Edição Nº 19 - Uneb
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Biología del monstruo: la identidad del otro en el positivismo del Cono Sur<br />
ras y angulosidades acentuadas”. Pero valga una<br />
aclaración: a medida que se apartaban de la región<br />
del Altiplano, esos rasgos, físicos y de carácter, se<br />
iban amenguando, algunos hasta parecían “simpáticos”<br />
(<strong>19</strong>93, p.37-72).<br />
Arguedas (<strong>19</strong>93) dedicó muchas páginas de<br />
su ensayo a esta caracterización, en la que no<br />
nos extenderemos; sin embargo, es notorio destacar<br />
que “la decadencia actual del indio”, para<br />
el escritor boliviano, se debía en gran parte al<br />
sometimiento violento que el “blanco” había<br />
ejercido sobre él. Se había aprovechado de su<br />
“superioridad” y por eso lo había maltratado.<br />
Lo contrario, sugiere el autor, podría haber derivado<br />
en un Monstruo domable y provechoso<br />
para el “blanco”. Pero como en Rodrigues, el<br />
factor criminal de su naturaleza obedecía biológicamente<br />
a su raza. Su debilidad moral y física<br />
era el resultado de la “brutalidad del blanco”,<br />
ante la cual buscó, “como toda raza débil, su<br />
defensa en los vicios femeninos de la mentira,<br />
de la hipocresía, la disimulación y el engaño”.<br />
(<strong>19</strong>93, p.62). Nuevamente aparece la mujer<br />
como referente de los vicios étnicos.<br />
Pero el problema central, para Arguedas, se<br />
constituyó en el “mestizo”: el Cholo, quien había<br />
heredado lo arriba mencionado del “indio”, más<br />
los defectos de la “hidalguía del conquistador”,<br />
tales como su tendencia a no cumplir con el<br />
deber y la falta de disciplina mental y moral.<br />
Arguedas llega aquí a su máxima aspiración<br />
intelectual, la comparación del español con el<br />
gentleman inglés: “No hay ningún tipo de nuestra<br />
América española que pueda igualarse a la<br />
superioridad del inglés.” (<strong>19</strong>93, p.75)<br />
En consecuencia, Bolivia se sumergía en la<br />
hegemonía del Cholo, el Monstruo de hoy y del<br />
futuro, que a través de la simulación (pretendiendo<br />
ser “blanco”), se estaba infiltrando en la<br />
mismidad.<br />
Sobre el “mestizo” como un degenerado:<br />
Carlos O. Bunge<br />
El problema de la homogeneización social y<br />
cultural de los positivistas, indispensable para<br />
construir la Nación que permitiría entrar en la<br />
modernidad internacional, se planteó “científicamente”<br />
para Bunge (<strong>19</strong>94) desde un macroanálisis<br />
rector: el estudio de las razas como el<br />
modo principal de entender las formas de<br />
participación y adaptación de los hombres al<br />
Progreso indefinido de la Historia. El concepto<br />
evolucionista de la biología se fusionaba con el<br />
referente cultural de la Historia: estudiar las<br />
razas a lo largo de su evolución-Historia (pasado-presente-futuro)<br />
le permitiría primero discriminar<br />
entre “superiores” e “inferiores”; y luego<br />
por un lado entre “atraso” y “Progreso”, y por<br />
el otro, entre “fatalismo” y “voluntad”. Al igual<br />
que otros positivistas, Bunge relacionó los<br />
caracteres físicos y psíquicos para delimitar<br />
rasgos típicos de cada raza.<br />
El Hispanoamericano era mestizo, enfatizaba<br />
Bunge. Era una “mélange”, “una ensalada de<br />
hombres y de cosas” que se había producido<br />
debido a factores manifiestos como ingredientes<br />
que resultaban en una composición psíquica<br />
de españoles (arrogancia, indolencia, indiferencia,<br />
uniformidad teológica y decoro), indios (fatalismo<br />
y ferocidad) y negros (servilismo y maleabilidad)<br />
(<strong>19</strong>94, p.97). Otra vez, los caracteres<br />
morales más bajos se proyectaban en el<br />
mestizo. “Como caracteres genéricos de todos<br />
los mestizos de Hispano América (...) citaré tres:<br />
cierta inarmonía psicológica, relativa esterilidad<br />
y falta de sentido moral” (p.121). Este<br />
mestizo se convierte en Monstruo cuando<br />
Bunge introduce su concepto de “degeneración”.<br />
Los híbridos hispanoamericanos eran<br />
“degenerados”, “ineptos para la propagación de<br />
la especie”.<br />
Luego de una larga, variada y dispersa<br />
caracterización de los vicios del mestizo, el<br />
abogado argentino, con un discurso lírico que<br />
rechazaría cualquier cientificista colega suyo,<br />
se interna en una radiografía psicológica que<br />
no puede evitar sin recurrir a las comparaciones.<br />
La mujer, esa Otredad conforme irónicamente<br />
en la ipsidad “blanca”, se constituye<br />
en el referente comparativo de los vicios<br />
étnicos: “es irritable y veleidoso como una<br />
mujer, y, como mujer, como degenerado, como<br />
el demonio mismo, fuerte de grado y débil por<br />
fuerza” (p.127). En síntesis, para Bunge, la<br />
58 Revista da FAEEBA – Educação e Contemporaneidade, Salvador, v. 12, n. <strong>19</strong>, p. 53-60, jan./jun., 2003