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Las Armas y las letras.pdf - Federación Libertaria Argentina

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LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006GroussaquianasGroussaquianasLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006sobre la falacia y la calumnia de la desplomada“tesis que falla por la tesis”.Si hubiera sido un cortesano, nuestroametrallado escritor hubiera cortejadoa los presidentes radicales: a HipólitoYrigoyen y a Marcelo T. de Alvear,Nada de eso ocurre. Por el contrario en1919, en pleno gobierno de Yrigoyen,publica Los que pasaban, que incluye lacrónica evocativa sobre la revolucióndel 90, y sobre el nacimiento y evoluciónde la Unión Cívica.Yo extraje algunas frases para que veanhasta qué punto él no fue un cortesanodel poder sino que arriesgó nuevamentesu cargo en la Biblioteca Nacional,enfrentando la posibilidad deser dejado cesante por el radicalismo.Voy a leerles estas palabras y, si entrenosotros hay algún simpatizante delpartido radical, me adelanto a pedirexcusas porque traigo estos ejemploscon intención únicamente de ser claray objetiva en mi defensa.Groussac escribe:Harto conocida es la evolución de esecurioso engendro político, que ha vividoveinte años sin más doctrina que larevolución como programa, con la conspiracióncomo instrumento eficaz paracumplirlo (pp. 226, 227).<strong>Las</strong> fuerzas crecientes de la Unión Cívica,sólo disciplinadas para el desorden(pág. 228).Por declaración del mismo Del Valle, lapropaganda cívica no tendió en ningúnmomento a la inscripción de sus partidariospara el triunfo electoral sino al engrosamientode <strong>las</strong> bandas armadas paraun programa de revolución (pág. 228).Siguieron otras tentativas de disturbios,hasta rematar, menos de un año después,en un vasto complot civil y militar, cuyobárbaro programa no era otro, según elnuevo decreto declaratorio del estado desitio, que la sustitución violenta de losgobernantes y principales jefes del ejércitopor una dictadura surgida del crimeny la anarquía (pág. 237).Groussac en esto coincide con el escritory periodista Roberto Payró quien, en suobra Pago Chico, que trata ese momentopolítico, al referirse a los radicalesopina: su único programa de gobierno esel ‘Quítate para que yo me ponga’.Y seguimos con los últimos párrafosextractados:Por cierto que los incorregibles sembradoresde revueltas –que habían de cosecharseen 1893– pertenecían a la fracción radicalde la Unión Cívica, de cuyas fi<strong>las</strong> sehabía separado, en junio del 91 , el gruponacionalista y mitrista (pág. 238).Fiel a su doctrina jacobina, el partido radicalno podía conformarse decentementecon una solución pacífica (pág. 238).Creo que para muestra ya bastan variosbotones. Hemos traído estas palabraspara recordar hasta qué punto se jugóGroussac por sus ideas, sin silenciosestratégicos ni retaceos “pio<strong>las</strong>”.La última prueba: su no adhesión ala masoneríaLa prueba es, para mí, la definitiva y suficiente,ya que aunque no hubieran ocurrido<strong>las</strong> situaciones que acabo de exponer,esta última bastaría para interpretar aGroussac como el hombre y el intelectualindependiente y fiel a sus principios quesiempre fue, sin renuncios ni desmayos.Si Groussac hubiera querido ser“un cortesano o privado del rey”(Levillier) o hubiera practicado “suexplícito galanteo con los hombresdel poder” (Paula Bruno) se hubierahecho masón. Nada se lo hubieraimpedido: ni su propio pensamientoliberal, en un momento casi ateo(ver su testamento filosófico en elprólogo a Los que pasaban) ni lo hubieranrechazado los miembros dela masonería que por entonces administrabanla conducción del país,y que dispensaban a Groussac altaconsideración y respeto algunos,verdadera amistad los otros.De modo que, pregunto yo: ¿dóndeestuvo el galanteo cortesano perversamenteatribuido a Paul Groussac? Ycontesto: falacia pura del artículo Levilliery de la tesis Bruno.Acabemos ya, pues, con estas deformacionesprejuiciosas de “estratega”y de “piola”. Acabemos con esta malajugada, que parecería no inocente, dehaber armado una tesis falsa y de haberbuscado demostrarla omitiendopresentar y subrayar los hechos contundentesde la vida de Groussac queapuntalaron su conducta de hombre eintelectual sano.Polémicas artificiales para buscarnotoriedadTenemos ahora que referirnos al temade <strong>las</strong> “Polémicas artificiales”. Lesconfieso que a esta altura de la charlaque, por la necesidad de ofrecerpruebas ha resultado por demás extensa,el punto de <strong>las</strong> polémicas prefabricadasme desborda. Es superior amis fuerzas, hasta para rebatir<strong>las</strong>. Meniego a entrar en el Reino de “DoñaDisparate” y me resisto a continuar,ustedes y yo, estimados amigos quehan venido a acompañarme, en estediríamos estercolero que me he vistoobligada a enfocar para limpiar lamemoria y figura de mi abuelo, poniendo<strong>las</strong> cosas en su lugar.Sólo recordaremos que, en el terrenode la historia argentina, <strong>las</strong> más famosasfueron <strong>las</strong> quecruzó con VicenteFidel Lópezy con el generalMitre.Ya habíamos anticipadoel otro delos móviles quela fallida tesis leinventa y atribuye a Groussac. Se pretendepresentarlo como un desesperadobuscador de imagen, un generadorde polémicas artificiales que llamen laatención sobre su persona.Para disipar los turbios humos deesta patraña, básteme recordarles lafirmeza con la que Groussac pierde,“con <strong>las</strong> botas puestas”, nada menosque la vidriera del diario La Nación.Invitado en 1896, por el administradorEnrique Nicolás de Vedia, aretomar sus críticas de teatro y demúsica, por su parte Groussac fijatan exigentes condiciones que, endefinitiva, le impedirán acordar conel diario el desempeño de esas nuevasfunciones. No <strong>las</strong> aceptará a cualquierprecio, sacrificando sus principioscon tal de tener exhibición.Exige lo suyo, aún sospechando sucosto. Ésa es su honradez. Y en estapresentación de <strong>las</strong> polémicas comomodo de atraer notoriedad, la tesisestá de nuevo avanzando a prejuzgarmóviles íntimos. Una vez más, parecehaber retomado la posta de aquelfrustrado duelista del que ya nos hemosocupado.Nos quedaría referirnos a ladescortesía y destrato hacianuestro escritor. En la tesis,Groussac casi no es Groussac:en un 90 % es “el francés”; o,en <strong>las</strong> demás menciones, “elpersonaje”.378 37906. Groussaquianas.indd 378-379 13/11/06 21:44:17

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