Edição Nº 19 - Uneb

Pablo Heredia
relación Mestizo-mujer-demonio se entrelaza
así, como un corpus de respuestas de
sobrevivencia (artimañas, manipulación,
simulación) del Otro para infiltrarse en la
ipsidad.
Conclusión
Hay una imagen previa del Otro, de aquél
que no formaría parte, ética y estéticamente,
de la ipsidad. La imagen del Otro se configura
con la proyección de todo aquéllo que la
mismidad no acepta. La imagen “científica”
del Monstruo, como reproducción y reflejo de
Otro que representa la “anormalidad”, se traspasará
a la imaginación, como una puesta en
escena de esa imagen, para que por fin, de forma
“objetiva” (la experiencia “positiva”) e
indiscutible (por “inobjetable”), pase a formar
parte del imaginario étnico moderno de la
Nación homogénea. 2
Los intelectuales positivistas construyeron una
dialéctica de la identidad social y cultural, desde
una imagen ética y estética del Otro como un
Monstruo étnico. El proceso de modernización
de la Nación, programado por las oligarquías
latinoamericanas en el marco de la construcción
de nuevas formas de sostener, relacionar y
proyectar el poder, precisaba crear otros fundamentos
– bajo el ala de la “experiencia positiva”
– de la existencia de los Monstruos. Pero a dicha
fundamentación se le agregaron las explicaciones
de las nuevas formas (las metamorfosis, las
mutaciones) que estaban adoptando esos
Monstruos y las que podrían adoptar en el futuro:
el mestizo se estaba configurando – infiltrando
– en la ipsidad a través de una astuta metamorfosis.
De allí la categoría de “simulación” que,
según los positivistas, se manifestaba en dos
órdenes: los mestizos simulaban éticamente
poseer los mismos valores morales del “blanco”-
europeo (cuando en realidad era sencillo descubrir
esa apariencia a través de las “patadas de
ultratumba”, es decir en el atavismo), y también
simulaban estéticamente, imitaban el refinamiento,
las costumbres y los acicates de belleza
corporal de los “blancos”.
El mestizo era para ellos el monstruo inmediato,
el que acosaba y subvertía los valores
éticos y estéticos (y ocultamente económicos:
hecho que dichos intelectuales obviaron interesadamente)
del poder. Cuando el Otro es la Otredad
sin más (completamente diferente y además
habitante de otro espacio territorial), el problema
para el Poder de la oligarquía no es crítico;
pero cuando ese Otro está emigrando hacia
la ipsidad, ésta corre el riesgo de esfumarse y
“pervertirse” en la Otredad. Entonces, repetimos,
se recurre a la categoría de la “simulación”
como un muro de advertencia: el Otro “simula”
(en un deber hacer) para ser Uno; o en otras
palabras, el Otro simula ser lo mismo que yo,
y eso me destruirá. Y al destruirme, hay Caos,
ya que Nosotros somos los únicos garantes
del Orden que instaura el Progreso y la
Modernidad.
Se trató, en suma, de interpretar (construir)
y denominar al Otro para colonizarlo, y por ende,
también, para caracterizarlo, tipificarlo, con el
único fin de “diferenciarlo”. Esta “diferencia”
delimitada desde una aprehensión de los
paradigmas de la mismidad, conllevó sin dudas
valores morales y estéticos que estaban vinculados
a un proyecto de esa ipsidad: apropiarse
del Otro, poseerlo y colonizarlo.
2
Reproducimos a continuación las definiciones sobre
Monstruo e imagen
que expone el Diccionario Hispánico Universal (edición
de 1961).
Monstruo: Producción en contra del orden regular de la
naturaleza. Cosa excesivamente grande y extraordinaria.
Persona o cosa muy fea. [el Diccionario de la Lengua
Española de la Real Academia Española, en su edición
revisada de 1992, agrega además: “Ser fantástico que causa
espanto”.].
Monstruosidad: Desorden grave en la proporción que
deben tener las cosas. Suma fealdad o desproporción física
o moral.
Monstruoso: Que es contra del orden natural. Enormemente
vituperable (decir a alguien vicioso o indigno) o
execrable.
Imagen: Del latín imâgo: figura, representación.
Imaginación: del latín imaginatio. Facultad del alma, que
representa las imágenes de las cosas. Aprensión falsa o
juicio o discurso de una cosa no real.
Imaginario: del latín imaginarius. Que sólo tiene existencia
en la imaginación. Que no tiene existencia real.
Revista da FAEEBA – Educação e Contemporaneidade, Salvador, v. 12, n. 19, p. 53-60, jan./jun., 2003
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