar aÍtaca, la versión optimista, o la contraria:Ulises pereció sin poder llegar a suhogar, perdido por querer escuchar elcanto prohibido. Saer considera queuna y otra versión son correctas, yaque lo que es permanente, verdadero,es que hubo un instante en que oyóel canto, instante que se hace evidenteen el relato, <strong>las</strong> consecuencias son “unpersistente enigma” (Saer, 2005, 100).De algún modo, esto nos devuelve ala frase inicial del primer ensayo de Elconcepto de ficción, “Nunca sabremoscómo fue James Joyce” (Saer, 1997, 9),el instante de evidencia, la verdad deltexto, no se adscribe a un género, seaeste la biografía, la autobiografía o lanon fiction, en tanto:todo lo que es verificable en este tipo derelatos [lo que sería la verdad objetiva] esen general anecdótico y secundario, peroBIBLIOGRAFÍASaer, Juan José:• El río sin oril<strong>las</strong>, Buenos Aires, Alianza Editorial, 1991.• El concepto de ficción, Buenos Aires, Ariel, 1997.• La narración-objeto, Buenos Aires, Seix Barral, 1999.• Trabajos, Buenos Aires, Seix Barral, 2005.la credibilidad del relato y su razón de serpeligran si el autor abandona el plano delo verificable (Saer, 1997, 11).La combinación entre lo empírico ylo imaginario iría a favor de un gradomayor de verdad en la ampliación dehorizontes que postula.Saer habla de “modelar” lo que sepresenta en el conflicto entre verdad yfalsedad, y aunque dicha al pasar, esapalabra, nos remite a una etimologíaque ya había visto Auerbach cuando enFigura, dice que deriva del verbo latinofingere, precisamente modelar, p<strong>las</strong>mar.La defensa de la ficción de Saer no dejade mantener en vilo la oposición, esdecir, no resuelve la cuestión diciendosencillamente que todo es ficción, yaque no es en ese tipo de teorizaciónen que se encuentra, sino en unaconsideración más inmediata de losfenómenos y <strong>las</strong> teorías aledañas. Poreso va a pronunciarse también contra laotra pretensión: y aquí es Eco el blancode su crítica, en tanto defensor de “lofalso” como puro artificio que eliminaese grado de ambigüedad sin el cual laobra literaria pierde su núcleo de producciónde sentido, capaz de persistiren el tiempo.Con igual precisión que cada una desus narraciones, los ensayos de Saeraportan no respuestas –término queseguramente rechazaría– sino más bienindicios como un desafío, para encararcon igual lucidez, varias cuestiones quediariamente nos desvelan.132 13302. Nombres, linajes y recorrido132-133 132-133 13/11/06 21:31:37

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