Reflexiones sobre la condición intelectualLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006318Reflexiones sobre elintelectual críticoPor Miguel Vedda (*)¿Es la crítica un hábito crepuscular? Tal como laentomología o la caza de halcones, la crítica hadevenido en un hábito minoritario. Medianteun recorrido que resalta momentos claves de lahistoria de esta praxis, Miguel Vedda reconstruyeeste diagnóstico, denunciando que la academizaciónde la crítica es correlativa a la declinaciónde un modelo: el del intelectual que juzga losacontecimientos de su tiempo. Vivimos en unmundo donde el artista ha dejado de ser bohemioy el marxista, revolucionario; el primero seconvirtió en investigador subvencionado y elsegundo, en profesor de filosofía política. A travésde Heine, Marx, Bloch, Benjamin, Brecht,y Marcuse entre otros, Vedda advierte que losmomentos de mayor fervor crítico se desencadenanen el marco de diversas crisis. Estos autoresperciben el perfume apocalíptico que emana dela coyuntura crítica en la que producen sin dejarde reconocer en ella cierto potencial liberador.Porque en el peligro propio de toda crisis se inscribetambién la oportunidad que representa lainminencia de lo nuevo. Apropiarse de esta posibilidades, según la lectura de Miguel Vedda, elfuturo de una crítica genuina, símbolo de unacultura en la que intelectual deja de ser sinónimode espectador pasivo.IA menudo se ha señalado y discutidoque en <strong>las</strong> últimas décadas (y, enespecial, a partir de los años setenta),la crítica ha abandonado sus ámbitostradicionales de circulación para refugiarseen <strong>las</strong> universidades. En 1984escribió Terry Eagleton:La crítica carece hoy de toda funciónsocial sustantiva. Es parte de la rama derelaciones públicas de la industria literariao una cuestión totalmente interna a<strong>las</strong> academias 1 .De un modo más lúcido y precisoseñaló Russel Jacoby, en 1982, que loscríticos más recientes ya no necesitanni buscan un público amplio, ya que:[...] son casi exclusivamente profesores.Los campus son sus hogares; los colegas,su audiencia; monografías y periódicosespecializados, sus medios. [...] Sus trabajos,su progreso y sus salarios dependende la evaluación de especialistas, y estadependencia afecta <strong>las</strong> cuestiones expuestasy el lenguaje empleado. [...] Losprofesores comparten un idioma y unadisciplina. Reuniéndose en conferenciasanuales para comparar notas, constituyensu propio universo. Un sociólogoo un historiador del arte “famoso” esfamoso para otros sociólogos o historiadoresdel arte, no para alguien más 2 .Cabe añadir que la academización dela crítica a la que aquí se alude es inseparabledel correlativo desvanecimientode un modelo: el del intelectual crítico.Imposible discutir aquí en profundidadtodo el complejo de cuestiones; estasnotas –dispersas y tentativas– aspiransólo a presentar algunas reflexiones entorno al problema.IIHablar del intelectual crítico modernoimplica invocar una figuraque tuvo su primera manifestacióndestacada en Europa en la era napoleónicay, sobre todo, durante laRestauración. Situada en los umbralesde la modernidad, enfrentadacon la desintegración efectiva de <strong>las</strong>culturas tradicionales y con el avancedel capitalismo, pero emplazadatambién en un mundo en el que lahistoria había dejado de ser materiade erudición para ingresar en la vidacotidiana, la intelligentsia del períodosintió agudamente la necesidad deabandonar la perspectiva del espectadordel mundo para tomar posiciónante la realidad contemporánea; yeste vuelco súbito de la contemplacióna la acción se constata tanto enprogresistas como en conservadores.Así, en el ámbito cultural alemán, elproceso de politización de la literaturaque comenzó a cobrar intensidada partir de la invasión napoleónica, yque se prolongó durante toda la primeramitad del siglo XIX, no sólo seexpresó a través de la lírica y el ensayocomprometidos de los Revoluzzer,sino también en la obra literaria ypublicística de la segunda generaciónromántica, que fue aproximándosepaulatinamente al realismo estéticoy al político. La convicción de quese había cerrado una etapa marcadapor el alejamiento idealista respectodel mundo –acrecentada a partirde la muerte de Hegel (1831) y deGoethe (1832)– ayudó a propagar <strong>las</strong>ensación de que se había entrado enla era de la crítica. En 1833 escribíaHeinrich Laube:Vivimos en una época crítica, todo es31905. Reflexiones sobre la condici318-319 318-319 16/11/06 22:46:29
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Reflexiones sobre la condición intelectualReflexiones sobre la condición intelectualLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Enfrentado con <strong>las</strong> tendenciasantitéticas de restauración yrevolución, colocado en unpunto de transición entre <strong>las</strong>ociedad feudal y la burguesa,y entre el mecenazgo y el mercado,tensionado entre la autonomíaliteraria y la literaturade tendencia, Heine aparececomo el escritor representativode una etapa de desgarramientosque constituyó la prehistoriade la modernidad.puesto en cuestión, hace ya mucho tiempoque ha comenzado el gran examendel mundo. Se despliega ahora un mundoen devenir; su bandera es la prueba;su cetro, el juicio. En un período evolutivotal, rara vez se muestra el cálidosol; todo busca la guía de la luna, esdecir: de la crítica 3 .Laube pensaba que en una era críticael intelectual tiene que verse privadode los parámetrosfijos de orientaciónque caracterizan<strong>las</strong> épocasdogmáticas.Entre estas últimasse encuentrala “época deGoethe”, y no esfortuito que elautor de Faustoresulte cuestionadodesde elpunto de vista deun presente queacepta sacrificar la pasiva seguridad deun sistema normativo a fin de ampliarlos espacios para la espontaneidadsubjetiva. La objetividad goetheanacede su lugar al subjetivismo de unHeinrich Heine:El joven Heine es el más subjetivo;Goethe –más viejo– es el más objetivode los poetas. Aquel descubre, revela sinmiramientos su interior, como quieraque este se vea –lo más íntimo delhombre, su sentimiento [...] es siemprepoético–; todo es poético, lo único queimporta es la mirada que se orienta enesa dirección. Así habla aquel partido.Este, el objetivo, nunca abre el pecho;solo presenta el sentimiento una vez queeste ha sido sustentado y ordenado poruna mano ordenadora 4 .La intelectualidad crítica que nacede esta crisis histórica antepone supropio parecer subjetivo al marcoorientador que proveen <strong>las</strong> instituciones.En su tesis de doctorado (1840),Marx cotejó su época con la antigüedadtardía: el pasaje desde la épocade Goethe y Hegel a la suya propiaera cotejable, en muchos aspectos,con el que lleva desde la “serenidadteórica” de los dioses representadospor Homero y los escultores griegosal intenso dinamismo –al bellumomnium contra omnes– que cobravida en la filosofía de Epicuro o enla poesía de Lucrecio; en el atomismode estos se expresa la decadenciadel mundo antiguo, pero también laexhortación para que la humanidadse emancipe de <strong>las</strong> cadenas impuestaspor la tradición y abra los espaciospara la espontaneidad individual.Relacionado de manera crítica con <strong>las</strong>instituciones de su tiempo, el intelectualde la época de la Restauracióntenía que experimentar vivamente laalienación social y proclamarla en susobras. Como un anuncio de esta relacióncon <strong>las</strong> instituciones nos suenaaquel punto de la Fenomenología delespíritu (1807) en que Hegel contraponela conciencia noble [edelmütigesBewußtsein] del pasado conla conciencia vil [niedertrachtigesBewußtsein] del mundo moderno;es decir, con una conciencia “que veen el poder soberano una cadena yuna presión del ser para sí, y por elloodia al soberano, sólo lo obedece conperfidia, y está siempre al borde de larebelión” 5 . Una disposición tal podríaatribuirse al escritor y crítico literarioalemán más importante del período,es decir, al ya mencionado Heine.Enfrentado con <strong>las</strong> tendencias antitéticasde restauración y revolución,colocado en un punto de transiciónentre la sociedad feudal y la burguesa,y entre el mecenazgo y el mercado,tensionado entre la autonomía literariay la literatura de tendencia, Heineaparece como el escritor representativode una etapa de desgarramientosque constituyó la prehistoria de lamodernidad. Heine escribió:El carácter general de la literatura modernaconsiste en que en ella predominanla individualidad y el escepticismo. <strong>Las</strong>autoridades se han derrumbado; la razónes la única lámpara del hombre y suconciencia, su único bastón en los oscurosmeandros de esta vida. [...] La poesíaahora ya no es objetiva, épica e ingenua,sino subjetiva, lírica y reflexiva 6 .Es revelador que la palabra desgarramiento[Zerrissenheit] sea un términorepresentativo de la vida y la obra deHeine, y la marca de un período detransición. Dividido entre principioscontrapuestos –una verdadera concienciadesgarrada–, Heine se sentía, ala vez, alienado de todos los órdenessociales. Gerhard Höhn, quien reclamópara Heine la condición de primerintelectual moderno, caracterizó el desgarramientoen estos términos:Judío en Alemania, alemán en Francia,ha debido “pagar” la introyección deldesgarramiento [...] con la ruptura oalienación respecto de todas <strong>las</strong> vinculacionesorgánicas con la vieja y la nuevasociedad: con su familia “opulenta”, consu comunidad religiosa, con la sociedadburguesa (carrera), con la patria atrasaday [...] con el país de acogida burguesa,hasta ser exiliado del lenguaje alemán.¿No escribió en 1840 [...] que “Tambiénmis ideas se encuentran exiliadas, exiliadasen un lenguaje extranjero?”Pero también se siente desgarradoHeine entre el riguroso cultivo deloficio de escritor y la necesidad derebasar los límites del propio métiera fin de comprometerse con la realidadcontemporánea; es sugestivo queel escritor no sólo haya sido blancopredilecto de la ofensiva conservadoraa raíz de su radicalismo político,sino, además, cuestionado por algunosrevolucionarios –ante todo, LudwigBörne– que encontraban inadmisibleel culto de la perfección artísticapracticado por el autor de los Cuadrosde viaje. Pero Heine también ha sidohostigado por no colocar su crítica alservicio de un partido y preservar suautonomía en tanto intelectual independiente.Perspicazmente anticipabaHeine uno de los grandes dilemas quehabría de enfrentar el intelectual críticoa lo largo del siglo XX: la dificultady, a la par, la necesidad de mantenerla posición lúcida del Einzelgänger yde sostener, sin embargo, un compromisoinclaudicable con la realidadpolítica y social.IIIAl margen de <strong>las</strong> ostensibles diferencias,la situación de la críticaen Alemania durante <strong>las</strong> primerasdécadas del siglo XX presenta marcadassemejanzas con lo señalado apropósito de la “era de Heine” 7 . Unageneración de intelectuales –SiegfriedKracauer, Ernst Bloch, WalterBenjamin, Bertolt Brecht, HerbertMarcuse, entre otros– sintió, comoHeine, la necesidad de encontrar uncamino que permitiera eludir tanto lareclusión en la torre de marfil comolos zigzagueos determinados por loscambios de orientación en la línea320 32105. Reflexiones sobre la condici320-321 320-321 16/11/06 22:46:30
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