LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Nombres, linajes y recorridosNombres, linajes y recorridosLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Libertella es, inseparablemente,un teórico y un escritor,y como escritor hace esoque como teórico dice. Suescritura habla de proliferaciones,y ella misma prolifera;se deslumbra con opacidades,y ella misma sabe opacarse;dice el desvío, y ella misma sedesvía; postula que lo escritoviene de lo escrito, y ellamisma va y viene de escrituraen escritura. Menciona elgoce y es gozosa; y hablandode perversiones, se pervierte.Ve en la letra un dibujo, yademás de eso dibuja.Centro es lo que “toca todos los extremosa la vez” (EPRH, pág. 22) o conesta otra idea: que “la verdad de la redes puro agujero” (EAS, pág. 98). Porlo demás, Libertella no incurre en latendencia tantas veces vista de impostarel encomio dela proliferacióndescentrada, perohaciéndolo desdeun discurso perfectamenteestabley sosegado;no trajina la jergade la diferenciapero con palabrasde completaidentidad; nocuestiona la escriturainstrumentalpero con unaescritura instrumental;no hablade goce literariopero con palabrasanodinas; no exalta la opacidadpero desde un texto que aspira a latransparencia; no repite la prédica delfragmento pero para integrar un todo;no se planta en la crítica literaria mástradicional pero pretendiendo estaren un cruce de disciplinas. Libertellaes, inseparablemente, un teórico y unescritor, y como escritor hace eso quecomo teórico dice. Su escritura hablade proliferaciones, y ella misma prolifera;se deslumbra con opacidades,y ella misma sabe opacarse; dice eldesvío, y ella misma se desvía; postulaque lo escrito viene de lo escrito, y ellamisma va y viene de escritura en escritura.Menciona el goce y es gozosa; yhablando de perversiones, se pervierte.Ve en la letra un dibujo, y además deeso dibuja [Eduardo Stupía, nada menos,le da una mano, la de su mano(ver EPRH, pág. 6)]. Libertella dicebien, que le interesan los efectos parcialesy no <strong>las</strong> obras completas, y antesque el palabreo, el silabeo (el silabeo:otra vez Goyeneche, el último Goyeneche);y su lectura efectivamente astillay opera con una moral de la esquirla.Libertella reescribe, una y otra vez,y en esas reescrituras, en <strong>las</strong> que tantasveces habla de la diferencia, producediferencia. Se puede tomar por casosu consideración sobre Pierre Menard:que Pierre Menard produce una diferenciaen lo mismo de lo mismo. Perocomo el propio Libertella reitera estaidea, y la reescribe, y no la reescribesiempre igual, termina produciendo,también él, en lo mismo de lo mismo,una diferencia.III.Hay un dato que proporciona la mitologíagriega y que mereció, de parte deLibertella, tanto su notación como sureescritura. Ese dato dice que Hermes,el dios de lo secreto, era también el diosde <strong>las</strong> comunicaciones y del comercio.Si hay un credo en el proyecto críticode Héctor Libertella, es el del hermetismo(credo proferido, pero tambiénpracticado, porque la escritura de Libertellano favorece, y hasta inclusorepele, el sosiego de la comprensiónmás clara y más lineal). El hermetismodesaloja ese orden de certezas queprocura la interpretación clásica, conla promesa de aquietarse en un sentidoúnico y final. En su lugar, y en su reemplazo,el hermetismo instaura otromapa literario y otra tradición literaria,que resisten por definición ese modelode lenguaje útil, práctico, entendible,transparente, esos modelos de escrituraeficiente que son “prescriptos por elcapitalismo” (NEL, pág. 16). Esa normativizaciónde un estilo económico ysencillo, que favorece su consumo, pretendehacer de la literatura un elementode comunicación. La red herméticaviene por su parte a contrarrestar esta“ideología específica de la comunicación”(NEL, pág. 107), esta “histeriade la transparencia” (LSE, pág. 147).En su lugar activa la práctica de unaescritura oscura, incomprensible, ilegible,de puro idiolecto; un registro deescritura que es social, pero no por esosociable. De Jorge Bonino le interesaa Libertella que se mantuviese indiferenteal hecho de que lo entendierano que no lo entendieran, con lo que elproblema del sentido iba a parar a <strong>las</strong>rajaduras del sistema, a los confines dela comunicabilidad. De Mirtha Dermisachele interesa su trabajo con loconcreto del lenguaje, porque lo concretole ofrece resistencias al sentido.Libertella sueña un sueño de RolandBarthes (y lo cita): el de un mundoexento de sentido. Y también proponeuna imagen: la de unas piedras opacastiradas contra el vidrio transparente dela comunicación. Y agrega esta otra:la de la pena capital, una condena ala muerte lingüística, aplicada por lacomunidad bienhablante y bienpensantecontra todos los que hablan unlenguaje desviado.La red hermética (y en la red, sus agujeros)da lugar a otro tipo de mapa literario.Ese mapa quiebra felizmenteciertos hábitos de autosuficiencia argentinista,y se instala con claridad en ladimensión de la cultura latinoamericana(fuertemente recortada por Libertelladel colonialismo de Estados Unidos,país donde él daba c<strong>las</strong>es en los años setenta).El hermetismo, la artificialidad,la ruptura de linealidades, la muestrade la mecánica de producción textual,el barroquismo y el neobarroco, la extrañeza,la letra como cosa concreta, lostextos que reescriben textos: todo esova permitiendo la enhebración de otrocorpus, uno donde están MacedonioFernández, Lezama Lima, Severo Sarduy,Salvador Elizondo, Osvaldo Lamborghini,Reinaldo Arenas, ManuelPuig, Augusto Roa Bastos, Augusto deCampos, Enrique Lihn.La vuelta de tuerca que aplica Libertellaconsiste en admitir, y más queen admitir en propiciar, una improntapatológica para la pasión del juegohermético. Él mismo delinea la cadenade asociación del pathos: pasión, padecimiento,patología; para desembocarresueltamente en la figura radical delpatógrafo Libertella se aboca, con unespíritu completamente dichoso y paranada clínico, a considerar cada “patologíaliteraria” (LSE, pág. 17/8). En losbordes del hermetismo está la afasia, enlos bordes del hermetismo está el autismo;el idiolecto se resuelve como escrituraenferma o desviada, y acaba ganadapor (pero ganando a) toda la seriede los trastornos verbales. “La lenguadesvaría”, constata Libertella (EPRH,pág. 94); y es esa constatación la quele permite formularse una preguntadecisiva, cargada de tentación antesque de inquietud: “¿los locos son herméticos?”(EPRH, pág. 12; LSE, pág.246). La pregunta queda suspendida,vale decir sin respuesta; lo que solicita,en todo caso, antes que ser contestada,es ser invertida. Formularla en sentidoopuesto y preguntarse, también sin esperarrespuesta, si acaso los herméticosen cierta manera son locos.No se trata, aun así, de concebir una historiade la literatura como si pudiese seruna historia de la locura. La patografíatraza una línea demasiado irregular, demasiadoinconstante y demasiado sinuo-138 13902. Nombres, linajes y recorrido138-139 138-139 13/11/06 21:31:41
LA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006Nombres, linajes y recorridosNombres, linajes y recorridosLA BIBLIOTECAN° 4-5 | Verano 2006sa como para pensarla como una líneahistórica, o incluso para pensarla tansiquiera como una línea. Es otra cosa,que Libertella podría señalar mediantesu propia versión de la operación Menard.Libertella concibe a un Cervantesque contuviese dentro de sí a un LewisCarroll. Entonces habría que decir que,así como alQuijote se lesecó el seso detanto leer, haypatógrafos quede tanto secárselesel sesose pusierona escribir. Yescriben justamentedesde eltrastorno verbalde sus sesosya secados.Es evidenteque una historialiterariano se escribedesde ahí, queningún canonliterariopuede estabilizarseporeste medio. Frente al desvarío de estoslenguajes, frente a <strong>las</strong> patologías de lospatógrafos, es el Sentido el que definelo que es la salud, y la salud no suponeotra cosa que represión (por eso Libertelladeja otra pregunta más, tambiénsin contestar: “¿El canon reprime?”(LLA, pág. 77). Ese sistema de SaludPública (que Libertella atribuye, porejemplo, al boom) fija y estabiliza yesclarece sanidades, allí reposa el buendecir, allí habita el buen sentido. Lapatografía no le opone otro canon niotra historia (por lo demás, no podría).No le opone rectitudes alternativas,sino desvíos, desvaríos, extrañezas,hermetismos, su propia alienación lingüística,su propia perdición.Para Libertella, así es como funcionaBorges respecto de Macedonio Fernández:“Literatura versus patografíaen la <strong>Argentina</strong>” (LSE, pág. 222). <strong>Las</strong>palabras locales, enfermas de incomunicación,se curan en Borges. Y entonces,ya curadas, transparentes, se hacencentro y se internacionalizan. Borgeses el síntoma de esa enfermedad, la dela oscuridad del idiolecto, y por esomismo permite la curación. Desdeesta perspectiva, la literatura argentinase sana en Borges, porque Borges es supadre sanador.IV.Una de <strong>las</strong> líneas de tensión más tirantesde los debates estéticos del siglo XX–el que ubica en un polo a <strong>las</strong> vanguardiasy en el otro polo al mercado– nopuede no verse alterada bajo los términoscríticos de <strong>las</strong> lecturas de Libertella.<strong>Las</strong> cosas se plantean en sus textosnecesariamente de otro modo, todavez que la idea misma de evolución escuestionada (entonces la vanguardia yano es, ya no puede ser, lo que está másadelante) y toda vez que el mercado regulaincluso sus desvíos radicales.Se percibe en Libertella un acento descreídorespecto de la potencia corrosivade <strong>las</strong> vanguardias que ya fueron(como si prefiriese seguir el consejoque registra en una de sus nove<strong>las</strong>: “Unpoco de atención a retaguardia” (PPC,pág. 87). Los límites de <strong>las</strong> antiguasvanguardias, y aun cierta esterilidaden la recurrencia del vanguardismo,promueven en Libertella un tono másbien reticente en la constatación de quehay también una vanguardia sociable,bien dispuesta a comunicar, que cuentacon un “rol oficial” (NEL, pág. 41)ya programado y para la que el mercadoreserva un determinado circuito.No por eso, sin embargo, se pliega sinmás a la conclusión resignada de quea toda vanguardia le espera un destinode museo o de mercantilización, y enel desplazamiento “de la vanguardia alcentro” (LLA, pág. 80), que señala enlo que va de Macedonio a Borges, nodetecta un trayecto inexorable.La alteración medular de <strong>las</strong> proporcionescronológicas altera necesariamentelos términos en los que puede darse unsostenimiento teórico del afán de <strong>las</strong>vanguardias. Para Libertella, la vanguardiaya no es “lo que está más adelante”,sino “lo que está más íntimo” (NEL,pág. 34); y ya no es la anticipación, sino“lo más ancestral” (EPRH, pág. 35) (elpictograma, la vuelta al grafismo rupestre;pero también por caso una vueltaal antiguo español, o al barroco, o a lagauchesca). Es una lectura activa de latradición, reconociendo allí los procedimientosque sobreviven como ruinas;es saber apoderarse de una tradición,como hace Lezama, pero sin renunciara la propia patología.La idea de que “el mercado explica a <strong>las</strong>vanguardias mejor que <strong>las</strong> ideologíasy creencias que el<strong>las</strong> simulen asumir”(NEL, pág. 38) expresa hasta qué punto,para Libertella, lo que tantas vecesse dispuso como un drástico antagonismoadmite ahora cierta c<strong>las</strong>e de reformulación.Por una parte, no deja deser cierto que el mercado es un espacioal que se combate, pero por otra partedebe notarse que el mercado es tambiénun espacio en el que se combate. Así,por un lado, el mercado es el ámbitode la comunicación generalizada, el quedesea ante todo una escritura limpia ytransparente, el que evidencia que “laletra del loco no genera dinero” (EAS,pág. 85). Por otro lado, no obstante,<strong>las</strong> vanguardias de los años veinte sereconocen en el mercado, y allí se prevéigualmente una circulación para <strong>las</strong>nuevas vanguardias, y aun para el escritorherméticoexiste un mercadoepigonal (el de sucofradía). EntoncesLibertella sedecide y enfatiza:el mercado –dice–determina el lugarque le convienea la literatura encada momento,en toda obra hayuna apuesta marcadaen la mesade intercambiosy toda escriturapuede ser vistacomo pura estrategiade mercado.Plegándose a esaresistencia a cualquierconciliaciónque de por sí presuponetoda escritura hermética en suproclividad a lo ilegible, y plegándoseincluso a ciertas resonancias de <strong>las</strong> vehemenciasde los vanguardistas (ya searetrospectivamente o ya sea en la contemporaneidaddel Di Tella), Libertellapodría haber despachado la cuestión delmercado en los términos más esperablesdel liso rechazo y la completa exterioridad.Pero hace otra cosa, más complejay más interesante: advierte que el mercadoes atacado idealmente pero actúaen lo más concreto. Y en consecuenciaatiende, escrupuloso, a <strong>las</strong> vicisitudes deesa concreción, porque también en esesentido un texto asume una presenciamaterial.No es el éxito lo que introduceel mercado, no son <strong>las</strong> ventascuantiosas, ni la figuración, nila masividad: es la supervivencia.El artista del hambre esaquí una referencia no dichapero perceptible. Lo que haceel escritor en el mercado no esni triunfar ni renunciar, sinosobrevivir. Y lo que Libertellaconsidera entonces son “<strong>las</strong>posibles estrategias literariaspara sobrevivir en el mercado”(un poco en él, un poco contraél, un poco gracias a él), laastucia para hacer el propionegocio en un campo de posiblesnegocios, la perspicaciapara detectar qué vías de escapeofrece el mercado para susescritores desviados.140 14102. Nombres, linajes y recorrido140-141 140-141 13/11/06 21:31:44
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