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Las Armas y las letras.pdf - Federación Libertaria Argentina

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LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006GroussaquianasGroussaquianasLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Una cesantía evaporadaRetomamos a Páez de la Torre:Llegó así el mes de julio. ‘El ministeriome envió una comunicación que juzguéinconveniente: respondí y ahora de bonneencre 1 , como debía. Hubo reunión degabinete –la última del período– y fueresuelta mi destitución’. Pero el ministroRoque Sáenz Peña consiguió que la medidadefinitiva sobre el director de la Bibliotecase postergara por unos días. Fuesuficiente: ‘me desperté a la mañana porlos cañonazos del Parque, y mi destituciónfue arrastrada junto con los destituidores’.Los hombres del poderEn cuanto a su proximidad a los hombresdel poder, el hecho se dio por lacoincidencia de que los espíritus másdistinguidos del momento estrechanvínculos con este otro finísimo espírituque fue Paul Groussac. Y esos hombresson quienes en esos tiempos administranlos destinos de la nación.En cuanto a los dos presidentes, Avellaneday Pellegrini, ambos de su mayorintimidad, no fue Groussac quienbuscó acercarse a ellos, sino todo locontrario. Ya vimos cómo fue el ministroAvellaneda quien lo hizo llamaral muchachito escritor para conocerlo.En cuanto a Pellegrini, Groussac cuentaen Los que pasaban su primer encuentro.En un banquete de homenajea Pellegrini, el amigo común de ambos,Julián Martínez –“ese gran zurcidorde amistades”– se acerca a Groussaccon estas palabras: “Dice el gringoque quiere conocerlo”. Así Martínezlos presenta, y la inclinación del saludoprotocolar por parte de Groussacqueda desarticulada por “el zarpazo delgringo que lo estrecha sobre su pecho”.Lo que hará decir a Paul Groussac, alevocarlo años después, y ya muertoPellegrini: “quedé imantado para siempre”.Y después también dirá: el hombreque más he amado en esta tierra.Cómo habrá sido la amistad con Pellegrinique, cuando se casó María Groussac,la hija mayor (que después con sumarido Esteban Macías serán mis padrinos),justo en ese día su padre sufreuna indisposición y la novia es llevadaal altar por Carlos Pellegrini.Les cuento estas anécdotas porque quienesme distinguieron invitándome paraesta charla, me sugirieron que esperabanestos matices de cálida intimidad.El cierre de la revista La Biblioteca(1898)Retomamos el hilo cronológico de <strong>las</strong>actitudes de dignidad de nuestro defendido:ni “estratega” ni “piola”.No podemos pasar por alto (1898) elenfrentamiento con el ministro de InstrucciónPública, Dr. Luis Beláustegui,a causa del choque Paul Groussac-Norberto Piñero sobre el Plan de Operacionesatribuido por éste a MarianoMoreno, y cuya autoría es negada porel director de la revista La Biblioteca.Ante una nota de apercibimiento delministro, que es su superior jerárquico,Groussac responde en forma escuetaque la revista no volverá a salir.La profesora Bruno en nada valora ladecisión de Groussac como un acto dedignidad y valentía ante su superior.Ella no lo ve así y se limita a interpretarlocomo un gesto temperamentaldel director. En la conferencia enCeCTAF dijo: “nos muestra un poquitocómo era de carácter”.Es evidente que así, la profesora se enrolaen la leyenda del “ogro de Perú yMoreno”. Por nuestra parte aclaramosque el mote de “ogro” fue puesto comochanza y no como agresión por partede Ángel Estrada, un entrañable amigo.Aunque enseguida lo cazaron al vueloquienes estaban, ya desde entonces, alacecho de algo que pudiera servirlespara denigrar y desvalorar a Groussac; yle pusieron al mote vidrio de aumento,y lo repitieron y repitieron hasta consolidarel prefabricado mito. Pero nodebemos olvidar la explicación de laleyenda, que ha dejado el historiadorErnesto Palacio, confeso nacionalistacatólico, es decir, desde una veredaideológicamente opuesta a la de Groussac.En su artículo “La herencia deGroussac”, publicado en la revista católicaCriterio, inmediatamente despuésde la muerte (en junio de 1929) escribePalacio (agosto de 1929):Como todas <strong>las</strong> personalidades vigorosasy combativas que no temen alborotar <strong>las</strong>pasiones del clan, Paul Groussac sintióformarse a su alrededor, desde temprano,una leyenda. El odio y la envidia tejieron,con sus manos hábiles, la espesa tramade esa versión mentirosa cuyo objetoinconfesado era disimular, a los ojos delmundo, la verdadera fisonomía del nobleescritor que acaba de morir. A través dedicha leyenda, Paul Groussac aparecíacomo un hombre irascible y malvado,incapaz de simpatía, despreciador desu patria de adopción, profesional de ladiatriba interesada, vaso de hiel y de soberbia.Con el andar del tiempo, el mitofabricado por la vileza profesional de losliteratos aborígenes, se fue sustituyendopaulatinamente a la personalidad realen la mente de <strong>las</strong> nuevas generaciones.Todos nosotros alentamos, durante nuestrosbalbuceos literarios, una decididaantipatía por el “ogro de la Biblioteca”,a quien no habíamos visto nunca y aquien, por supuesto, tampoco habíamosleído... El amor por su obra nació, enalgunos, varios años después; y reciénentonces descubrimos la magnitud de laimpostura que se nos había inculcado...A Palacio (nacido en 1900) hay queubicarlo como unjoven de la generacióndel 22 (la valora la decisión de GroussacLa profesora Bruno en nadade Borges). Sería (el cierre de la revista) comouna segunda generaciónposterior tía ante su superior. Ella noun acto de dignidad y valen-a la de Groussac: lo ve así y se limita a interpretarlocomo un gesto tem-la del 80.A este mentís a la peramental del director.leyenda, no estáde más sumar el testimonio de GeorgesClemenceau. Durante su estada enBuenos Aires para el Centenario visita aGroussac en la Biblioteca, temiendo elriesgoso encuentro con el “ogro”. Algunosrepetidores de fábu<strong>las</strong>, que tal vezni habían tenido la experiencia de encontrarsefrente a un Groussac mansoni a un Groussac “ogro”, sin embargose habían encargado de anticipar, al futuropresidente de Francia, una imagenáspera y agria del bibliotecario. En palabrasclaras y actuales: “ le habían hechoel bocho a Clemenceau”. Pero estodejaría escrito en sus Notas de viaje porla América del Sud:Me arriesgué en el antro donde el monstruomás afable y sonriente me acogió apatas abiertas, con colmillos de azúcar yuñas de terciopelo. De esta manera quedéprisionero de la amable fiera (...)Groussac y su visión de la Unión Cívica(1919)Les traigo otra prueba contundente376 37706. Groussaquianas.indd 376-377 13/11/06 21:44:16

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